viernes, 31 de julio de 2020

AMOR ETERNO.


Expreso mi amor por ti
de la única manera que ahora puedo,
escribiendo todos mis sentimientos.

Así lo hago porque te sigo queriendo,
en vida te juré amor fiel y sincero,
ahora que has fallecido lo juro eterno.
                    
Recuerdo tus manos cálidas sobre mi pecho,
acariciando mi espalda, eran amorosas,
eran como alas blancas de palomas.

No necesito otras manos, ni tener otro cuerpo,
siento tus caricias como antes, dentro, muy adentro,
cada noche, despierta o dormida, siento tu cariño,
y con ese recuerdo me quedo, siento tu amor inmenso.

Amor eterno te guardo, desde donde estés amado, recógelo,
para ti he levantado un altar en mi pecho, para mi es sagrado
acúnalo, y guárdalo en tu sagrario.

Te sigo amando con el alma, el corazón y sentimiento,
mi amor ahora se ha convertido en ETERNO,
y será así hasta mi postrer aliento.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

SUICIDIO POR MI CULPA.


A veces quisiera pegarme un balazo,
entonces recuerdo que tiempo atrás
vendí la pistola y sus balas de plomo
para pagar por algo de sexo oral...
Me hubiese ahorrado el dinero,
ya que gratis, la mano me sale usar.
Y como no soporto la sangre ...
ni loco para mis venas cortar.

Pero puede que me ahorren el trabajo
y otros me peguen los balazos,
ya que dos pistolas me mandaron guardar
y por sexo las fui a cambiar ...
así que cuando las vengan a buscar,
me van a matar igual.
Por lo menos algo pude disfrutar
y perdí la virginidad
al conocer la felicidad
que da el placer del sexo vulgar.
Y no tuve que usar la imaginación
que ya era insana adicción
a diario mi mano usar ...
cuatro o cinco veces nada más ...
escondido en el baño
o encerrado en la habitación
¿a quién engaño?
que todos saben que miento muy mal ...

También pienso en la posibilidad,
de colgarme de un árbol ...
pero mi lengua de corbata quedará,
y además si al trepar me caigo
¿o se corta por mi peso la cuerda?
¡en el suelo me he de azotar!
huesos me he quebrado muchos ya
otra opción que he descartar.

Tendrá que esperar mi suicidio
que al centro de la ciudad me van a mandar.
Por suerte no vendí el chaleco anti balas
que para ir al lugar tendré que usar.

Cianuro es muy caro y no sé dónde comprar
y no puedo hacer explotar un balón de gas,
porque ya los vendí todos tiempo atrás
para comprar cigarros y poder fumar.

He pensado en diez gramos de cocaína
y una sola raya inhalar ... sobredosis letal.
Pero ... con las fronteras cerradas por la pandemia
sólo venden harina con polvos de hornear ...
y por eso, como efecto colateral
muchos han dejado de jalar.
Que solo se ahogan y ni se puede respirar
Eso, iré al centro sin usar la mascarilla
y así me podré contagiar
pero ... si la policía sin ella me pilla
no solo me van a multar
sino que me van a encerrar
y en el calabozo me pueden violar
y siempre está la posibilidad,
de que a algún criminal ...
¡Yo le tenga que dar sexo oral!
mejor la voy a usar ...

Debería pensar en casarme
como dios manda ...
pero eso sí sería hacer una manda ...
porque me quiero casar con otro hombre,
y que nadie se asombre...
porque él pudo enamorarme ...
después me dijo que tenía sus dudas
pero que en base a sus experiencias
él se sentía más heterosexual
me mentía de forma cruda
pero lo amo  igual ...
y además hoy en día es legal
que dos hombres se casen ...
en una iglesia sigue siendo imposible
que ahí nos violen es más factible ...

Creo que dejaré de pensar  tonteras
y además de todas maneras
algún día tengo que morir
y lo haré feliz de tanto escribir
y haber podido  vivir
la alegría de sus versos sentir
los que siempre están dentro de mí ...

donde hay pluma y papel 
hay bolígrafo y cuaderno
hay lienzo y pincel
hay un teclado moderno
para hacerte sentir
para hacerte reír
con carcajada espontánea
de un ave lejana
feliz porque te ama ...




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

EL AMOR SELLÓ LAS GRIETAS.


Campos sembrados de ideas,
tierras ocres, sin matices.
Versos que son cicatrices,
de las heridas que quedan.
Calló el grito en la garganta,
se despertaron los mundos
y se durmieron felices,
quienes amaron la Tierra.

