Divago a la ausencia de tus manos,
encuentro en mí, polvo viejo,
ausencia de muchas horas
y retoño de mis sentimientos.
La hora acaricia la siesta
los libros reflejan la armonía
escucho la canción de antaño,
y el recuerdo me parece extraño.
Hay orquídeas a la orilla de la peña,
rosaleda desnuda en el invierno,
vidas con fragancia a cardos
e ilusiones olvidadas en acuerdos.
¿Será qué eres piedra orgullosa?
Sembraré oleajes dentro de tus ojos
quizás sea como las primaveras
y de invierno mi sentir se muera.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri