miércoles, 20 de marzo de 2019

A QUIEN SEPA TEJER.

Es hora de desalojar a la muerte de mi cuerpo
a través de estas letras
cada una contendrá un pedazo de mi sufrimiento
y es que a veces no puedo con él
te entrego a ti cada ínfima parte de goce
enlazado en estas palabras
letras, marcas
ahora las puedo ver, las puedo sentir
las puedo tocar
salen como sudor
exprimiéndose de mi cuerpo
porque no aguanto más
y debo sacar todo de aquí
y me dirijo a ti          
que me lees
a ti que no te conozco
porque los que están a mi lado
no pueden escuchar más lamentos
entonces no me queda más
que dirigirme a ti desconocido
que compartes mis pasiones más encarnadas
a ti que me escuchas y no sabes quién soy
te entrego, te regalo
mi forma de deshacerme de la muerte
marcando con cada trazo mi existencia en este mundo
poniendo mi palabra no sin implicación
y a ti como mi lector
te hago partícipe de mi vida
de mis sentimientos
de mi locura
por favor no me faltes
que es por ti que yo existo
aunque no te vea ni me veas
aunque no sepas quien soy
ahora eres parte de mi vida
porque te comparto parte de mi muerte
para no morir sola y agonizante
para tejer letras, tejer trazos,
tejer vida y muerte
como derechos y reveces
todo y absolutamente todo es gracias a tí




Autor                           
Antonio Carlos Izaguerri

LA NOCHE EN QUE TE DI UN BESO.


La noche que te di un beso
en aquella boca de rosa,
yo supe de tu regreso
de flor y la mariposa.
Tu beso llenó de estrellas
la paz de la eterna luna
y yo te miré, entre bellas,
tan bella como ninguna.
La vez que tomé tu mano
y supe de tus caricias,
salí del silencio llano
al beso de tus delicias.
Te dije que te quería,
lo supo la noche entera:
no fue sólo fantasía
del vago que amor espera.
Me acuerdo de tu mirada,
del aire que te envolvía
y de esa mano rosada
que estaba sobre la mía.

Bebí de tu fino cuello
el néctar de los vampiros
y luego cayó un destello
que pronto dejó suspiros.
Tu beso llegó a mi alma,
tu alma llegó a mi beso,
y yo no encontraba calma
deseando algo más que eso.
¡Qué bello sentí al destino!,
¡qué cerca sentí al futuro!
A veces se ve un camino
que lleva al amor más puro.
Te fui a dejar a tu casa
-al huerto de tus lociones-
pero una silente brasa
fundió nuestros corazones.

La noche que te di un beso
en aquella boca de rosa,
yo supe sentirme preso
de aquella boca preciosa.
Tu beso llenó de estrellas
la paz de la eterna luna
y yo te sentí, entre bellas,
la bella de mi fortuna.
La vez que tomé tu mano
y vi que en tu alma ardía,
salí del silencio llano
cual verso a la poesía.
Te hablé del significado
de aquellos ojos profundos
y aquello que está grabado
jamás lo sabrán los mundos.
Me acuerdo de tu mirada,
del aire que te envolvía
y de esa boca aromada
que aun mantengo en la mía.






Autor 
Antonio Carlos Izaguerri 

HOY TE VI.


Hoy te vi
y no supe como ocultar
tantas luciérnagas
casi me vuelo.
Se me iluminaron los fractales
no hubo manera de ver tus ojos
con esos cristales de males
¿qué necesidad oculta?
Me gusta tanto tu voz
que me cuida sin saberlo
y le promete a mi cara
sonrisas dormidas
ojalá atrapes una este día
y te sacuda el bostezo
este ramo de besos
que te dejo en el asiento
y una luciérnaga
para que sientas que no estoy lejos.




Autor                           
Antonio Carlos Izaguerri

lunes, 18 de febrero de 2019

AMANTE MARINERO.