No solo el odio quebranta,
no solo el amor consuela,
no quedan restos de nada,
en donde nada se queda.
Amores que se desvelan,
con un nudo en la garganta.
Dolor que pasa o se queda,
se difumina o se agranda.

Errores inconfesables,
que dejan poso en la guerra.
Sin mácula se quedaron,
libres de toda sospecha,
si en su nobleza entregaron,
pedazos de su grandeza.
Nada muere, se transforma,
dejando a su paso huellas.

Viajeros que van de paso,
con la impronta de sus quejas,
de reliquias el morral,
de lo que detrás se queda.
Infatigable y sin rumbo,
cual batel a la deriva,
pisa el andariego el mundo,
sobre sus hombros, la vida.

Verbo que pierde y se arruga,
oxidándose entre tiempos,
tiempos que van retornando,
remendadas vestiduras.
El peso de la locura,
presa en un cerco de arrugas.
Amores que van pasando,
como ciclos de la Luna.

Tornó la mirada en verso
y la palabra en caricia,
caminando en los senderos,
llena y vacía la vida.
Se va achicando el deseo,
según se alarga la vida
y son más tiernos los besos,
si es más cálida la brisa.

Caminante sin camino,
por vericuetos sin nombre,
atajos entre senderos,
sendas perdidas, sin bosque.
Veredas entre los sueños,
que van dejando el recuerdo,
con los ojos entreabiertos,
para ver sin ver lo cierto.

La verdad lloró al nombrarle,
embargada por la pena,
mientras la razón andaba,
por el mundo, a duras penas.
El tiempo borró las huellas
y el amor, selló las grietas.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

LAS CARICIAS DE LA MAÑANA.


Se hacía el aire de su aroma a ensueño, el fuego se colgaba del silencio de sus manos, un estero de pasiones se paseaba por sus pechos y por cada beso mío quedaba el cielo sonrojado.

Mientras dormía, yo le removía sus cabellos con mis dedos, la imagen descansada y el futuro sentimiento. Con la dicha libre a los sueños y abrazada a la pausa de su almohada, se fundían con su aliento las caricias de la mañana.
                                                
¡Qué dicha era la mía contemplándola desnuda, dormida por los sueños después de una locura! Leía cada letra de su respiración y el verso ya formado de su mano aquí en mi pecho; la vida era la misma vivida por los dos y el día se llenaba con sabor a firmamento.

¡Qué dicha era la mía contemplándola dormida, desnuda ante mis ojos que al verla la envolvían! Leía cada letra de su respiración y el verso ya formado de su mano aquí en mi pecho; la vida era la misma vivida por los dos y el día se llenaba con sabor a firmamento.

Desnuda y tan mía se veía entre las sábanas: ella dormía ...  y yo era el que soñaba.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

jueves, 30 de julio de 2020

GRITOS EN EL SILENCIO.


En el mar de la impaciencia,
brota la insegura prisa,
precipitados deseos,
entre ideas imprecisas.
En el río de lo indeciso,
se gesta lo reflexivo.
o se desata la ira.              
No hay en la prisa consciencia,
ni hay en lo veloz certeza.

En el corazón belleza,
cuando no nace el delirio.
La ternura es la certeza,
de que es seguro el cariño.
El tiempo rueda en guedejas,
que cuelgan de los sentidos.
Amor que acuna sus hitos,
cuando encuentra su camino.

Silencio, dijo la vida,
aturdida por los gritos.
Pausó el tiempo al caminar,
calmó la ansiedad y el ritmo
y se desbrozó la mente,
de los restos de la ira.
Una suave melodía,
a la calma renacida,
se unió, callando los gritos.

El corazón en un puño,
se contrajo dolorido
y cada golpe de aliento,
dobló el silencio sin ruido.
La voz pausada en los labios,
en los ojos el suspiro,
en las manos temblorosas,
el latido se deshizo.

Caminante entre las hojas,
restos del árbol caído,
cada tormenta renueva,
de brillantez los caminos.
Una ráfaga de viento,
imagina que es el tiempo,
arañando lo vivido.
Caminante en sus andares,
de cada instante fallido.

En la mar de la existencia,
fragorosas son las olas,
que azotan flancos y ritmos,
el silencio se deshace,
dando paso al alarido,
la voz cuajada de notas,
de un contralto barítono.
La mar derrotó al silencio,
alejándose sumiso.

Amor mudo y silencioso
o airado cual griterío.
Amor de perladas frentes
y ojos ahítos de brillo.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

MIENTRAS CANTAN LOS GRILLOS.


