miércoles, 22 de abril de 2020

PRIMAVERA.

Me imagino tu perfume en mi campera,
Yo que soy alérgico a la primavera
Porque rompiste todas mis barreras,
Porque yo soy feliz con que me quieras

Nunca entendí como siendo un cualquiera
Tú me miraste a mí como si fuera
La solución a todos tus problemas,
Pero si es así me convertiré en lo mejor que pueda …

Brindarte. Levantarme, besarte, sentir tu piel,
Repetir lo de antes, decirte que
Tú en mi vida eres arte,
Y al lado tuyo estoy seguro que mi mundo va a andar bien.

Los tiempos son muy complejos, eso puede ser.
El mapa nos puso lejos, pero creo que
Estoy celoso del espejo,
Porque a pesar de estar quieto él si te puede ver.

Me imagino mi perfume en tu campera.
Ya no soy alérgico a la primavera,
Y estoy seguro que aunque así lo fuera
Te elegiría también.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

HAY FIESTA.

Hoy me duele el pecho,
es un sustito intenso
siento que la respiración
y los suspiros se hacen eternos.

Veo a mi alrededor
y todo se ve nublado,
 de nuevo respiro.

Es un respiro profundo
que toca el alma.
Esto no me opaca
más bien siento alegría.

Amor de mi vida;
amor de mi corazón,
amor de mis días;
amor definitivamente
por siempre.

Hay fiesta en mi vida,
hay fiesta en este día;
hay amor en mi corazón,
hay me siento vivo por tu amor.



Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

BAJO LA LLUVIA.

Bajo el paraguas,
son las gotas de lluvia
dulce armonía.
La música del agua
libera paz en mi alma.

Bajo la lluvia
las flores del naranjo
lavan su cara.
Dulce azahar comparto;
ellos néctar, yo aroma.

Lluvia de abril,
suave aire de nostalgia,
mi pensamiento.
Voy haciendo camino
recluido en mi nido.

Lluvia y silencio,
abril se orna de flores,
yo, de esperanza.
Silencio, hoy impuesto;
mañana liberado.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

MIS PENSAMIENTOS AL ANOCHECER.

Un viento frío y silencioso que se derrite en las verdes y señoriales colinas de un áureo paisaje vespertino, revive mis memorias cual pálpito de huellas fugaces, cual mudo canto de brillos lacrimales, cual lienzo de pensamientos pétreos en la incompletitud de las respuestas ausentes que nutren a mil preguntas naufragantes.

Un cielo ya nublado que bebe tenuemente las últimas caricias crepusculares del horizonte terso, se envuelve en el manto silencioso de un anochecer que llega con pasos de un tiempo somnoliento y desgastado, mientras mis recuerdos y mis anhelos juegan en el espejo acuífero de aquellos sueños distantes, borrosos y olvidados; sueños que luchan por romper las agrias cadenas de la lejanía durmiente, y así escapar de la sofocante prisión de un olvido silente y congelado.

Las estrellas ya tejen su llovizna de luz serena que envuelve a las nubes nocturnas en sus pasos fragantes y apresurados, como si le rindieran pleitesía a la bella luna risueña que destila su brillo sedoso y perfumado; así mis pensamientos se funden en el cuadro nocturno viviente que despliega su arte natural y perlado, con toques magistrales de un ensueño vibrante, en un tiempo cristalino y renaciente cual fresco fuego satinado.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

QUISE RASGAR EL SILENCIO.

Quise rasgar el silencio
y las legañas de tus ojos
como un ruiseñor enamorado.

Y es que quería que mi voz te llegara
y encantara,
que formara parte en tus oídos
de unas olas de vals que te envolvieran
y te llevaran a ese baile, en el lago,
de mis sueños.

Corrí los visillos del otoño
y pasé de puntillas
por la sala gris del invierno.

Busqué la primavera lejana
con mis ojos temblorosos
y la coloqué a tu lado,
bajo el manto de los sueños.

Afuera llovía
y las gotas, con su llanto,
dejaban una dulce melodía
que trepaba, como una yedra infantil,
hasta tu alma.

Yo te miraba y te hablaba, en el silencio,
te contaba relatos y cuentos
que había leído,
y otros que me inventaba,
mientras buscaba tu sonrisa.

Pero tú, adormecida en mis murmullos,
simplemente descansabas.

Yo imaginaba que estabas
sintiendo mis palabras,
que ellas eran, como una brisa templada
que buscaba la caricia que llenaba tu alma,
la llama parpadeante
que cerraba tus pupilas,
y quizás, también,
la sonrisa de la luna
al posarse en tus labios.

