“Si puedo amarte cada segundo/ y Dios me ama sin que se lo
pida,/ nunca debes faltar en mi mundo/ ni Dios en mi vida”.
Quiero tu presencia en mi vida, en mi mundo,
Recordarte con mucho amor a cada segundo,
Que no haya un instante en el que no te sienta.
Quiero tu sonrisa alumbrando mis caminos,
Sentir que en alguna parte se unen los destinos nuestros
En esta historia que se escribe, se cuenta.
Necesito tu presencia llenando mi vida de razones,
De razones que le dan un por qué a mis emociones,
Emociones que hagan sonreír y mencionarte …
Mencionarte en el alma, en mi sentir de hombre,
Hombre que con tan sólo murmurar tu nombre
Ya le es suficiente para sentirte, para amarte.
Quiero que estés en mi vida. ¡Tienes que estar!
Un espacio oscuro, vacío, no lo quiero imaginar,
Prefiero pensar que en alguna parte me esperas,
Que aunque gris sea el cielo y yo no sea pintor,
Te aseguro que por ti para ponerle el mejor color
Voy a entrar para hacerlo, muchas maneras.
Te quiero cerca de mí y diciéndome ¡presente!
En mis manos golosa, en mis brazos ardiente,
Dejándome saber tus deseos en cada gemido,
Que pueda palparte y a mis anchas quererte,
Y que este amor sea para nosotros por suerte,
Algo que en ningún momento perdió sentido.
Borra la palabra “ausencia” de la lista,
Que aunque estés lejos, te sienta a la vista
Y al alcance de una caricia, de un especial beso.
Si te vas, prométeme tu luz,
Prométeme tu sombra y esperanzas,
Y muchas flores tendrá mi alfombra
Para esperar tu regreso.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri