viernes, 23 de febrero de 2018

¿QUÉ HAY DESPUÉS DEL AMOR?

Después del amor hay
Un tóxico respiro
También una calle con menos obstáculos
Y suspiros
Y muchas horas para recordar
Arrepentirse y agonizar
En silencio o sollozando

Después del amor hay
Un sueño recurrente e insidioso
Y un despertar impotente
Y tembloroso
Que se diluye durante el día
Pero no deja de estar presente
Como gota fría
De pálido sudor.

Después del amor hay
Un tiempo a la deriva
Circunscrito a inhóspitos lugares
Y amigos que nos miran
Con ternura y compasión
Y seres queridos que tratan
De ayudarnos
A mitigar nuestros pesares
Y rara vez lo consiguen
Porque es demasiado
Fuerte el dolor.

Después del amor hay
Un período de espera
Una angustiosa convalecencia
Que a veces termina mal
Y otras veces se vuelve eterna.

Después del amor hay
Plagas y sequías
En el alma y en la piel
Y frustración
De los sentidos desmedida.

Después del amor… Ay
Es mejor no saber…
No sentir…
Decir adiós…
Perecer…
A menos que
Después del amor… Por ahí
Se encuentre algo mejor. 




Autor 
Antonio Carlos Izaguerri. 

NUESTROS ENCUENTROS.

Todo es relativo hasta el amor…
Me miraba en tus ojos,
y era todo lo que quería ver,
destellos de luz en tu mirada,
me rodeaban tus brazos y eras
todo mi mundo...
Nos reíamos por tonterías...
y así me di cuenta que contigo era feliz,
tu risa y mi risa eran como campanitas,
con un sonido angelical, era Dios,
que bendecía nuestro amor.
Nuestros encuentros...
Dios se reía con nosotros,
...Nos llegó a llamar par de locos,
así nos bautizó par “de locos”
Me encantaba llegar puntal a la cita,
al principio te hablaba con miedo,
con temor de no saber qué contestar,
Llegue a pellizcarme para poder creer
que hablaba contigo, contigo a quien
en mis fantasías deseaba,
buscaba en tus poema algo para mí,
y pensar que después fuiste todo mío,
todo de mí, cada noche,
cada día, de cada hora, de cada minuto.
Como quieres qué no te ame,
si me hierve la sangre cada vez
que estoy junto a ti, de pasión,
es una tortura querer quedarme contigo
abrazada a ti, sin sexo,
sólo abrazados al amor de los dos,
en tus brazos y en los míos,
en tus ojos y en mis ojos,
en tu boca y en mi boca,
ser tu aliento, ser tu vida, ser de ti...
Toda de ti, de nadie más,
ni con el pensamiento.
Anhelos de quedarme en tu piel,
en tu carne, en tus miedos de niño,
en tus locuras de hombre enamorado,
en tus fantasías conmigo, contigo,
en tus años que te faltan por vivir,
me veo contigo, me sueño contigo,
me abrazo a ti cada noche
me quedo en tu pecho,
soñando un cielo nuevo para ti y para mí,
lo hablaré con Dios para ver si hay un cielo,
para estos “dos locos” bautizados de sueños,
llenos de anhelos por vivir los dos juntos.
¡Te Amo, Amor!




Autor 
Antonio Carlos Izaguerri. 

TÚ... MI TARDE.

¿Qué puedo decir, no digo nada?
¿Mi silencio elocuente perturba tu oído?
¿Qué puede expresar la boca cerrada?
¿Continuo, o me doy por vencido?

La angustia diaria de mirarte
pareciese infinita e interminable
como el anhelo de poder amarte
en este mundo inasible y friable

Cayendo ante la noche como una sombra
desato mis cadenas oxidadas
en silencio sepulcral mi voz te nombra
entre días y noches sepultadas

No necesito ninguna excusa
para decir te amo, para decir te quiero
lo veo escrito en la niebla difusa
Tu eres mi tarde, porque en ti muero.




Autor 
Antonio Carlos Izaguerri. 