Pero recuerdo que lanzaste un suspiro
y que luego pude rescatar
unas palabras que susurraste
al silencio de la noche.

Entonces la voz que te hablaba
y te contaba aquellas cosas
se quebró en la garganta
y sencillamente te miré,
besé tu frente
y recogí aquel instante
en mis recuerdos,
para llevarlos conmigo,
hasta mis sueños.





Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

AMOR OCULTO.

Yo lo guardo muy en mi interior
y no quiero grito que lo revele,
y ni las montañas me digan su nombre:
que escucharlo, me rompe el corazón.

Un amor así, caería yo en una ruina,
si ella supiera mi amor a ella encendida,
no quiera Dios, me odie mi querida.
Un amor imposible, ni mi imaginación.

que ya considero por hecho,
ya no verla ni en pintura
y mi amor ya está seco
como el sabor de una piedra en el desierto.

Ya no cabe en mí, pues, amor oculto,
que estas palabras son verdaderas,
como auténtico es este amor caluroso.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

MI PALABRA ES MI ESTAR.

Nuestra realidad es nuestra totalmente
y no debemos hacer dejación de ella en absoluto.

En el principio era la palabra.
Y con las palabras nos entendimos …
nos entendíamos.
Ahora no.

Ahora está de moda que los que nos gobiernan …
celebren la confusión con la palabra
Y traten de disfrazarnos la realidad.

La palabra puesta al servicio del ande yo caliente,
de la mentira embriagada de prepotencia,
de esos que cada vez que mueven la lengua …
traicionan a la razón y … ¡tiranizan!

No me gusta, no me gusta, no me gusta.
No me gusta que me quieran confundir,
No me gusta el cielo que me venden.

Soy consciente de mi infierno terrenal
y quiero ser doblemente libre en él.
Libre en mi ser y libre en mi palabra.

¿Y tú?.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

CAMBIOS POR TI.

Créeme que todo lo que has logrado nunca lo entenderás,
has creado en todo mi ser nuevos estándares,
rompiste un círculo vicioso que me obligaba a seguir,
has desaparecido mis malas costumbres,
llegaste a romper todas y cada una de mis creencias.

Día a día me renuevas y me haces alguien mejor,
me haces replantear ideales y nuevas metas crear,
no sabes cuánto agradezco que hayas llegado,
tan importante eres que te has convertido en mi prioridad.

Agradezco el tiempo que me dedicas,
y las lecciones de tu vida que me platicas,
aprendo tanto de ti que no lo alcanzo a describir.

Por favor quédate a mi lado,
por favor sígueme explicando,
y pase lo que pase recuerda,
que ya eres importante en mi vida.





Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

UNA RÁFAGA DE AMOR.

Se hace presente el pasado,
cuando la niebla se espesa
y es más clara la certeza,
de la idea que está presa.

Bulle en alocada feria,
la mente que se libera
y es más fácil ser cometa,
que frágil brizna que vuela.

Una ráfaga se cuela
de nostalgia, sin cautela
y un huracanado viento,
se filtra en la duermevela.

Hierve el verso que se expresa,
caleidoscopio que piensa
y se rompen las compuertas,
de la mente que navega.

La clara Luna se queda,
ensimismada y traviesa,
entre las risas burlonas,
de las neuronas que piensan.
En su cuerpo gordezuelo,
la humanidad se refleja,
destellos de la esperanza,
que en la noche se liberan.

Crece el sueño alimentado,
por la calma que le acecha
y se torna emocionado,
por la suerte venidera.
Variopintos pensamientos,
que danzan, saltan y vuelan,
como juguetonas aves,
de multicolores prendas,
vestidas para la fiesta.

De puntillas va llegando,
como un ofidio que repta,
sigiloso y en silencio,
con mesurada insistencia,
el verso que se desliza,
con infinita paciencia.
La rima envuelta en laureles,
sobre su elevada testa.

Un vendaval que se lleva,
el polvo de la miseria
y con su ciclópeo abrazo,
arrulla a quienes se acercan.
Una ráfaga de amor,
cruza en silencio la puerta,
donde habita el corazón,
para sembrar su cosecha.





Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

VOLVER A VERTE.

Un día, si te vuelvo a ver.
En algún lugar de esta ciudad
O de cualquier otra
Y no estoy enamorada
de otro hombre.
Y logras darte cuenta
tú también, que estoy ahí.


Te voy a sonreír.
Y sí después de eso,
Tú sonríes  también.
Me gustaría pensar que
No estás enamorado
de otra mujer.