Dicen que los marineros no tienen alma,
pero tienen el cuerpo, del sol marchito,
duermen sobres las olas, con mucha calma,
los marineros aman de verdad, poco a poquito.

Cuantos mares han visto estos ojos,
y las olas que vienen y van con su canto,
cuantas noches fueron mudas testigos,
de aquel amor y de mi triste llanto.

Pero hay mujeres que siempre te van a esperar
con miradas tristes y otras sonrientes,
solo esperan la tarde o la noche para poderte amar
o sobre la arena dejar sus cuerpos ardientes.

Hay de aquellas que aman por un solo momento,
y que muestran su cuerpo siempre a la luna,
pero el marinero se lleva su alegría en el pensamiento,
y solo recibe un beso como su gran fortuna.

Pero cuando llega el momento de la partida,
y a sus ojos llegan tan pronto el llanto,
el marinero toca tierra y se va en pronta despedida,
y que solo hoy se lleva sus besos y su canto.

Pero al darse cuenta que el regreso es tarde,
y en sus alboradas no está el bronceado marinero,
maldicen en su boca que fuimos cobarde,
pero no saben que para el marino el amor es primero.

Hay marinero una mujer en cada puerto te espera,
marinero de cuerpo golpeado por el sol y el viento,
cuanto quisiera el regreso para seguir con esa quimera,
pero esta vez no está en mi derrotero todavía ese puerto.



Autor                           
Antonio Carlos Izaguerri

AHORA QUE ...

Tarde gris y un suspirar,
recuerdos y recuerdos
que no volverán,
y en silencio el leve musitar
de tanto y poco qué más da
si el tiempo se encargó
de madurar este afecto
bello, bello y ya no estas...
ahora voy contando mis sueños
aquellos que tuve en ausente bondad,
donde tu luz dejó mi desvelo
y en las notas que de enamorado eterno
en el sin fin de los aires dibujé,
para sellarlos con un beso
etéreo querer... marqué tu teléfono
una y otra vez,
en el zumbando del anhelo
se corta la ilusión y el por qué?
se vuelve una constante
pensando en nuestro Edén,
ahora que estoy contado los versos
aquellos que se perdieron en el tiempo,
en algún cajón de mis talentos,
que pocos son en realidad,
te sueño y extiendo las manos
en señal de que?...
si abstracto soy en tus momentos,
y me conformo con mezclarme en el viento
de la tarde gris y un supirar
será mi consuelo,
al bailar con las garuas impar...                                             




Autor                           
Antonio Carlos Izaguerri

EL PODER DE LAS LETRAS.

Cuando mi mente se enmaraña
en remolinos ofuscados,
busco una terapia que me ayude
a relajar mis pensamientos nublosos.
Nada mejor que la danza de las letras
para encontrar la quietud anhelada,
y empiezo a plasmar lo que mi alma grita
y en mi pecho arde.
Siento como poco a poco
mi cerebro agobiado se va tranquilizando
y mi corazón inquieto va recuperando su ritmo.
Pareciera que no necesito otra cosa,
solo un teclado, una pantalla,
mis dedos para teclear las letras
y mi imaginación.                        
¡Bendita y gloriosa imaginación!
ella hace lo que le da la gana
se mete sin credenciales por donde le place,
y la dejo volar y a veces caminar.
Si, que vuele hasta donde quiera
en la majestuosidad del cielo
y en los confines de la tierra
porque no conoce los límites,
¡Es inmensa como las estrellas del cielo
y tan poderosa como ella misma!
Alza su vuelo con toda libertad,
me dicta lo que se le antoja y yo escribo
y aunque sea por un momento...
¡Logro encontrar la paz que necesito!



Autor                           
Antonio Carlos Izaguerri

COMO EL SOL Y LA LUNA.