LOS AEROPUERTOS DEL ALMA.

Contaré a todas las flores,
que las nubes en tu espalda,
son la lluvia que recoge,
los ciclones de mi casa.
Que te conocí una noche
y entendí que te buscaba,
entre océanos de cobre
y en la pólvora mojada.
Tú jugabas a ser hombre
y la barba te engañaba,
ibas ciego en los balcones,
creyendo que ya reinabas.
Vi pasar cien mil aviones,
mientras que tú te acercabas,
y el destino quiso entonces,
que con otra tu bailaras.
Allí presa en las pasiones,
de un amor que se alejaba,
mandé un cheque con honores,
al cupido que me odiaba.
Probablemente lo ignores,
desde entonces te soñaba,
y sufría en los rincones,
al saber que en mí no estabas.
Tropezando en tus renglones,
siempre a golpe de miradas,
silencios que no se comen,
cartas que no se mandan.
Un día de lluvia a las doce,
desnudos en la terraza,
lloramos por cada roce,
sin saber que nos pasaba.
Y dirán que éramos jóvenes,
todo aquel que siempre manda
y que esa clase de amores,
le divierte a la nostalgia.
Y yo sé que en cada choque,
de tu piedra a mi ventana,
era como andar en coche,
por la luna abandonada.
Se morían caracoles,
en la orilla de tu playa,
cada vez que las canciones,
solo a mi te recordaban.
Una década de soles,
que sin líneas deambulaban,
caprichosos corazones,
que con otros se enredaban.
Te vi marchar sin más norte,
que una maleta de rabia,
estrujando el pasaporte,
por si acaso no abordaba.
Tantas curvas en el bosque,
y cuando ya no dudabas,
era tarde para Londres,
tú volvías a La Habana.
Nadie cuenta los horrores,
del sentir que no se acaba,
o quizás somos leones,
confundidos por manada.
Fueron meses de derroche,
con cuarenta mil llamadas,
hasta que volvimos torpe,
hasta la última palabra.
Convencidos por las voces,
de la conciencia más clara,
la tregua venía acorde,
a los vientos que soplaban.
Era triste ver que el molde,
de tu cuerpo me acosaba,
que me abrazaba a los postes,
y alguna vez los besaba.
Que perdí mis ilusiones,
y me volví más humana,
encerrada en los rencores,
de una vida tan prestada.
Ya con treinta y más razones,
y una suerte más cercana,
otro encuentro de relojes,
en la calle equivocada.
Si te acuerdas de mi poses,
para parecerte guapa,
una que siempre se pone,
más años por si no basta.
Tú riéndote del mote,
que hace años no escuchabas,
y yo viéndote más noble,
de lo que te recordaba.
Ibas hablarme de brotes,
de primaveras mojadas.
Y viste cuatro estaciones,
con un beso de volandas.
El agua volvió a mis montes,
las sombras a su cabaña,
entre abrazos y temblores,
confesé que te esperaba.
Que un amor nunca se rompe,
que los cristales se empañan,
que la marea y sus botes,
aterrizan cuando hay calma.
Libres ya de embarcaciones,
de puertos y retiradas,
un te amo y no me llores,
como promesa callada.
Y los amantes veloces,
se convirtieron en llama,
el malecón y las torres,
los aeropuertos del alma.



Autor 
Antonio Carlos Izaguerri. 

martes, 20 de febrero de 2018

LUNA DEL OLVIDO.


En esta noche de luna
Tú mirada mi corazón extraño
Y la luna del olvido con su luz,
Tu recuerdo cubrió.

El polvo del tiempo cubrió tus promesas
Y la luna del olvido enmarco tu recuerdo
Que me hizo derramar lágrimas
Al recordar tus besos.

Al despertar, tú ya no estabas
Y mi alma te extraño
Falto el calor de tu cuerpo en mi cama
Pero cual ladrón, bajo la luz de la luna
Sigilosamente se marchó. 




Autor 
Antonio Carlos Izaguerri. 

UN PAR DE PROMESAS.


Con todo mi cariño a mi amiga Nieves, de Pamplona.

Solo te prometo un par de cosas
Que a muchos no enamoran,
Solo lo tratan como manipulación
Y un objeto de diversión

Solo te prometo un par de cosas
Como cuidarte y quererte,
Acompañarte y ser tu oyente,
Aconsejarte y escucharte,
Divertirnos y enloquecernos.

Solo te prometo un par de cosas
Que aunque no sea un girasol
Siempre te otorgare una rosa,
Y con sus pétalos armare tu corazón,
De alegrías y vivencias,
De recuerdos y emoción.

Solo te prometo un par de cosas
Mi cuerpo se volverá tu pañuelo
Y mi alma se volverá tu refugio,
Seré tu protector
Y te volverás mi eterno amor.

Solo te prometo un par de cosas
Sinceridad y realidad,
Paciencia y ternura,
Sarcasmo y locuras,
Solo queriendo hacerte reír
Para que logres olvidar
Los momentos que te causan malestar.

Sé que no te ofrezco una estrella,
O te juro amor eterno
Bienes o vanidades,
Solo un simple obsequio
Abre mi corazón
Y descubrirás el verdadero amor.




Autor 
Antonio Carlos Izaguerri. 

AROMAS.

Olor a casa antigua de altos techos.
Cerradas celosías.
A cuero de las sillas de madera.
A anciana, que refuta mi derecho
de desorganizar las chucherías
que cubren cada mueble cual si fuera
ceniza que caía.

Olor a tía vieja,
a visita, a casa con liturgia,
a próceres e historia,
a sables corvos que alguna metalurgia
patricia forjó para la gloria.
A café de pocillo en la bandeja.
A vitrinas cerradas que reflejan
retazos de memoria.

¿A dónde estás ahora, Tía Amada?
Tus frágiles muranos, ¿dónde están?
¿Se los diste a tu abuelo, el Capitán
cuya sangre regó Cancha Rayada?
Ese aroma a lavanda
que asocio claramente a tu mirada,
tu mirada cansada,
y tus historias siempre renovadas
que siempre vuelven como nube blanda
los dieciochos de marzo. Seguirán
poblando mi memoria. Aquí están.
Aunque ya son recuerdo. Ya son nada.



Autor 
Antonio Carlos Izaguerri. 

COMO AYER.

Busco aquel camino recorrido y cansado
el tiempo que deje atrás
el mundo que llamamos pasado…

Y cuanto quisiera ahora, dar vuelta al reloj
hacer lo que no hice, siendo capaz
más trágico aun, cuando en mi ahora
tú, ya no estas.

Mil lamentos consumen este presente
porque no hice, por ti más…
en cada sueño pendiente
hay una lista contigo ausente
que, al espíritu, no deja consolar…

Pero la vida dará revancha,
Quizás realizar aquella meta latente
recuperar los pasos pedidos,
tal vez una vida que no es vida sin ti,
en mi presente.

Y quiero llevarte, de mí feliz pasado
hacia un futuro soñado
de aquella vida que se escapo
de aquel porque volveré
y juro que te encontraré
para así sentirme realizado…




Autor 
Antonio Carlos Izaguerri. 

EN EL PRESENTE, AQUÍ Y AHORA.

Si el sentimiento
Entre los dos es tan grande,
En cada uno irradia una luz,
Que refleja un “Circuito cerrado”,
Significa que es
El gran poder que tienen dos almas,
Pueden ser gemelas
O a fines.

Lo importante es
Que en el presente
Aquí y ahora,
Hay un gran sentimiento
Que va más allá
De lo que decimos o hacemos
Porque cómo seres humanos
Tenemos la facilidad
De mentir, de engañar.

Pero esto emana del espíritu
Va más allá
De lo que podemos;
Ver, escuchar y sentir,
En los momentos
De dificultad, ausencia…
Es cuando por fin,
Sobresalen por impulso
Los verdaderos sentimientos,
Eso… es “fácil” (aparentemente),
Lo difícil es reconocer y aceptar,
Lo que se tiene
Pero sobre todo lo que se siente.

En el presente aquí y ahora,
Estamos vivos…
Aun podemos remediar todo,
Sanar las heridas,
Comenzar de nuevo,
Uno enseñando al otro
Y viceversa,
Para no cometer
Los mismos errores,
“Querer es poder”.



Autor 
Antonio Carlos Izaguerri. 

DE MENOR A MAYOR.

Te regalo la luna,
Esa última que no miré,
Esa que quisiste ver conmigo.
Te regalo la estrella,
Esa que es la más brillante,
Esa que te cumplió un deseo,
Te regalo este cielo,
Ese que admiró tu vuelo,
Ese desde el que te miro.
Te regalo el sol,
Ese que calienta tu piel,
Esa que me entibió a mí.
Te regalo el aire,
Ese que besa tus mejillas,
Ese que te lleva mis besos.
Te regalo el mar,
Ese que acogió tu llanto,
Ese que lo volvió marea.
Te regalo mis brazos,
Los que te han abrazado,
Esos que te han de aguantar.
Te regalo mis manos,
Las que las tuyas han tocado,
Esas que te han de cocinar.
Te regalo mis piernas,
Las que hasta ti han caminado,
Esas que te han de seguir.
Te regalo mis ojos,
Los que te han admirado,
Esos que te han de velar.
Te regalo mi boca,
Esa que ha dicho tu nombre,
Esa que no habrá de olvidarlo.
Te regalo mis dedos,
Esos que has admirado,
Esos que te han acariciado.
Te regalo mis labios,
Los que besan tus mejillas,
Esos que muerdo al verte.
Te regalo mi espalda,
Esa que has mirado,
La que espera tu abrazo.
Te regalo la luna,
Esa que a veces admiras,
Esa desde la que te miro.
Te regalo la luna,
Esa que a veces olvidas,
Esa con la que velo tus pasos.
Te regalo lo que ya te regalaron,
Eso que ya tienes,
Eso además de mi vida.




Autor 
Antonio Carlos Izaguerri. 

domingo, 18 de febrero de 2018

NUESTRA PLAYA.

Con esta larga soledad que me atribuyes, quizás más allá de una inofensiva utopía, esta prisión de mi alma, que a tu modo de ver forma ya parte indisoluble de mi vida, plena de melancolía y de pesadumbre, piensas que la vivo de forma impasible, como si un siniestro decorado, conformara toda la trama de mi existencia, intentando apagar mis ansias y anhelos que como desaforados torrentes corren libres ya, en imaginarios oasis para ti desconocidos.

Me asaltan remotos recuerdos que se acurrucan en mis entrañas, como trozos de mi memoria que luchan por salir a flote en este batallar sin tregua por descubrir un nuevo cobijo donde esparcir y mantener intactas todas mis añoranzas e incumplidos deseos, surgidos en momentos de puras y amorosas melodías.

Me veo capaz ahora, de arrebatarle a la vida en cualquier momento, todos los acordes de una dulce sinfonía para romper está injusta soledad que me adjudicas. Y me pregunto: "¿dónde fue a parar, tu ausencia, amor ausente?" Pues en todo mi mundo siempre brilla la luz de tu inolvidable presencia.

Yo, sí quisiera llegar a la nueva primavera con soles y cielos pintados de azul de amor, en los que sólo brille tu lucero en las noches muertas de mi firmamento y me duele tanto el alma de nombrarte, que temo llegar a ti, sin afligirte en tu confortable y plácida morada, desde la mía, vacía y por tan poca luz iluminada. La ruinosa estancia de tu ausencia, donde se aja el tiempo de los nuevos deseos, sin lograr dar con el principio, ni el fin de nuestra nada.

Tu cuerpo era el oasis de todas mis dichas y yo, valiente trashumante todavía, sigo recorriendo tu camino rociándolo de besos para no olvidarte, pues no conozco otro remedio que logre curarme de todos mis enfermizos anhelos.

