Me sobresalto cuando el lúgubre lienzo
se extiende sobre los páramos de mi lecho,
quedo incitado para oír un canto de tono
inaccesible,
y siento un desconcierto en mi fragilidad,
mis afanes no han sido pretensiones
verdaderas,
-empeños volubles sujetos a mi capricho-,
soy sojuzgado por los embates de torrenciales
que pintan a mi mente ... pero no lo hacen
en el pergamino claro de mi pesada memoria,
mis demonios hacen mella y se regodean
desvaneciendo sin conmiseración a mi senda,
demoliendo los pilares de mi interior;
me siento a veces escoria y a veces prolijo,
deidad de mis inauditas determinaciones,
si mis pesquisas arremeten, me atosiga
la figura de la hermana muerte, fantasmas
que me hacen desconfiar de todo y ello me
lleva
a enclaustrarme en mi caverna solitario,
otorgándole a los demás laya despectiva…
amante me vuelvo de un idilio poco atractivo,
yo y la luna entregados en apasionamiento,
y sueño… hasta que de pronto la brisa
me despierta y me advierto en mi habitación,
he retornado al mundo y en el friso
blanco soy de homicidas, la estupefacción
me reconstruye como un ser inerte que respira,
insomne me aferro a lo palpable de lo
abstracto,
no soy igual a los demás, sin duda soy un
excéntrico,
y en eso todos los demás coinciden conmigo,
en ser seres diversos… quiero olvidar poco a
poco,
lo que ya no recuerdo y me encamino a soñar,
obstinado en este encierro que me consiento,
sin escape y sin deseos de escapar, persisto…
yo mismo me permito estas resoluciones,
mi anhelo melómano es el impulso
que me tiene como juguete de mis acciones.
Sollozos, alborozos, bullicio y cataclismo,
todo perfilado para la inmortal tribulación,
¿es posible morar en este encefálico cajón?
aquí es un acopio de rocas y litorales
anegados,
con vacíos que atan y ausencia de confidentes,
se admite la familiaridad de extraños,
los caza recompensas … presiento peligros,
¡sosiégate corazón!, puedes explosionar en mí,
y lanzaría proyectiles desde mi cañón bocal;
la indiferencia goza ante la hambruna …
inusual furor,
que borra la belleza del mágico colorido de
las flores,
rosas que resaltan más si están ausentes en el
jardín;
se ha finiquitado la algarabía, de este
madrigal,
y tal como las otras veces … con un parcial
fin.
¡Ay!, esa extenuación tuya por aguardar mi
espera,
ese mutismo por no expresarme más tus
cortejos,
ya no me buscas, ni me imploras … ¿qué te ame
pretendes?, mujer, si los dos estamos
anonadados,
sabe que en mi predilección no estás con los
remanentes,
¿tú eres quien tal vez ya no me buscas?, no lo
asimilo,
sin duda no soy el centro de atención para las
demás,
lo sé … ¿será que ya no me soportas?, el lazo
que nos une puede ser tan endeble, al menos
por ahora,
¿no podremos ser ni amigos?, ¡ay!, mi alma
solloza,
que torpeza la mía, en vez de tus afectos,
conseguí
tus desdenes … te alejas de mí, ¿por qué así?,
¿en qué momento deje de ser fruición para ti?
Yo, alejado, me llevo a tu corazón
secuestrado,
trascurrirán las horas sin noticas de mi
paradero,
querrás saber de mí, hoy sin duda lo anticipo,
¿amor u olvido, qué es lo que me tiene así?,
¿será asequible que pueda seguir sin ti a mi
lado?,
¡no!, tal como tú, mujer, nada en mí ha
muerto,
el amor por ti persiste virgen en mi ser,
siempre te busco…
me increpan mis allegados por qué no estás,
que en dónde te has quedado… y mi llanto
lastimero
te aclama, no hay nadie como tú entre las
personas,
y como a ti, también se me ha quedado el
tiempo varado,
y aún vivo sin poder vivir, desde que estoy
sin ti.
No das créditos a lo que te profiero,
asientes que fue por tu ingenuidad
que acaeció mi acto de favores
y que por tu lozanía emergió la intrepidez,
mas hoy tengo en las manos tu corazón,
aún cuando no tuve tu aquiescencia,
tus indómitas remembranzas
le inquietan a tu estoica inacción,
sin duda me sedujo el imán de tu apariencia,
pero te confieso que jamás tuve el propósito
de abandonarte y dejarte inerme,
si eres tú quien habita en mi interior,
no puedo permitirte la soledad,
retornaré a ti, enarbolando palabras sinceras,
nos reencontraremos por el bien de los dos,
para cambiar esta cuita por hilaridad.
Mi inmortal pasión en tus devenires
presagias resueltamente, la tenue llama
dentro de ti vocifera por mí y solicita
mi retorno ... te pido que me mires
y que tú corazón refrende tu compromiso
de sensibilidad, sinceridad y eternidad,
quiero aún sentir que tu boca me besa
y me musita palabras de sutil sensualidad.
Mujer admirable, es la expresión
de tu alma la propiciadora de todo esto,
yo sólo soy el desquiciado que en la conmoción
de tus expresiones me he puesto atento
para apropiarme de tu pasión con osadía,
que no es mía la nefasta campaña
de entristecerte … ¡ay mujer qué horrendo
acto el mío! lo siento, espero consideración
de tu parte por esta situación.
Inefable dolor, inherente en el amor,
los amantes transeúntes no cesan,
es verdad, unos van otros retornan,
y en el falso embeleso producen desazón,
tétrica existencia de quien pierde en el juego
al amor verdadero que pasa en frente,
y por estar entretenido en otros placeres ...
se pierde también el fuego
del amor quedando displicente en el glaciar.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.