Despierto con los rayos del sol
me duermo con la frescura de la luna,
le arranco las hojas al girasol,
su último pétalo dice que no me quiere,
tan inmensa y mala es mi fortuna
que a mi corazón el no, le hiere.
El día me castiga como verdugo,
la noche se apiada porque es benigno,
al despertar la soledad conjugo,
en mi sueño, el amor me abriga,
lo que siento por ti no es maligno,
y mi amor para ti es tamaño hormiga.
Despierto con los rayos del sol,
me duermo con la frescura de la luna,
no he mezclado mi sangre con alcohol
porque te amo como a ninguna,
quisiera verme en tus ojos de miel,
entrar por los poros de tu piel,
pero el día es muy cruel,
la noche me dice que estas con el
en cada amanecer todo empieza otra vez
en mi sueño anhelo que todo fuera al revés
yo dormir con el sol
y despertar con la luna
para amarte como a ninguna.



Autor                           
Antonio Carlos Izaguerri

OCASO.

Mientras que en mi mente
muere tu recuerdo,
Muere también el día
Y nace la noche.
Mientras nace la noche,
Nace también alguna vida,
alguna muerte
y tal vez tu olvido.
Llora el cielo de tristeza,
Y el amor llora tormentas
Porque mientras muere el día,
También muere tu recuerdo;
Y la vida solo observa en silencio
Mi desgracia, o tal vez mi fortuna.
En las copas de los árboles
Las aves empiezan a dar conciertos,
La ciudad poco a poco enmudece
Y a las orillas del mar
Alguna pareja se da besos
Mientras el día se hace noche.
El corazón me quema
y el sol sangra,
Porque al día le muere la vida,
Y a mi me nace la muerte.




Autor                           
Antonio Carlos Izaguerri

TENGO MIEDO A UN ALMA FRÍA.

Sus ojos esconden mucha maldad,
Y esa sonrisa oculta planes malévolos.

Mírame...
Si quieres aventura,
Pasemos de un lado al otro,
Bailando a  pasos de Vals;
Pero no mientas.
No hagas despertar,
Mis líricas que yacen en un baúl,
Para luego dejarme enamorado,
Y con mis brazos extendido,
Abrazando tu sombra.

Es mejor que me digas la verdad,
Así jugamos ajedrez
Sin artimañas...
Yo me baño en tu agua termal
Con el cuerpo desnudo...
Tu pruebas el sabor de mis labios
Sin  enamorarte.

Cuanto misterio, entre tus párpados...
Poesía en tus pupilas,
Ironía en tus miradas.
A veces me miras como si no existiera nadie más,
A veces me ignoras, no existo,
No soy nadie en tu mundo.

Mírame...
Hiéreme con la verdad,
Cúrame con palabras sinceras.
No me ponga  anestesia
Que prolonga  la zozobra.
No quiero ser el pez
Que muere por la boca,
Y con los ojos abiertos.

Tengo miedo a un alma
Que no siente frío ni calor,
Yo le escribiría mil versos de amor,
Pero ella prefiere la  melancolía.
Ha cambiado los ramos de flores,
Por la copa de vino y sidra.

Mírame...
Pero con un poco maldad,
Con deseo, yo no te culpo.
Esa sonrisa de planes malévolos,
Me dicen que te gusta,
Saborear la manzana prohibida.



Autor   
Antonio Carlos Izaguerri

INSPIRACIÓN

Llegas de madrugada, te alojas en mi mente,
te escapas de mis labios, hilas versos inacabables,
en medio de la noche te desbordas sin piedad;
por mi alma vas y me llenas de dulces emociones,
mi corazón se abre y se expande ilusionado.

No puedo vivir sin que en mí  te manifiestes…
Susurras en mis oídos palabras blancas y de colores,
me rozas suavemente como el viento del norte
 y me bañas con tu luz iridiscente, refractándote
por todos mis rincones; eres volcán y mar que baña
de fuego, sofocando mis más ignotos deseos.


Autor   
Antonio Carlos Izaguerri

martes, 8 de enero de 2019

EL BESO.


Se iluminó la estancia de una venusta gracia
cuando acerqué a tu boca la mía temblorosa,
mientras por tierra y cielo relampagueó mi audacia
cortándole a la vida su más intacta rosa.
                         
¿Qué jugo, di, qué jugo el corazón invoca
tiene como tus labios tan íntimos dulzores?
Mujer, dime: ¿Qué abejas buscaron en qué flores
las mieles trasegadas al panal de tu boca?

¡Oh, beso! con la gloria de tu emoción celeste
-comunión de alma y boca, brasa y diafanidad-
abriste en el más puro de los espasmos: Este,
a nuestro barro efímero rutas de eternidad.

Tu labio, jardín donde la fiebre es jardinera;
botón de calentura mi labio nunca ahíto,
fundiéronse en las llagas de la inmortal hoguera
para beberse juntos de un beso el infinito.



Autor   
Antonio Carlos Izaguerri

EL JARDÍN DE TUS DELICIAS.


Flores, pedazos de tu cuerpo;
me reclamo su savia.
Aprieto entre mis labios
la lacerante verga del gladiolo.
Cosería limones a tu torso,
sus durísimas puntas en mis dedos
como altos pezones de muchacha.
Ya conoce mi lengua las más suaves estrías de tu oreja
y es una caracola.
Ella sabe a tu leche adolescente,
y huele a tus muslos.
En mis muslos contengo los pétalos mojados
de las flores. Son flores pedazos de tu cuerpo.




Autor   
Antonio Carlos Izaguerri

WEST 33RD STEET


WEST 33RD STREET

La pareja perfecta es uno solo
haciéndose el amor. Ninguna chica
conoce el cuerpo mío cual yo mismo
y, por tanto, es más sabia mi destreza.

Qué suave recorrido placentero
por las zonas sensibles de mi físico.
Qué mano que no es mía ni es ajena
sino que es tacto, roce, soplo angélico.

Qué en su justo momento el adentrarme
en la medida exacta de mis límites.
Anchura o estrechez, cuanto me plazca,
consigo en el instante apetecido.

Qué variación inmensa obtengo estando
conmigo mismo, amando incluso a aquellas
que me niegan el contacto. A todas cuantas
me venga en gana entonces disfrutarlas.

La pareja perfecta es uno a solas
haciéndose el amor. En ambos sexos.
Resulta incomprensible esa obsesión
que nos lleva al amor en compañía.




Autor   
Antonio Carlos Izaguerri

LAS ROSAS PALPITABAN ENCIMA DE TUS SENOS.

Las rosas palpitaban encima de tus senos
duros. Como una flora de las blancas batistas
que tus brazos rosaban cálidamente llenos,
los encajes tentaban con carnes entrevistas

¡Qué cándida lujuria en tus bucles con lazos
rojos! ¡Oh, tus mejillas, mates como jazmines,
bajo la llama negra de los hondos ojazos
sobre la pasión cálida de las rosas carmines!

Ibas hacia la vida con todo tu tesoro
intacto… Me mandaste tus pájaros de amores…
¡y te besé, temblando, tu alegría de oro
con un miedo doliente de poner tristes tus flores!



Autor   
Antonio Carlos Izaguerri

miércoles, 19 de diciembre de 2018

DIOTIMIA A SU MUY APICADO DISCÍPULO.


"El placer es el mejor de los cumplidos."

