lunes, 6 de enero de 2025

EL SUSURRO DEL VIENTO.

Un día, mientras me encontraba en mi habitación, rodeado del silencio que solo la tranquilidad de la mañana tan clara puede traer, mi mente se sumió en una profunda meditación. Observaba a través de la ventana, donde el paisaje se desplegaba como un cuadro pintado por la misma mano divina. El cielo, de un azul tan puro, se encontraba abrazado por las montañas, que parecían susurrar secretos antiguos al viento.

De repente, una suave brisa acarició mi rostro. Era un viento tan fugaz, pero tan presente, que parecía haber llegado con una misión. Sin previo aviso, se deslizó por la ventana abierta y me invitó a un paseo que no requería palabras. Cerré los ojos, respiré profundamente y, sin pensarlo, seguí su llamada. En ese momento, sentí que no caminaba solo; la naturaleza misma me tomaba de la mano.

El viento me condujo hacia un sendero oculto entre árboles milenarios. Cada hoja que se movía parecía hablarme de la belleza infinita de la creación. La tierra, la misma que pisaba, susurraba historias de amor y vida. A medida que el sol ascendía, la luz se filtraba entre las hojas, proyectando sombras suaves sobre el camino. Sentí que mi ser se expandía, que mi alma se conectaba con el pulso del planeta, y que cada paso que daba me acercaba más a comprender algo más grande que yo mismo.

En ese rincón de la tierra, comprendí que la naturaleza no solo es un paisaje: es un reflejo de lo divino. En el canto del río, en el aroma de las flores, en el abrazo de la tierra, todo se unía en una perfecta armonía, como si todo estuviera tejido por el amor que Dios derrama sobre nosotros. Vi entonces que no existía separación entre lo humano y lo divino, entre lo natural y lo espiritual. La creación misma es un acto de amor que se manifiesta en cada rincón de la vida.

Conforme el día avanzaba, mi corazón se llenaba de una paz inmensa. La luz dorada del mediodía acariciaba mi piel, y las sombras de los árboles se estiraban hacia el horizonte, como si el tiempo mismo estuviera bailando al ritmo de una melodía antigua. En ese momento entendí que el amor verdadero no necesita explicaciones ni tiempo. Es eterno, está presente en cada acción, en cada latido, en cada encuentro con la naturaleza. Es el susurro del viento, la danza de las hojas, el murmullo de los ríos. Es el amor divino que se despliega sin condiciones, sin fronteras, simplemente siendo.

Y comprendí, también, que todo lo que somos capaces de lograr en esta vida tiene su origen en la conexión con el amor que Dios nos da. Como los árboles que crecen hacia el cielo, nuestras vidas también se elevan cuando trazamos nuestros objetivos con propósito y con fe en ese amor. Al igual que la naturaleza sigue su curso sin dudar, nosotros podemos caminar con confianza, sabiendo que estamos guiados por algo mucho más grande que cualquier desafío.

A medida que la tarde llegaba, con el sol comenzando a despedirse en el horizonte, me sentí uno con todo lo que me rodeaba. Vi en cada estrella una chispa del amor divino, en cada ola del mar un reflejo de la paz que reside en el corazón. Y comprendí que todo lo que existe es una manifestación de ese amor eterno, y que, al conectarnos con la naturaleza, nos conectamos con lo más divino de nosotros mismos.

El tiempo avanzaba, y yo seguía caminando, dejando que el viento me guiara hacia un destino desconocido, pero lleno de promesas. Sentí que no importaba a dónde me llevara, porque ya había encontrado lo que siempre había buscado: un refugio en el amor divino, en la paz que se encuentra en la conexión con lo natural. El cielo, las estrellas, la tierra, el viento… todo hablaba el mismo lenguaje: el lenguaje del amor eterno, que no necesita explicación, solo ser vivido. 





Autor 

Antonio Carlos Izaguerri 

domingo, 5 de enero de 2025

EL TREN DIARIO.

Suben al tren personas y sombras,

con el paso resignado de la rutina,

las caras aún veladas por el sueño

y en los ojos, un destello apagado

de cielos que no miran.

 

Viaja el tren por las hondas entrañas

de campos que se desperezan en el amanecer:

una fábrica se perfila en la bruma,

los árboles, temblando, murmuran secretos,

y el río, siempre el río,

como un verso de agua que nadie escucha.

 

En su interior, el vagón alberga su propio frío.

La jornada se estira como un día sin fin,

las palabras caen al abismo del olvido,

y los sueños, deshechos de tanto esperar,

vuelven a ser pospuestos.

 

Pero entre la penumbra surge una grieta:

una muchacha dibuja en su libreta,

no paisajes, sino futuros posibles.

Un joven de mirada serena

piensa en la risa tibia de su hijo,

en las caras de quienes le esperan.

Y en un rincón, dos voces pausadas

se entretejen en busca de una estación distinta.

 

Y el tren, sin prisa, sigue su paso:

lento y eterno, como el tiempo que se arrastra.

En el andén, las siluetas se apagan,

nombres perdidos entre la multitud en las calles.

El tren sigue su marcha, tristemente fiel,

y en el eco de sus ruedas se graba el aire:

el rumor eterno de un nuevo destino. 






Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

RECUERDO...

Recuerdo aquella tarde
en que llegaste a mi puerto,
mi alma sólo esperaba
que arribaran tus besos.
 
Recuerdo tus ojos negros,
clavados en mis pupilas,
se hizo mi cuerpo preso
de tu adorable sonrisa.
 
Recuerdo que se detuvo
el tiempo entre la brisa,
todo mi amor se hizo tuyo
al sonrojar tus mejillas.
 
Recuerdo aquel galopeo
del corazón en mi pecho,
mi cuerpo sólo temblaba
frenético y sin sosiego.
 