Porque tú eres la ventana por donde me adentro hasta tu alma que deambula por toda mi casa, acercándome yo cada vez más, a la orilla de tu vida y poder así oír el eco del rompeolas de una calmada playa, donde olvidarme del olvido de la nada sin ti.



Autor 
Antonio Carlos Izaguerri. 

domingo, 11 de febrero de 2018

PROMESA DE AMOR.

Soy un poeta desconocido,
Un enamorado cualquiera
Quien escribe por amor,
Aunque a veces por dolor.

Hoy escribo pensando en el amor,
Lo lindo que sería
Ver tu carita cada día,
Imagino caer la tarde,
El cansancio lo olvido
Con tu presencia,
Me imagino días de locura
Como días con ternura.
Te daría ratitos de enojos,
Nada que pudiera dañarte
Repararlo con un beso
Esperando tu regreso,
Recitarte un Te Quiero
Y una linda flor,
Con amor lágrimas de todo tipo,
De alegría o de nostalgia…
Seguro que lucharé
Por hacerte feliz cada día,
Pues es amor verdadero.
Mis manos no serán para lastimarte,
Sino para luchar juntos
Y ser felices.



Autor 
Antonio Carlos Izaguerri.  

UNA NEGRA EXPERIENCIA.

Negra su piel sedosa
como negra sus miradas
negras las manos tomadas
mientras negra es su rosa.

Negros cabellos rizados
con negro lienzo cubierto
tus negros recuerdos cierto
serán negros sentimientos.

Negra debe ser tu alma
con un negro cariño guardado
en un negro corazón amado
con una negra paz en calma.

Negra fueron tus raíces
siempre el blanco le puso cota
orgullo negro sin matices
entre blancos se te nota.

Muchos blancos al morir
en negra urna partieron
como queriendo decir
negra vida ellos vivieron.

Un ángel negro recibirá
alma negra nunca  manchada
te llevará a tu negra morada
con brillantes luces te alumbrará.




Autor 
Antonio Carlos Izaguerri. 

ALGO ME HACE RECORFAR.

Algo me hace recordar
de rostros fatuos ebrios de miedos
de miradas que se mienten a sí mismas

Máscaras vacías
que disimulan su reflejo del otro lado del espejo

Muertes anunciadas en cada línea de la vida
como recordatorio de abismos
que le temen a su propio tiempo.

Caras hirsutas que prefieren los cristales rotos de un antifaz
para ocultar sus verdades,
sus odiseas.

Algo me hace recordar de leyes inviolables
que se cumplen aun cuando no las vemos

Y que en cada cara oculta se esconde un infierno o su propio cielo.




Autor 
Antonio Carlos Izaguerri. 

SOÑANO UN SUEÑO.

Estuve soñando un sueño
y en el sueño estabas tú
que de tu amor me sentía dueño
y de mi amor eras dueña tú.

Que nos amábamos locamente
nos entregamos a la pasión
tu cuerpo y mi cuerpo solamente
y el recuerdo de aquella canción.

Quería seguir eternamente
soñando siempre este hermoso sueño
donde éramos uno en cuerpo y mente.

No me despierten si es este sueño
quiero soñarlo plácidamente
seguir soñando será mi empeño.




Autor 
Antonio Carlos Izaguerri. 

TU AMOR, NUESTRO AMOR.

En cada amanecer,          
el beso de tu mirada me llena de amor,
el cual me hace gozar el dìa.

Y la jornada la disfruto,
sintiendo que se acorta,
todo por volver a verte al final de ella.

Y asì a besar otra noche,
qu nos acomoda en su ìntimo silencio,
en la calidez del hogar ,
este que se llena de luz que brota de nuestros corazones.

Que preparan el nuevo amanecer,
donde el amor sigue reinando en nuestros ojos,
y las manos y el cuerpo en su total encanto se unen,
del amor del cielo, que nos alberga y alimenta.

Tu amor , nuestro amor,
brota con nuestro mirar. 




Autor 
Antonio Carlos Izaguerri.