El más encantador instante de la tarde,
tras el anaranjado visillo primorosa.
Y en la mesita el té
y un ramillete, desmayadas rosas,
y en la otomana de rayada seda,
extendida la falda, asomando mi pie
provocativo, aguardo a que tú avecines
a mi cuello, descendiendo la mirada
por el oscuro embudo de mi escote,
ahuecado a propósito. Sonrójome
y tus dedos inician meditadas cautelas
por mi falda; demoran en los profundos túneles
del plisado y recorren las rizadas estrellas
del guipur. Apresúrate, ven, recibe estos pétalos
de rosas, pétalos como muslos                        
de impolutas vestales, velados. Que mi boca
rebose en sus sedosos trozos, tersos y densos
cual labios asomados a mis dientes
exigiendo el mordisco. Amordázate,
el jadeo de tu alto puñal, y sea tu beso
heraldo de las flores. Apresúrate,
desanuda las cintas, comprueba la pendiente
durísima del prieto seno, míralo, tócalo
y en sus tiesos pináculos derrama tu saliva
mientras siento, en mis piernas, tu amenaza.




Autor   
Antonio Carlos Izaguerri

GEOGRAFÍA HUMANA.


Lúbrica polinesia de lunares
en la pulida mar de tu cadera.
Trópico del tabaco y la madera
mecido por las olas de tus mares.

En los helados círculos polares
toda tu superficie reverbera...
Bajo las luces de tu primavera,
a punto de deshielo, los glaciares.

Los salmones avanzan por tus venas
meridianos rompiendo en su locura.
Las aves vuelan desde tus colinas.

Terreno fértil, huerto de azucenas:
tan variada riqueza de hermosura
pesa sobre tus hombros, que te inclinas.




Autor   
Antonio Carlos Izaguerri

AMOR SALVAJE.


¡Qué nidada de caricias salvajes descubrí!
Guardadas en tu bosque desde el alba del mundo,
esperaban la mano que llegara a arrancarlas,
la mirada que las volcara sobre tus venas todas,
el temblor que iniciara tu espasmo y tu locura.

Vaivén en tus pupilas despertadas,
ojos que danzan al ritmo de los hombros,
larga piel en su raíz estremecida,
la ansiosa estalactita del deseo,
caracol que se incrusta en las orejas;
tus ojos súbitos, terribles. ¡Ah tus ojos!
Y locura, embeleso y más locura.

¡Pantera que se escapa, cervatilla rendida,
la sierpe envolvente de tus brazos,
abrazo de mil lianas zarpadoras,
largo césped donde los senos nacen,
ensenada candente de los muslos,
playa con la blanca tersura de tu vientre.
Y locura, ternura y más locura.

Cadencia resonante de músicas selváticas,
tambor noctambulario suena sobre tu espalda,
la flauta imperceptible del suspiro,
largos gemidos de destrozados labios,
y el grito sempiterno tan guardado,
al fin la noche rompe en agudos pedazos.
Y locura, cadencia y más locura.

Cavernas, grutas, lagos, musgos leves;
hongos colgantes, zarzas en tu boca;
frutos ignotos, zumos descubiertos;
mieses en la alborada, sed que ya se apaga;
venas que se rebelan, sangre libertada;
yegua ululante, jinete que espolea.
Y locura, locura y más locura.

¡Qué nidada de caricias salvajes descubrí!
¡Y qué voces intactas en tus prístinos fondos!
¡Y qué flores que se abren al tacto de mis manos!
Salvaje mía; ¡ámame así, envuélveme en tu bruma!
¡Y bebamos del manantial de esta locura primitiva!





Autor 
Antonio Carlos Izaguerri 

DESEO.


Sobre la tibia arena de la playa
tu amante cita con placer espero;
el sol retuesta mis desnudos hombros
y entre mi falda juguetea el viento.
                                                 
Ya con salobres aguas cristalinas
el mar de añil acarició mi cuerpo;
llevo en los labios un coral partido
y una concha prendida en los cabellos.

Las esmeraldas de mis ojos tristes
aguardan tus pupilas de bohemio,
y mis manos germinan las caricias
que brotan al contacto de tus dedos.

Ven, ya se abren cual rojos amarantos
los capullos en flor de mis deseos,
y entre mis labios trémulos se enciende
la loca llamarada de mis besos.




Autor 
Antonio Carlos Izaguerri