sábado, 23 de mayo de 2020

LA CULPA DE LA TRAICIÓN.


Caminé por el campo sin saber a dónde ir,
me sentí como una niño abandonado,
mi mente decía que no pierda la calma.
En una brisa delicada, casi Inmaculada,
vi en las flores tu mirada.
               
Perdido en la inmensidad
de la montaña, contemplé
lo que tanto añoraba. 
Rozó una lágrima por mi cara,
y recordé cuando yo a ti
me entregaba, en aquella cascada.

Te llamé, pero tú no contestabas,
te comprendo, te traicioné y tú
¡solo amor me entregabas!,
Sostenido en mi culpa, emprendí el
vuelo gritando cuanto te amaba,
¡Era tarde, tu no me escuchabas!

Aunque me perdonaste
¡mi conciencia me reprochaba!
y la culpa me embargaba,
era mejor que de esta vida me
alejara, llevándome el dolor,
que en mi pecho se anidaba.

Sentado en la cima de la cascada
mi cuerpo lo sentí frágil,
casi hechizada, caí desde
lo alto, como hoja marchitada.
imaginando que alguien abajo me esperaba,
era una ilusión, que con mi mente jugaba.





Autor
Antonio Carlos Izaguerri.  

ADIÓS PROMESAS DE VIENTO.


Baila la luz en el cerro,
jugando con la mañana
y canta la voz temprana,
melodías de esperanza,
en el tono imperceptible,
de la tierra que acompaña.

La sangre fluye sin pausa,
regando carnes y almas,
cálida fuente de vida,
que en el corazón estalla.
En las profundas entrañas,
donde la luz no hace falta.

Rimeros de sentimientos,
cabecean entre nostalgias
y van sonando clarines,
en las sentidas palabras.
El instinto se conmueve,
si se va acercando el alba.

La ausencia grita su nombre,
en su existencia diáfana
y va trotando la idea,
para buscar la esperanza.
A lomos de la ilusión,
cabalga la madrugada.

Se va llenado de luces,
la oscuridad que la empaña
y son los ojos más grises,
sin la mente enamorada.
La claridad se desata,
cuando el corazón la llama.

Guirnaldas en la mirada
y en las pupilas la savia,
manantial de los amores,
que va regando las ganas.
La luz cambia los colores,
de la vida y sus andanzas.

Con el placer el deseo,
que en el amor se entrelazan,
alargando la mirada,
que más allá vive y ama.
Aliento que al tiempo abraza,
la pasión que los embarga.

Adiós camino acolchado,
tachonado de añagazas,
de trampas sus manantiales
y de sus vanas palabras.
Adiós promesas de viento,
que se lleva la mañana.

Baila la luz en el monte
y a su ladera se abraza,
como una cálida manta,
que arropa, ilumina y ama.
Danza la vida en su vientre,
hecho de tierra y mañana.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.  

TINTA INDELEBLE.


Lo vivido entre los dos es perenne, sublime,
ha sobrellevado momentos buenos y malos,
tal vez no piensas igual, y eso me deprime,
si he colmado tu vida de hermosos regalos.

Pretendes olvidar, pero el corazón traiciona,
hace caso omiso a las ausencias vividas,
no pretendo cambiarte, solamente reacciona,
ten en cuenta estas frases sentidas.

Grandes dificultades, enormes desafíos,
hemos tenido tú y yo, pero hemos vencido,
con amor superamos, problemas y líos,
no desfallezcas, esto no ha concluido.

Nuestra historia sigue vigente, hay ilusión,
el camino recorrido debe prevalecer,
no te vayas amor, ten de mi compasión,
juntos de la mano podremos vencer.

Pretendo dilucidar todos tus dilemas,
hacerte ver qué lo nuestro es verdadero,
nuestros sentimientos rompen esquemas,
y juntos, haremos de esto algo duradero.

Tinta indeleble, tienen nuestros corazones,
el libro de nuestro amor seguirá vigente,
estamos marcados y predestinados,
por eso te imploro que no estés ausente.

Cada página la hemos escrito mutuamente,
"Quédate conmigo, vivamos el presente".




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.  

TO TUYO Y TÚ MÍA.


Desde que apareciste
con tu mirada tan linda
que me conquistaba
hasta el alma mía
cerré mis ojos por el
miedo que sentía
es que aquello no lo creía.

Ese fue el día en que todo
cambio para mí vida
los colores eran más brillantes
y sentía desaparecer el vacío
el que de hace tanto tiempo
estuvo conmigo.

