Mirándome al espejo,
mojando mis labios pensando en tu silueta
he dejado que habites en mi pensamiento,
he dejado volar mi imaginación,
tan sólo para verte entrar en mi alcoba
y sentir tu manos como viento
acariciando mi más íntimo secreto.
mojando mis labios pensando en tu silueta
he dejado que habites en mi pensamiento,
he dejado volar mi imaginación,
tan sólo para verte entrar en mi alcoba
y sentir tu manos como viento
acariciando mi más íntimo secreto.
Sin pensarlo
mi sexo comienza a reaccionar,
quiere estar empapado de ti cada minuto que pasa
me comienzo a imaginar tu cuerpo sobre el mío
deseando lo mismo que el mío,
besos, abrazos, caricias ... el preámbulo perfecto,
por un instante me dejas sentir la humedad
lo puedo palpar con mis manos,
y así comienza la danza de cuerpos
que se desean mutuamente,
puedo sentir lo lento y suave
del vaivén de tus caderas
que van al compás de tus jadeos
una explosión de gemidos
me dejan saber que estamos
en el máximo de hacer nuestro el universo,
el néctar de los cuerpos a punto de llenarnos
para terminar en éxtasis,
un suspiro y un te amo susurrado al oído
y dos cuerpos paralizados
en el hecho de la sábanas han perpetuado sus encantos.
mi sexo comienza a reaccionar,
quiere estar empapado de ti cada minuto que pasa
me comienzo a imaginar tu cuerpo sobre el mío
deseando lo mismo que el mío,
besos, abrazos, caricias ... el preámbulo perfecto,
por un instante me dejas sentir la humedad
lo puedo palpar con mis manos,
y así comienza la danza de cuerpos
que se desean mutuamente,
puedo sentir lo lento y suave
del vaivén de tus caderas
que van al compás de tus jadeos
una explosión de gemidos
me dejan saber que estamos
en el máximo de hacer nuestro el universo,
el néctar de los cuerpos a punto de llenarnos
para terminar en éxtasis,
un suspiro y un te amo susurrado al oído
y dos cuerpos paralizados
en el hecho de la sábanas han perpetuado sus encantos.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.