Para poder correr hasta
donde te encuentras,
lanzarme a tus brazos
y colgarme de tu cuello.
Para besarte toda la cara
Y mirarte a los ojos de nuevo.

 Un día, si nos volvemos
a cruzar en el camino.
Seguramente será, 
Porque no regresaste conmigo.
Aunque te casaste con otra
Igualmente lo intento,
te sonrío.

Quisiera pensar, que ella
Si logro hacerte más feliz.
Entendió como deben embonar
sus piernas, con las tuya.
Encontró el orden para contar
todos tus lunares.
Y Conectó todo su espíritu
con el tuyo.

Para que no me sonrías
O te des siquiera cuenta
de que estoy ahí.
Mirándote.

Entonces me voy a ir,
No quiero decir huir
Y no volver a verte
 Solo hasta perderte
entres la gente.
Como una vez te perdí
Con todas mis ideas
de la Mente.
Vuelve.



Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

TUS LATIDOS.

Presiento que soy capaz
de percibir tus latidos
de imaginarte a mi lado
escuchando tus suspiros.

Comprendo que estando cerca
nuestro amor se ha reforzado
cuando en la noche me envuelves
me siento fuerte y amado.

Mientras sintamos que es cierto
el amor que nos ha unido
seguirán los sentimientos
forjando nuestro destino.

La silenciosa armonía
con que has robado mi alma
ha dado forma a mi vida
devolviéndome la calma.



Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

TE ESCRIBO.

Te escribo sin pensarlo demasiado,
sin saber qué es lo que viene,
sin querer moverme de tu lado,
porque a veces decirlo cuesta
y cuesta tanto,         
que quizás me cueste el alma  y termine destrozado 

que quizás tus ojos me engañaron,
me atraparon de tal forma
que creí haberlos ganado,
me creí dueño de un mundo
que yo mismo había creado

es que soy así,
tan terriblemente desordenado
tan cambiante y desorientado,
por el día tan pasivo
y por las noches desvelado .

Regálame una sonrisa, de las que me apacigua el temor,
regálame lo que tengas
de seguro es lo mejor
regálame una caricia  que me calme este rencor,
regálame la distancia que me enseñe a estar sin vos,
y no hay consuelo que me ablande y me haga a un lado,
porque te siento más que nunca,
o como siempre,
y más que nunca y como siempre,
me  tendrás aquí esperando
Por haber sido cobarde  pido perdón,
me escapé de vos cuando no debí soltarte,
desubicado soy  en cuestiones del amor.

Me mordí más de una vez,
y por aguantar en mitad del camino me quedé,
no supe sufrir ni disfrutar,
intenté calmarnos  y te lastimé.  

Te escribo sin certeza alguna   

Te extraño desde donde estés.  



Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

TODO DE MI TODO.

Te hiciste ansia en mi vida,
hora oculta de un día por llegar,
ilusión e historia no concluida
cual verso inédito por editar.

Y estas inmersa en cada instante,
que contigo o sin ti ha de pasar,
y se irá cual solitario viandante,
porque tú en mí has de quedar.

Es a veces agobiante la ansiedad,
pensarte en el tiempo no lejana,
sintiéndote en mi alma sin edad
y en este ahora con mañana.

Eres perpetua como el cielo,
que extiende su azul como mar
y sobre toda tierra o todo suelo,
llega a todos lados sin viajar.

Así perpetuas en mi tiempo,
alzando mi deseo a tus alturas
y sublimes tus regias ternuras,
son beatitud todo momento.

Y eres todo de mi todo,
lo previsto y lo imprevisto
y tú amor de algún modo.
Eres existencia si no existo.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

martes, 21 de abril de 2020

ENTRE ALGODONES DORMIDA.

Pereza que me atenazas
entre tus cómodas garras,
de sutil delicadeza.
Como mermas mi entereza
con tus melódicas nanas.
Los susurros que me inyectas,
seducen mi fortaleza
y en tus blandos almohadones,
la vida pierde su fuerza.

Doblan la cerviz al ocio
quienes viven con holganza,
y satisfecha la panza,
rinden culto a la apatía.
Así, la vida es baldía,
nadando entre la opulencia.
Ropajes de tul y seda
adornan la negligencia.
Voluptuosas emociones
se forjan en las riquezas.

Se rinde la voluntad,
cuando reina la desidia
y se doblegan las ganas,
entre cómodas reliquias.
Mientras el tiempo acelera
las imágenes que pasan,
perdiéndose en las orillas.
Poderosa dejadez,
que va impulsando la acidia.