Ese mismo vacío que ahora
sólo llenas tú en mí vida
la vida que te voy a dar
sin límites de tiempo
espacio o lugar
porque eres ese alguien
tan especial
que no lo podría explicar.

Es que sólo tú
has cambiado mi vida.
La tristeza,  por la alegría
El desaliento, por la esperanza
y el vacío, por un alma plena.

Llegaste tan rápido a mí
como un relámpago
para encontrar en tus labios
esa bella sonrisa
que me enamoró
y me conquistó
clavándose en mí
como una imposición.

Gracias por volver
a mí encuentro
porque llevo noches soñando
con este momento
y esperándote sin aliento.

Cuando nos conocimos
fue algo maravilloso y divino
y al rozar nuestros labios
sentimos tanta emoción
que nos abrazamos
 y nos besamos.

Por un beso nació un amor
por dos, una ilusión
por tres, un amanecer
por cuatro, nos quedamos
por cinco, ya juntos estamos
ahora, tú eres yo y yo tú
dos en uno
y por eso nos amamos
Yo tuyo y tú mía




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.  

ESOS POETAS LOCOS.


En una copa de vino
sin que nadie lo supiera
después de que ella bebiera
guardé su aroma de flor,
y el elixir de su boca
rocío que la humedece,
me aconsejó que la bese
al beber de su licor.

Y a todo lo que tocó
le he robado sus caricias
para gozar las delicias
que flotan en las penumbras,
y en un altar a su espejo
lo subí para adorarla,
pero no logro mirarla
ya que siempre se me oculta.

Porque todo lo imagino
su presencia es fantasía
no supo que la quería
porque nunca se lo dije,
y en este cuarto vacío
guarida de mis recuerdos,
en el silencio me pierdo
tras su silueta invisible.

Pues sin ella nada existe
y aunque su esencia perdura
ya no sé si es mi locura
que la imagine en las cosas;
porque todo está vacío
no hay una copa ni espejo,
solo desfila un cortejo
de visiones espantosas.

Ya vienen esos de blanco
quienes suelen amarrarme
por si quisiera escaparme
como lo hice ya una vez.
Ignoran que soy poeta
y que le escribo a la vida,
la gente está confundida
por creer lo que me leen.

No saben que los poetas
inventan lo inexistente
pues si lo ven conveniente
pueden crear universos,
¿En cuál me habrán ubicado?
¿El que grita a la injusticia?
Yo prefiero dar caricias
a la mujer...  ¡Con mis versos!




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.  

CON UN SOPLO DE PASIÓN.


Confinada la conciencia,
atrapada se desvela,
presa del miedo se queda,
en la eterna duermevela,
si es más corta la paciencia,
se hace más larga la espera.

Se adivina la presencia,
viva imagen que retorna,
como un sonoro ciclón
o una corriente que aflora.
Vive rea en el interior,
como el amor en la alcoba.

Crece sin pausa la flor,
la hierba bajo los pies,
el tallo buscando al Sol.
Trina locuaz el gorrión,
como canta el ruiseñor,
libre en el atardecer.

Atajos en el pensar,
sendas ocultas sin cielo.
En el camino soñar,
para entender el sendero.
La tierra en la mano está,
deslizándose en los dedos.

Confinado en su pesar,
verso de dolor sin duelo,
unas hojas que versar,
tiempo de amor prisionero.
En el sueño recordar,
lo que se vive por dentro.

Amor que vive y navega,
en las procelosas aguas,
de la vida en que se alberga.
En la brizna que se acerca,
pasión que arrastra y espesa,
como en el mar la marea.

Volver viviendo sin prisa,
con la mente limpia y fresca,
sinfonía de colores,
armónica voz que suena,
en la beatífica brisa,
que acaricia y que consuela.

Amor que rompe la niebla,
beso que creciendo sella,
las grietas del corazón.
Con un soplo de pasión,
crece el amor en la Tierra.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.  

viernes, 22 de mayo de 2020

VEN A MÍ YA SIN DUDAR.


En un poema se ofrenda el corazón,
y cuando ese corazón ya no es nuestro,
se avizora que han quedado sólo cantos,
y queda atiborrarse -en un acto amoroso-,
con más cantos para no matar la alegría
de vivir … para seguir entonando diversas
canciones, pues al perder la razón,
la sonoridad vocal evitará nuestro fenecer,
que los sueños perdidos en las negruras
ya nunca retornarán, queda el consuelo
de poseer un ángel exilado del cielo
que otorgue vida al que muere en sus lances,
constituyéndole nuevamente en un hombre
si sólo puede oír del ángel su nombre.