Del néctar de la vida,
el sabio y el poeta,
sin cesar se alimentan.
Como abejas obreras,
cuidan de la colmena,
de la mente que piensa,
del detalle minúsculo,
de la jugosa esencia,
del átomo y del núcleo.

Una voz clandestina,
en los labios precisa,
se ha mostrado indecisa,
si ser aliento o brisa,
si hermosa o agresiva.
En la duda cohabita,
con la calma y la prisa,
en su aleteo, imprecisa.

Bebe el amor del nervio,
que vibrante succiona,
la pasión que gravita,
sobre la esencia misma.
En la vida palpita,
como una hoja al viento,
como un molino gira,
sin descanso en su centro.

Una mirada limpia,
cautiva en las pupilas,
se ha quedado mirando,
como la Luna mira,
en los ojos serenos,
donde la paz habita,
festonados los párpados,
con dos bellas cortinas.

Corazones de lata
revestidos de cera,
en celofán envueltos,
bañados en riquezas.
Corazón de madera,
de frialdad que delata,
sombra que no proyecta,
porque no tiene sombra.

Grito que se derrama,
de justicia investido,
con la verdad sangrando,
de derechos heridos.
Se ha quedado entre voces,
como un vago quejido,
que en el albur se pierde,
entre murmullos híbridos.

La verdad se detiene,
si la razón se pierde,
entre oscuras miserias.
Un luz cegadora,
ha cerrado los ojos,
a la verdad auténtica.
La penumbra se cierne,
si la verdad no aflora.

Amor en el estío,
abrasador, bravío.
Templado en la calima,
perlados los sentidos.
Acaricia la sombra,
mitigando los gritos,
mientras cantan los grillos.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

lunes, 27 de julio de 2020

SINFONÍA DE PALABRAS.


Cada noche duermes tus sueños,
sobre hojas de papel, ya escrito,
que bañados con el eco de tu voz,
inundan mares de almas, hasta convertirlas
en la más pura de todas las poesías,
Estampas tu huella más sensata
en senderos luminosos, y tu voz,
inquebrantable, pasea por sus letras,
derribando con su eco,
las murallas de su fina memoria.
Dominas las palabras de los versos,
y avanzas por sus renglones,
como si flotasen en el aire,
manteniendo viva esa llama,
que junto al eco de tu voz,
las convierte sin dudar,
en las más bellas poesías.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

NO LA DEJES QUE SE VAYA.


Si sabes que ella te ama
Y tú no le has hecho nada,
Insístele que se quede
No le dejes que se vaya.

Si el amor entre los dos
Ha sido un amor bonito,
Llego el momento preciso
No la dejes que se vaya.

Si luchaste por su amor
Para evitar el dolor
Y buscar vivir mejor
No la dejes que se vaya

Cuando vives con amor
El amor nos nutre el alma
Y si tu mucho la quieres
No la dejes que se vaya.

Cuando se inicia un amor
Mucho debemos luchar
Y para no luchar solo
No la dejes que se vaya.

Si el amor fuese eterno
Nunca se acabaría,
Pero es mejor entre dos
No la dejes que se vaya.

El amor es siempre sano
Y nada lo debe dañar,
Para que nunca estés triste
No la dejes que se vaya.

Si su amor recuperaste
Mucho lo debes cuidar,
Evita hacerle daño
No la dejes que se vaya.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

EN MIS NOCHES.


En mis noches
tú vienes de prisa,
me besas
y me dejas tu risa,
te confundes
con mis pecados
y te escapas
cuando has amado.

En mis noches
te paseas conmigo,
yo soy el amante
y también el amigo;
me persigues hasta
hacerme cautivo
y entre tus rejas
¡sí que he vivido!

En mis noches
deslizas tus manos
por mi cuerpo
y así nos amamos,
tus temores no existen,
tu pudor se desviste
y me dejas ver
lo que jamás permites.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

VIAJA LA NOCHE SERENA.


Rimeros de sensaciones,
como cascadas de ensueños.
Vibrantes voces ocultas,
que susurran emociones.
Cataratas de recuerdos,
como torrentes de sueños.
Notas que vienen y van,
como sentidos arpegios.

La sangre envuelta en pasiones,
busca el corazón a tiempo,
en cada latido ansía,
un torrente más intenso.
La gravedad se desprende,
del humano desperdicio,
aflojándose los hilos,
que cosen los sacrificios.

Repta el ánimo aterido,
en busca de lo divino
y va tejiendo jalones,
para alcanzar al instinto.
La boca abierta a otra boca,
sortilegios redivivos,
buscando con los alientos,
enzarzarse en un ovillo.