La voz se quedó sumida
en el profundo vacío,
de la silenciosa ausencia.
Con las palabras colgadas
sin perseguir la esperanza.
En el infinito el eco,
perdido sin sintonía.
Atrapado en el silencio,
un perezoso latido.

Deseos entre algodones
con flecos de fantasía,
y medrar en los rincones,
donde es inane la vida.
Insustanciales vivencias,
en suntuosos sillones.
Con mármoles en el alma,
en los pétreos corazones.
Sutilezas que se pierden,
en fabulosos fogones.

El tiempo marcado a fuego
ente lujosos crisoles
y amores de calderilla,
en opulentas mansiones.
La pereza a flor de piel,
como desborda la hiel,
en los flacos corazones.
Falsas risas cantarinas
y en las paredes crespones.

La pereza se quedó
en la mente agarrotada,
como en el vacío la nada.
Entre plácidas palabras,
que arrullan pero no sanan.



Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

EL MIEDO LEVANTA PIEDRAS.

En el corazón del miedo
se construyen las trincheras,
fosas sépticas que infectan
a los órganos y arterias.
Todo pudre sin remedio
cuando la verdad asusta.
Y así se queda la vida,
con las verdades a medias.

Temor que en el sueño anida
como una falsa promesa,
que envuelta en las pesadillas
hace cuna en las quimeras.
Miedo que al valor constriñe
como apresan las cadenas
Y se ahogan los valores,
en las insondables presas.

El amor se va fundiendo
en crisoles de esperanza
y quedan secos los moldes,
de relaciones pasadas.
Entre los huecos se cuela
que los recuerdos dejaron
y se torna en amalgama,
el poder de su reclamo.

Tiemblan briznas en el aire
como luces que titilan
y se pierden al socaire,
del ritmo que las impela.
Sin voz se van diluyendo,
como frágiles pavesas
y entre las nubes sucumben,
como fallidos profetas.

Nace el temor de la duda
si la duda es traicionera,
más hace falta la duda
para conseguir la meta.
Duda el sabio en la ideas
y sin dudar vive el necio,
en su necia singladura.
La duda la imagen siembra
de la existencia vivida.

En el corazón del odio
se construyen las insidias,
festonadas de crespones
para tapar la codicia.
Mientras el núcleo se pudre
envuelto en miedo y desidia.
Vacíos se quedan los cofres
donde se guarda la vida.

Amor que inunda las fosas,
las impenetrables simas.
Que de lo auténtico nace,
para enriquecer la vida.
Amor que lo invade todo,
hasta las penosas ruinas.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

EL VERSO CRUZÓ LA PUERTA.

Versos que buscan con ansia
entrar en los intersticios,
vacíos de pura sustancia
y llenarlos con la esencia,
que rezuma en las palabras.
Versos que saltan fronteras,
como gacelas aladas.

Entre instantes se entretiene
y entre latidos se pausan,
para derramar las notas
de las cuerdas de sus canas.
Cada fibra es un suspiro
que aletea entre las almas
y va dejando su impronta,
en recias encrucijadas.

Versos que acunan la vida
o en el ánimo restallan,
seduciendo los sentidos
o despertando las ganas.
Sobre el ritmo la cadencia
de figuras que se agrandan
para llenar las orillas,
desbordadas de palabras.

Inquieta la vida sigue
impertérrita y nostálgica,
con los sonidos clavados
en la vacilante calma.
Los versos danzando al aire
para enamorar el karma
y sanando la heridas,
dar calor a las heladas.

Rítmicas noches de euforia
en la envolvente nostalgia
y efluvios en los rincones,
donde las mentes se aman.
Rimas que sellan los labios
para que el verso sea alma,
y espíritus danzarines,
para que alivien las brasas.

Seduce la roja hoguera
de la pasión que la ensalza
y las palabras se pierden,
entre las furtivas llamas.
El resplandor de los versos
viste de rojo la cara
y como faros de magia,
los ojos siguen la danza.

Versos que al verbo acarician
y versos que al ego alcanzan.
Con la seda de sus notas
o con la fibrosa vara.
El humor de las heridas
como un bálsamo restañan
y flotan entre las dudas,
para apartar la ignorancia.

Amor que inyecta la sangre
en la pasión que hace falta.
Poesías en las arterias
que bombean la esperanza
y en el corazón la rima,
para llenarlo de magia.
El verso cruzó la puerta
donde la verdad le aguarda.





Autor
Antonio Carlos Izaguerri.