En el lúgubre recinto donde te hayas,
vigilas las partículas de lluvia precipitadas
sobre las verdes coníferas que se enaltecen
y estas conocen los secretos que no dices;
la vida envuelta en el cendal del celaje,
emana la prolífera fragancia de vitalidad
y los fragores muestran su emoción
con estrépitos portadores de oscuridad,
los fatuos alcores escuchan trinos
de aves que epilogan tu grácil llegada,
y vas a manifestar tu vida, lo percibo,
sin moverte recorrerás rancios caminos,
desde el vetusto recinto do estás,
tapias cetrinas permanecen expectantes,
porque auscultarán en momentos
de la historia estrafalaria que rememorarás,
empero tus ojos moribundos se niegan
a verter tus memorias para no llorar,
al remembrar sucesos emergentes,
do habitaron los espectros que torturan,
-aún ahora- con la luminiscencia
de tu habitación lúgubre y taciturna;
te vigila la mercenaria de la noche,
para arribar en tu lecho con vehemencia;
las sonrisas se secaron en tu regazo
chamuscándose, mas no la flor del friso,
la luna emergió desde el techo,
y con el anhelo de abrazar con ternura,
se escondió hasta bajo de tu cama,
sentada estás y a ella le bebes el miedo,
esperando del céfiro un torpedo,
el viento en connivencia con la negra dama
-dueña del tiempo- de ti se bufonean,
calando hasta tu osamenta viviente;
el tiempo no es contigo comedido,
y quieres apresarlo donde no vean
los árboles que te juzgarán de excéntrica,
tienes sed del tiempo que aún no bebes,
sin pagarle el precio que le adeudas;
resuenan sentencias en cada vocecita
de las hojas que petrificadas te ven,
sin embargo te mofas de sus bullicios,
mientras sueños no dormidos son dolencias
que ofrendas para que te den
la anuencia de enmarcarte en el muro;
la flor en la orla vivirá aunque mueras
y resistirá expectante mil noches
para morir cuando ya -sin prisas-
decida yo finiquitar mi existencia
para unificarme con tu esencia.

En tus ojos no puedo evitar leer
los sentimientos que calla tu corazón
al incrustarme en tu fémina mirada,
tu boca deliciosa me musita con cariño
si tus manos se estremecen por el fuego,
emitiendo palabras exentas de mentiras;
activé mi pretensión de vivir
en todas tus mañanas, y de vigilar
tus sueños para registrar cuando suspiras,
una vida sin ti se torna en un martirio,
mas el fulgor de tu mirada es mi quimera,
un crepúsculo sin sol es un absurdo,
y yo sin tu perspicacia soy un inepto,
te imploro que me beses sin más demora,
que no te lo impida el tiempo ni el lugar,
por favor ven a mí ya sin dudar,
¿acaso no imaginas cuánto te amo?,
¿no sabes que mi alma por ti llora?,
por ti me muero, que casi prefiero
dejarme consumir por la muerte
si es que vivir sin ti será mi suerte.

Inexplicable es tu abandono
que parece incierto, inadmisible,
arremete contra mí a carcomidas la demencia,
excitada por incontrolable inquina,
y yo me digo: «esto no es posible»;
se vierten panoramas en una embocadura,
la sangre refulgente es increpada por otra voz,
¡ay! tu deserción resulta minimalista
y de geometrías abstractas,
que no puede arrogarla mi mente turbada,
solitario quedo y temo que no resista
mi alma que así recibe tus flechas,
sin la mínima conmiseración,
dejándome sumido en la cerrazón.

Si te dejo deambular en mi mirada,
déjame sumergirme lento en tu faz,
déjame desnudar a tu alma única,
y navegar en tu intimidad que reservas;
si te dejo acurrucarte en mi palpitante centro,
en tu cálida oquedad voy a deslizarme,
y en el plumaje de tu aspiración el éxtasis,
descubriendo tus secretos de lo interior;
quiero palpar con sutileza tus anhelos,
y esbozar las siluetas de tus preferencias,
abrigar a tu pecho con mis empeños,
y apaciguar internamente tus aflicciones,
alimentar a tu fe con mi dulzor,
y esculpir tus fruiciones con mi impulso;
si te dejo acurrucarte en mi pecho,
-resguarda por mí en cada brazo-,
déjame disfrutar la travesía en tu ser,
desvistiendo paulatinamente a tu alma,
uniendo mi terneza contigo, mujer,
y otorgarnos juntos el arrebato de la calma.