Temprano llego la aurora,
para despertar al mito,
en sus ropajes de seda,
en sus rostros variopintos.
Nubla el sueño cuando el alba,
temprano ocupa su sitio.
Los deseos se quedaron,
presos a medio camino.

Gota a gota, como notas,
de un diapasón de suplicio,
va entrelazando la hojas,
que se desprenden del libro.
Los ojos entrecerrados,
manteniendo el equilibrio.
La vida construye el sitio,
donde dormitar su sino.
          
Viaja la noche serena,
plata y nata, como un mimo.
La flor plegando sus ojos,
para después revivirlo.
La calma llamó al amor,
con exigencias de niño
y el mar de los arrebatos,
tornó sus voces en gritos.

Ligera brisa que ama,
la faz que mira con brillo,
querencia pura del alma,
que se entrelaza al sentido.
Besó sin pensar la cara,
que reflejaba cariño.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

NO SOY DE NADIE.


No soy de nadie.
Me hice el amor durante mi holocausto.

Pasé horas viéndome en el espejo pensando de forma constante el por qué estoy viva, buscando un significado para no dar fin a mi vida, me perdí en mí. Deje de pensar, note el color de mi piel y la suavidad de esta, el cómo se sentía tocarme y mi propio calor. Una idea paso por mi mente: "¿Alguien te ve como tú lo haces?", noté cada parte de mi cuerpo, observe mi habitación con atención, me gusto ver los libros tirados y la taza de té con una marca de labial café. Saboreé mi saliva después mordí mis labios, me sonroje y una risa pícara salió de mí, me gusté.

Deseé poseerme, auto aclararme.
Nadie me tocará sin causarme dolor.
Nadie me verá con atención.
Nadie me entenderá.
Nadie mantendrá mi interés.
No amo, no odio a nadie.

Me invité una cena con una copa de vino rosado, puse un suave jazz, me hice el amor al caer la noche. Ya extasiada tomé una navaja corté a lo largo de ambos brazos. Me miré desnuda al espejo mientras mi sangre caliente me recorría de acuerdo a la gravedad, mis extremidades se helaron. Me vi tirada en el suelo, la música sonaba, un ángel negro, la muerte me visitó.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

domingo, 26 de julio de 2020

EL AMOR QUE EN MÍ FLORECE.


Me avengo en este ir y venir de las cosas
en una intelección amorosa del mundo
que me atrapa, en su devenir connatural
como una solemne advocación perentoria.

Me dejo seducir por las pardas luces
de un atardecer que se vuelve eterno;
me acicalo los recuerdos del alma,
suspiro y nuevamente vuelvo a creer.

Nada es claro cuando de soñar se trata,
forjas grandes castillos que al paso del aire
se desploman, así es el amor cuando
entra por la puerta sin ser invitado.

Crea submundos internos llenos de color,
nos hace fuertes, capaces de conquistar
lo inconquistable; es adrenalina pura
corriendo por todos nuestros huesos.

Y el amor que en mi florece es fuego,
atemporal y misterioso, luz que enciende
al corazón como bola de fuego, pasión
que resucita encaramándome al universo.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

¿QUÉ ES EL ALMA?


El diccionario y los psicólogos nos dicen lo que es,
como parte inmaterial o espiritual de un ser vivo,
y que el alma no muere, es eterna.

El alma está sobre todo en sitios determinados,
aquellos lugares que has estado con el amado,
notas como llega una brisa suave, y nos besa,
piensas; eres tu amor mío que estás a mi lado,
y sigue acompañándote mirando el mar azulado,
o el vuelo de las aves, que van el horizonte perfilando.

O cuando escribes un poema, o lees alguno intenso,
de un poeta excelso, o de un buen compañero,
o cuando escuchas una bella melodía, entonces el alma tiembla,
porque la emoción nos llega.

Notas a veces que el alma te da toques de aviso,
como si fuera un pequeño ''Pepito grillo'',
y se emociona mirando un bebé dormido,
o los ojos de tus hijos, o un pajarillo cuidando de su nido,
y al día siguiente como canta y los alimenta con cariño.

Subes a la cima más alma y contemplas el panorama,
se asoma la luna roja como la grana, porque tuvo un eclipse,
luego al atardecer, el sol se irá a dormir, pero sabes,
esperas, contemplas como el cielo de color va teñir.

Y recuerdas cuando unías tu cuerpo al del amado,
entonces se fusionaban las almas en una de sola,
y añoras, sigues amando y el alma duerme a tu lado,
sabe que dejas deseos y anhelos bajo la almohada,
y te acompaña...eso para mi es tener, y sentir el alma!




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.