Amo mi rebelde risa
que sale desde mi corazón henchido
de brisa salobre, tarde alegre
y bullerengue
de noches frescas y sonidos del bosque
de piedra lumbre y la madre selva.
Amo las flores silvestres
la orquídea fragante
el vuelo del cóndor
alto, fuerte y elegante
el café con leche
el brócoli, la coliflor
y todo lo que pueda comer que sea verde.
Amo las noches de cielo despejado
y la luna llena rodeada de estrellas
una montaña erguida con bruma ligera
el canto de los pájaros en libertad
que puedan volar donde quieran.
Amo mis silencios y mis pensamientos
me ayudan a mejorar de una forma cierta
el olor a tierra cuando serena
porque sé que regresaré a ella
el amanecer de mi Turbo
sentada en la puerta.
Amo hablar con mis vecinas
contar anécdotas
reírnos de aquel tiempo
en el que éramos pequeños.
Amo mi familia, mis amigos a mi tierra
mi mar dulce que un tiempo fue quimera
ahora lo palpo, lo huelo
y me quita tristezas.
Amo mi cabello crespo
alborotado e inmanejable
mis cuatro centímetros más de cintura
mis rollitos en la espalda
mis líneas de expresión
mis ojeras, mis cincuenta y... Jajajajajaja...
Amo mi piel negra, mis labios gruesos
las gotas que debo poner en mis ojos
dos veces al día de por vida
amo la transparencia, la verdad
odio la mentira.
Amo escribir, soñar e imaginar
es un gran aliciente
para la vida enfrentar y continuar
amo mis desaciertos, mis aciertos
mi tranquilidad, mi paz, mi felicidad
el amor que puedo dar
mis tropiezos, los que me ayudan a mejorar.
Me amo así
con la simplicidad de mi vida
sin ocultar nada, sin misterios
sin mentiras.
Ese soy yo, Antonio Carlos.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri