Tengo cita con la nada
me espera la soledad
llevo el alma destrozada
con rumbo a la oscuridad.
Voy camino al funeral
en donde yace el amor
y llegar me da temor
pues presagio mi final.
Cuanto más me acerco al mar
más me brota el sentimiento,
pero tengo que llegar
para dejar de llorar
al mirar el firmamento.
Y así poco a poco el viento
me va acercando a la brisa
mientras que a mi alma sumisa
le ataca el remordimiento,
pero sigo en movimiento
mientras confundo lo azul
del mar y el cielo tizú
que incrementan mi tormento.
Pues se asomó ya el lucero
aquel que tanto adoraba
quien decía que me amaba
aun sabiéndome viajero.
Si te vas igual te quiero
haré mi amiga a la espera,
no habrá nadie que te quiera
y pongo al mar por testigo
no es mentira lo que digo,
¡Yo te querré hasta que muera!
Y miramos a su estrella
cuando abrazado con ella sollozó,
pensé que fue por tristeza
pero al alzar la cabeza se sonrió.
Dicen que al puerto llegó
un furtivo marinero seductor,
sin pensarlo se entregó
olvidando que la quiero
cruel error.
Pues con ella naufragó
en una noche sin luna
aunque se asomó un lucero,
y cuentan que alguien la oyó
gritar con mala fortuna ...
¡Ven, que es a ti a quien yo quiero!
Mirar al mar no quisiera
me lastima el recordarla
pues no he dejado de amarla
y sueño con que me espera.
Fue una flor de primavera
que corté para adorarla
pero no debo culparla
la ausencia es mal consejera.
Estoy por llegar al mar
un lucero se ha asomado
para verme regresar.
Todo se ve desolado
y el faro de aquel lugar
tristemente está apagado.
Hoy no sé qué duele más
si fue su infame traición
o ya no verla jamás.
Se confunde mi razón
viendo que se va el ocaso
y todo es desolación.
Me faltan muy pocos pasos
para estar ya junto al mar
donde la tuve en mis brazos.
No, no me puedo acercar
el lucero está llorando,
quiere que la vaya a buscar.
Y yo que la sigo amando
la iré a buscar a la muerte,
si esta noche tengo suerte
el mar me estará ayudando.
¿Quién me debía esperar?
¡El Mar!
¿El lucero cómo aprueba?
¡Me lleva!
¿Y a quién mi vida le di?
¡A ti!
Si de amor enloquecí
el recuerdo es mi tortura
porque miro en mi locura...
¡Como el mar me lleva a ti!
¡Ven, que es a ti a quien yo quiero!
A ella volví ... ¡Hay dos luceros!
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.