domingo, 3 de mayo de 2020

DÉJAME SER LA SOMBRA DE TU CUERPO AFIEBRADO.

Permíteme ser el agua que te moja el pelo
cuando la lluvia cae sin miedo
empapando la ciudad, pariendo el trueno,
y astilla resplandores en el cielo

Déjame ser la sombra de tu cuerpo afiebrado
la lágrima que cae por tu mejilla
cuando el dolor atraviesa las costillas
para enterrarse en tu corazón desintegrado

Accede a que sea sudor corriendo por tu pecho
gota de sal brotando por tus poros
tu gemido bestial cuando te adoro
y abatido te derrumbas en mi pecho

Déjame ser el timbre de tu voz, tus antojos,
tu alegría vital y tus pisadas,
la luz que resplandece en tus ojos
y se estrella en el amor de mi mirada.

Concédeme ser y no me digas nada
el deseo que brota y se cosecha en tu cama
el aroma de tu cabello en mi almohada
tu desvelo … tu fe … el amor, tus ganas.

Déjame serlo todo o no ser nada
sin tu amor la vida no tiene sentido
aquí estoy …  para ti solo he nacido
En mi piel llevo tus ansias dibujadas.






Autor
Antonio Carlos Izaguerri.  

SUEÑO DE AMOR.

Esperar un sueño que llegó y se fue
y pasó la noche y no regresó,
eran esos días cuando en el otoño
se caen las hojas y alfombran los campos,
y vuelan al viento con las melodías
que a mi mente llenan de melancolía
trayendo el susurro de todos los besos,
cuando pienso en ti de noche y de día.

Y soñé de nuevo en la madrugada,
pero el que esperaba llegó y se esfumó.
Llegó primavera y lo iluminó todo
con frescos colores de todas las flores,
con el lirio azul de la lealtad,
de ese amor bello que me ha hecho soñar,
con el lirio blanco que indica pureza,
y con la rosa roja que trae pasión,
cuando miro al cielo buscando tu amor.

Pasaron otoños y pasaron inviernos,
y pasó el verano y la primavera,
y tu amor en mí se hizo caricia,
se hizo verdad y a veces mentira,
pero de cualquier forma decora mi vida,
mis sueños y mis ansias de noche y de día.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.  

EL CORAZÓN.

El corazón,
latiendo desbocado.
puede sangrar.
Esas heridas,
pequeñas e invisibles,
son dolorosas.
Y duele el alma,
y duelen los sentidos
y alguien se muere.
Y todo acaba,
la risa se marchita,
se marcha el sol.
Llega la sombra,
cruel y despiadada,
con tanta bruma.
Se van al suelo,
con llanto y con tristeza,
las ilusiones.
Aquellos sueños,
(¡benditos sus recuerdos!),
atrás quedaron.
Rotos espejos,
con tantas mariposas
hoy añoradas.
Y el corazón,
sufriendo, en el silencio.
esta agonía.





Autor
Antonio Carlos Izaguerri.  

INTERLUDIO.

Una rendija de luz,
entre tinieblas palpita.
Una liviana premisa,
para llegar al final.
Una prematura risa,
para luego carcajear.
Flor que se asoma a la brisa,
para luego reventar.
Esperando en el zaguán,
vive el deseo aterido,
espera poder entrar,
en el sagrado recinto.
Un arrebato imprevisto,
la sutil preparación,
para dar el paso último.
Temblor antes de empezar,
en el cenit resumido.
Murmullos que dejan paso,
a palabras sin sentido,
palabras que vociferan,
en la antesala del grito.
Susurros que no se atreven
a dar su último impulso.
Amor que queda a la espera,
para encontrar su fin último.
Se van quedando apilados,
los anhelos y deseos,
presos como afables reos,
esperando la salida.
En la antesala del tiempo,
donde se forja el viajero,
la mente se va curtiendo,
para afrontar la partida.
Un entreacto entre las notas,
como un cálido suspiro,
que se cuela en la armonía,
para dar vida a la vida.
Una mueca que es la mofa,
de una ladina sonrisa.
Un delirio entre dos sueños,
que va tornando en reliquia.
Amor en el interludio,
expectante entre caricias,
esperando en la corriente,
de su deseo sanguíneo.
Amor pendiente de un hilo,
que se diluye en la brisa.
Amor que queda prendido,
de otro, que ansía su venida.







Autor
Antonio Carlos Izaguerri.  

LA LLAMADA.

Hoy recibiste mi llamada
Y tu saludo monótono vacío mi alma:
Le falto la energía que necesitaba,
Le falto el amor que yo subestimaba

Terminada la llamada
Me pregunté “¿Por qué no me ama?”
Si tiempo atrás nada nos separaba
y su corazón en sintonía con el mío palpitaba

Como un volcán furioso
me sentí enojado y celoso
por la falta de afecto
Que tu persona no me ha suplido

Pero es triste y verdadero
que el amor tuyo no es duradero
y que por más que Don Quijote creyó
a su Dulcinea nunca conoció

Aunque nuestro amor se esfume como aerosol
Y mi existencia para ti valga como la de un mísero fríjol
Te adoro como los Incas al sol
Y pienso que eres un brillante girasol

Extrañare tu presencia
La cual ahora es fría
que con su lejanía
me hace padecer mucha agonía

Ya no te llamaré
porque aunque te hable
solo me sentiré
pero como cercano a ti siempre te extrañaré.





Autor
Antonio Carlos Izaguerri.  

LA ESTACIÓN DEL AMOR.

El campo recobra vida
al llegar la primavera
es como si la flor quisiera
curarse de aquella herida
cuando el invierno viniera.

Todo se llena de flores
una estampa las praderas
corre el agua en las rieras
para inundar de colores
bosques, montes y laderas.
                               
Es la estación del amor
que ha salido del letargo
tras ese periodo amargo
en que se pierde el fulgor
al hacerse el invierno largo.

Volverán aquellos besos
de parejas paseando
esa música sonando
con letras de aquellos versos
que siguen enamorando.



Autor
Antonio Carlos Izaguerri.  

QUÉ IMPORTA QUE NO SEA EVA.

Tiene una llamativa estatura
y una muy atractiva figura,
su frente y su detrás
son muy difíciles de igualar ...

Me impacta su silueta
sus piernas largas y esbeltas,
un trasero tan bien formado
que me deja embobado ...

Tiene un andar muy seguro
ya quisieran mis piernas el suyo,
de lejos parece modelo
de cerca es lo que quiero ...

No es de mi país
pero lleva tiempo aquí,
una hembra especial
de belleza poco habitual ...

Tenemos nuestro secreto
y yo soy muy discreto,
me gustan sus besos
y la redondez de sus senos ...

De su cuerpo su firmeza
de su piel su tibieza,
su manera de devorar mi carne
y su forma de provocarme ...

Qué importa que no sea Eva
qué importa que no sea ella,
para mí eres una estrella,
y yo te regalo estas letras ...





Autor
Antonio Carlos Izaguerri.  

PUREZA Y PECADO.

Dame ebriedad de besos por instantes
quiero embriagarme a sorbos con tu aliento
y en ósculos de llamas entre amantes
incendiar la pasión del sentimiento.

Dame tu piel con carnes arrogantes
¡Insolentes las  quiero en mi momento!
Para en fricción de abrazos triturantes
someterte al antojo de mi viento

Porque tú eres  ¡La lumbre de mi vida!
¡La honda cruz incendiaria en mi caída!
El ignoto placer de horas extrañas

La juventud eterna efervescente
en mi prado otoñal ocre y demente
¡La pureza y pecado en mis entrañas!






Autor
Antonio Carlos Izaguerri.  

TU ERROR.

Por qué tengo que sufrir este desengaño,
será que cometí un pecado al amarte?
si eso es así, tendré que recibir todo el daño,
y aunque no lo quisiera, debo olvidarte.

Has dado un golpe mortal a mis sentimientos,
sin pensar un solo momento en mí,
olvidaste rápido todos los bellos momentos,
aquellos recuerdos que contigo viví.

Las rosas se marchitan al ver el final,
era algo que hubiera querido evitar,
nunca pensé que terminaría tan mal,
la vida es así, ahora me toca llorar.

Te agradezco todo lo que vivimos,
poco o mucho, pero alcancé a sentir amor,
también lo mucho que nos quisimos,
"Pero lástima que fuiste tú la del ERROR".






Autor
Antonio Carlos Izaguerri.  

UN MOMENTO COTIDIANO.