Bajo el temor de enfrentar mi realidad,
permanezco sin ti, en este presente
que invariable trascurre hacia lo eterno,
aniquilador y embriagador suceso
que me asesina en cada palpitación;
-una eternidad sin ti mi alma no tolera-,
alejado para siempre es una cruel condena
sin poder participar de tu resplandeciente
compañía… ¿acaso tras la muerte sin enmienda
habitaremos con el alma dócil
y sin reconocernos seguiremos en la misma senda?




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.  

EL ESPÍRITU DE TU CORAZÓN.


Mi mente divaga al escuchar tu voz,
Así que me dedico a leer tu cuerpo,
a bailar al ritmo de tus te quiero.
A verte fijamente a los ojos
y perderme en ese exótico laberinto,
Llegar a la salida,
Tirarme cuesta abajo para nadar entre tus labios,
Ya en la orilla dedicarme a recorrer tu cuerpo
para poner mi huella en cada rincón no explorado de tu alma,
Sentirme vivo al deslizarme por cada arruga de tu palma,
Ya entregados el uno al otro tomar tu mano,
llevarte a la luna y en cada una de las estrellas
comparar mis huellas con las tuyas,
Con la calidez de cada letra,
te dedicaré párrafos que relajarán tu alterado corazón.
Lameré la sal de tus ojos para eliminar tu triste pasado,
Sumergiré mis palmas en lava para acunar tu corazón,
desfilare mi lengua por tu piel para refrescar la de este intenso calor que provoca la fricción de nuestro cuerpo.
No te quiero a ti,
quiero casarme con tu vida mientras la muerte bajo su fría túnica trae nuestros anillos,
Y en nuestra luna de miel cada noche, cada mañana, cada madrugada, cada tarde...
Vivir contigo una y otra y otra y otra vez hasta perder los sentidos.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.  

ENSÉÑAME POESÍA.


Mientras caminaba
las cosas se hacían pequeñas a lo lejos,
y una fuerte brisa me acompañaba,
¿podría acaso también la nube
que me arropa,
ser mi compañera en este viaje?
De pronto un ave hecha
de sueños del caribe,
se acercó mientras recitaba
algunos versos,
y entonces me dijo:
¡Enséñame!
que también quiero hacer poesía.
Le respondí:
Dime tú,
¿cómo puedo yo enseñarte poesía
si la poesía me enseña a mí?
¿Cómo puedo decirte si un verso
está bien o está mal?
Si en cada verso,
hay un mundo infinito
de tu bondad.
Si te enseño, no será
más que mis versos,
estos tan llenos de mí.
Mientras vuelas, le dije,
estás versando la vida,
mientras cantas,
un poema se escribe en el viento.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.  

jueves, 21 de mayo de 2020

TAN SÓLO CON VERTE.


Mientras las estrellas brillan sin cesar,
yo sueño con tu amor, yo sueño con tu mar,
y siento una fogosidad, que me quema el corazón,
cuando contigo, yo me pongo a soñar.

Yo, que siento que la pasión puede más,
yo, que ardo en deseo cada día,
yo, que necesito tenerte para soñar,
yo, que necesito alejar esta melancolía.

tú, que no sales de mi mente,
y yo, que te deseo cada día más,
Tú, que eres fuego avivadamente,
y yo que quiero que me quieras,
y me desees un poco nada más.

Tan solo con verte,
se nubla toda mi mente,
y en mi reina la pasión.
Y siento locamente,
que el deseo es más fuerte,
y entonces pierdo la razón,
con soñarte ya no basta,
quiero ser lo que te arrastra,
a perder continuamente toda la razón.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.  

MENDIGANDO POR TUS BESOS.


No sé qué vi en ti mujer,
para volverme adicto,
a tu manera de ser,
y a todos tus conflictos.
Tú me engañabas,
me utilizabas,
y cuando ya no te servía me tirabas,
y pese a todo yo te perdonaba,
te di la mano cuando más me necesitabas,
y es que esperaba algo de ti,
tu corazón tal vez, tu corazón tal vez.

Pero yo ya no puedo seguir así,
como siempre mendigando por tus besos,
como siempre esperando algo de ti,
algo que solo ocurre en mi sueños.

No sé qué vi en ti mujer,
para volverme loco,
para perder la dignidad,
y morir poco a poco.
Y es que estaba hechizado,
yo no estaba cuerdo,
tú me borraste
del alma el recuerdo.
De lo que yo era,
y de lo que yo quería hacer,
que era luchar por tus besos,
sin llegar a perder,
la dignidad y el poco orgullo que tenía,
y todavía aun, dices que eres mía,
pero yo ya no te creo, yo ya no te creo.

Porque yo ya no puedo seguir así,
como siempre mendigando por tus besos,
como siempre esperando algo de ti,
algo que sÓlo ocurre en mi sueños.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.