Eres todo un sueño que me hace sonreír
con tanto que deseo hacerte vivir
en un momento cotidiano consentirte
como lo mereces y lograr que puedas relajarte

Me veo frente a ti parada y tú sentado
cuido de cada detalle al afeitarte
preparo el equipo que utilizaré y el ambiente
pues me conoces bien, sabes que para mí el silencio es aburrido

Un mix alegre y romántico para no distraerme
haciéndote vivir un momento gracioso con mis locuras
Te pondrías nervioso pero gozarás con solo verme
concentrada en cada vello y cabello así como cantando algunas baladas

Sonrío con pensar cómo buscaría el mejor lugar para tu asiento
seguido de ponerte pañoleta y capa en tu cuello
Colocaría la crema para afeitar suavemente con un masaje lento
asegurando al terminar con un beso para que sea ese mi sello

Perfilaría cada centímetro de tu rostro con tanto cuidado
pues me tomaría mi tiempo para no dejar nada suelto
aprovechando así rozarte la mejilla con la yema de mi dedo
sin dejar de acariciarte en ningún momento

Siento tus ojos curiosos en mí no para controlar lo que hago
más bien para no perder cada detalle en ver mis locos gestos
así con ese brillo los guardarías en el corazón mientras te enjuago
porque los recuerdos más felices del alma no se encuentran en fotos.



Autor
Antonio Carlos Izaguerri.  

PARA TI.

Sé que cuando vayas leyendo cada renglón de ésta prosa, pensaras en tantas cosas como cuando aquella vez de nuestro primer beso, nuestro primer encuentro, e incluso sonreirás tan apenada que tus mejillas se enrojecerán y tu corazón sentirá un palpitar acelerado que te ocasionará cosquillas.

Te sentirás tan querida por mis letras como por mi alma que se engalana de alegría y de amor por cada instante en que te pienso, te sentirás identificada en el primer momento en el que leas mi primer verso y allí, en el momento más tranquilo sentirás de mi parte un ligero beso como el viento que te ha de tocar.

Y es que estas letras son para ti, para ti mujer que te veo en lo más profundo de mis sueños, que te pienso cada instante y que olvidarte ya no puedo, que me siento cual esclavo, atado a tu recuerdo, que no pase ni un segundo en el que no extrañe tu mirar, tu perfume y tus besos.

Este sentir se va junto con mis letras de poeta, se va en cada palabra como una lágrima, se va como el ave, dejando el nido en las mañanas, se va para ti, esperando llenar completamente tu alma y es que es para ti mujer de mis sueños profundos.





Autor
Antonio Carlos Izaguerri.  

VOLVÍ A SOÑAR CONTIGO.

Volví a soñar contigo
Con tus manos en mis mellizas
y con tus labios en mis labios
con tus ojos desvestías,
el fuego de mi cadera
y con tus caricias me pervertías
y en mis ganas te envolvías,
jugábamos a perdernos
y yo te encontraba,
retozando en mis entrañas.
Amándonos con locura
sacándome de la cordura
sintiéndote con pasión,
por encima de mis ansias
sin piedad amándonos.
En tus labios deleitándome
con la locura de amarte.
entre las paredes de mi alma
Y la desnudez de tu piel sobre la mía,
tú muy mío y yo muy tuya.
Y tus labios desnudos recorriendo todo mi cuerpo
subía la temperatura como volcán en erupción
entregados a la pasión y al deseo
de tenernos en un sueño.
tú muy mío y yo tuya y piel con piel vivimos
toda una noche de pasión a alta temperatura.
¡Te amo, mío, Mi Ángel de Amor!
Te dibujé en mis sueños con la pasión que nos soñamos
entre nubes de algodón soñándonos despiertos.
                            
Siempre tuya, siempre mío, Ojos míos de mi querer!






Autor
Antonio Carlos Izaguerri.  

viernes, 1 de mayo de 2020

¡QUÉ ENVIDIA SIENTO!


Qué envidia siento cuando veo
jugar al mar con el viento,
se rizan y bailan sus puntillas de encaje,
convertidas en oleaje, a veces suave,
y bailan toda la noche bajo la luz de la luna.

Qué envidia siento cuando te escucho pasar viento,
sabes mecer las caracolas que al cielo
suben haciendo cabriolas.

Sube la ola, baja la espuma y el viento
se anima, siguen jugando las olas que van y vienen,
y sobre la arena descienden.

El faro aguanta todas las embestidas,
pero las juguetonas olas, mira, y sé que también,
como yo, desde su vigilancia las envidia.





Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

SILENCIO, DIJO EL AMOR.


Háblame en voz baja,
que me ahoga el grito,
que el grito no piensa,
que hiere el sentido,
cual daga que raja,
cual fino cuchillo.

Silencio, dijo la voz,
quedamente susurrando
y hasta el trueno se calló,
para contener al rayo.
El viento doblo la esquina,
silenciosamente humano
y los gorriones callaron,
en su cuerpo acurrucados.

Se fue quedando en silencio,
la risa, el dolor y el látigo.
El quejido se ausentó,
en un sueño acomodado
y las gaviotas volaron,
quedos sus trinos de pájaro.

El verso se deslizó,
como una lágrima al labio
y el salitre de su ser,
selló el sollozo callando.
Las palabras se abatieron,
en el núcleo muy despacio
y la sílaba calló,
en cada sonido ingrávido.

Calla el manantial, silente,
mientras hablando la mente,
da soluciones al sabio.
Silencio dijo la mar,
replegando sus agravios
y silenciaron con mimos,
al nacido entre los brazos.

Se fue quedando en silencio,
solo hablando con los brazos
y como juncos las manos,
agitándose expresaron,
letras del abecedario.
La boca entreabierta habló,
hacia adentro como un halo,
que ilumina el interior.

Silencio, dijo el amor,
fue su gesto tan auténtico,
que en una caricia, habló.





Autor
Antonio Carlos Izaguerri.  

LA BRUJA VEJESTORIA.


Nadie sabe, nadie supo
cómo se volvió hechicera
y en una bruja cualquiera
la vieja de quien me ocupo.
Ella se escapó de un grupo
donde nunca fue aceptada,
y esta bruja tan malvada
les tomó tirria y coraje,
pues de una forma salvaje
los quemó con su mirada.

Mas no sació su amargura
y al llenarse de rencor
pensó convertirse en flor
pero se volvió verdura,
y desbordando locura
con nariz de berenjena
para quitarse su pena
aumentó su chifladura.

Y aprendió la hechicería
porque magia no sabía,
pues preparaba brebajes
con tan malos sentimientos
que a quien daba sus ungüentos
olían como a drenaje.

Más de pronto apareció
un escritor hechicero,
y se dijo al conocerla:
¡Duelen los ojos al verla
es horrible, no exagero!

Mas sin que ella lo supiera
a la bruja ha transformado,
en una flor verdadera
que lo tiene perfumado.

Ya es tan sensual su hermosura
que detengo mi oratoria
pues si explico habrá censura.

La moraleja es notoria
en la Bruja Vejestoria:

“Nadie es bueno sin ternura”


Post Data:

No se sabe, nadie supo
¿Alguien me puede informar?
Si la bruja al hechicero
le ha picado el agujero...
(Tan solo… para rimar)



Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

LA NOCHE PERPETUA.


No quiero que amanezca,
no quiero que la luz del día
descubra la soledad
que estoy viviendo.

Te conocí una noche,
no necesitamos conocernos más,
tu piel y mi piel
se incendiaron juntas,
se reconocieron y amaron
cómo si hubieran esperado
ese momento una eternidad.

De la pasión nació el amor,
del amor la perpetuidad,
te llegaste a clavar tanto en mi alma,
que no quiero despertar jamás.

No quiero que amanezca,
los sonidos de la noche
me traen tu presencia,
tus labios, tus besos,
tus caricias que no me dejaban descansar,
nadie te podrá amar
con la profundidad de mi corazón.

Fue mucho lo que nos entregamos,
la ternura de tu amor
acariciaba mis penas,
haciéndome olvidar mi dolor,
te he amado tanto,
me amaste, lo sé.

Cómo quisiera volver a sentir
en esta noche perpetua,
tu voz recorriendo mi cuello
y tu aliento en mi corazón.

Hay cosas que no olvidará mi alma,
hay momentos que vivirán en mí.
¿tengo que morir
para resucitar este amor?
¿tengo que desaparecer para que tus ojos
vuelvan a anhelarme?

La noche perpetua cae,
más no tu recuerdo,
quisiera caminar para atrás
y saber que sigo siendo tu sueño.





Autor
Antonio Carlos Izaguerri.