Recuerdo que te acercaste
en un suspiro de tiempo,
corriendo hasta mi boca,
robaste todo mi aliento.
 
Recuerdo tu tibio cuerpo
balanceado en mi pecho,
tan sólo por un segundo
yo supe lo que es el cielo. 






Autor 
Antonio Carlos Izaguerri 

¿QUÉ HACER?

Diría que esta es una pregunta moderna y antigua.

Una pregunta,

que no merece desatenciones.

Sin fuertes deseos,

sin grandes energías,

vivir,

es complicado.

Está claro que yo he sido torturado.

La libertad por lo tanto,

me sirve de poco.

Quedé atemorizado.

Fui arrastrado por sórdidas cadenas hacia esta nada inconmensurable.

Fui amado por varias mujeres,

fui,

atrozmente descuartizado.

Ahora,

soy escritor.

Otro tiempo.

Una voluntad desmedida,

todo cojones.

Fui aquél,

que tomándola entre mis brazos le quité la vida.

Fui aquél,

que entre mis brazos, le devolví el aliento.

Bien,

no puedo más,

que ahora,

haga lo que quiera.

La inseminación artificial,

también,

hará sus estragos.

Se volverá una vez más a sentir que las razas superiores deben ir exterminando,

lentamente las razas inferiores.

Las ciencias vienen asegurando el porvenir de esta ilusión.

Lo artificial,

nos terminarán diciendo,

siempre es más perfecto que lo humano.

Y para controlar el proceso,

irán prohibiendo la heterosexualidad.

¿Usted vio alguna vez un orgasmo?

¿Usted se dio cuenta que desde hace varios siglos, nos vienen diciendo,

que somos,

demasiadas personas,

para tan poco mundo?

¿A usted no le dijeron todavía,

que el trigo o el petróleo,

que el sol o la energía atómica,

son más que usted?

El goce propuesto,

como usted se dará cuenta,

es en definitiva,

superfluo,

ya que no encuentra en el sistema su propio tiempo,

y ocurre entonces,

en el tiempo de las producciones sociales.

Donde toda furia se hará sonido.

Donde toda energía se hará cosa.

Y el amor no existe,

porque el amor,

es un desvarío incontenible a plena luz,

delante de todo el mundo.

Ningún sistema que se precie de tal,

puede sostener su vigencia.






Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

SIEMPRE BELLA.

Hambre de vida la Tierra.
Amamanta a lo que nace.
Alimentando a los seres.
Y a los frutos que la pueblan.
Va regando con su sangre.
Cristalina y siempre auténtica.
Su propia piel y sus órganos.
Sus más íntimas esencias.

Tierra hermosa que embellece.
Lo que contiene y rodea.
La diversidad refleja. Y, es.
Como un calidoscopio.
En sus múltiples facetas.
Su belleza te embelesa.
Y en sus redes siempre atrapa.
Con agua, rocas y tierra.

Emprendemos el camino.
Por la piel de nuestra Tierra.
Como arrugas misteriosas.
Navegando por sus venas.
Que el mar  con amor acoge.
Y que en su vientre se crezca.
Que la Tierra sea el refugio.
Que albergue nuestra existencia.

De la Tierra sustraemos.
Las más ignotas riquezas.
Su superficie agrietamos.
Con surcos que la atraviesan.
Y esquilmamos sus entrañas.
Con tal fiereza y sin pausa.
Que enturbiamos su belleza.
Nos da vida y la ignoramos.

Amemos a nuestra Madre.
Que nos da vida y pitanzas.
Nos da sombra con los árboles.
Que, ofrecen, sus carnes tersas.
Y el agua que nos da vida.
Enriquece nuestro espíritu.
Su exuberante belleza.
Solo nos pide, respeto y nobleza.

Tierra Madre que nos besa.
Con sus carnes siempre bellas. 





Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

ESTUVE BUSCÁNDOTE.

Estuve buscándote en las calles de siempre y no te encontré.

Tu nombre pronuncié en la lejanía, esperando que el eco de tu ausencia apaciguara mi agonía.

Te busqué en otros brazos, otras pieles, en otros labios, y solo encontré
un cruel desengaño.

Aquí estoy, otra vez. Recordando tu presencia. Recorriendo las calles que llevan a tu partida.

He vuelto a mirar otra vez aquella casa, ¡Oh Dios bendito!

Aquella casa aún conserva tu recuerdo, todavía guarda tu aroma, tu risa y tu silencio.

Esa casa me ha visto pasar durante años, haciéndole compañía al saber que te fuiste y que nunca te despediste.

Me ha visto permanecer en silencio, recordando la noche del beso que mi timidez codiciaba, pero que nunca te dio.

Me mira desfallecer y derrumbarme en mis adentros al saber que la abandonaste y que de mi vida te marchaste.

Estuve buscándote, pero en realidad, ¿cómo se encuentra a quien nunca se despidió?

Aprendi a valorar quien eras perdiendote. 

Pero dime, vida, ¿Como confesarte que te amo si nunca fuiste mia? 





Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

LO QUE SIENTE EL POETA.

El poeta lleva en su pecho quizá un volcán dormido,
a veces fuego, a veces ceniza,
un susurro que grita en silencio,
la llama que arde, incluso cuando no hay luz.
Escribe de risa, de amores que fueron,
de abrazos que soñó y nunca llegaron.
Sus versos, espejo de lo que vive y lo que inventa,
resuenan en el aire como un eco eterno.
A veces, la gloria lo toca con manos de seda,
y siente que el mundo es un lienzo infinito.
Otras, la pena lo hunde en abismos oscuros,
y su pluma tiembla, llorando sin tregua.

Y reafirmo, no hay frontera entre su alma y el papel,
la tinta es sangre, las palabras son piel.
Cada verso es latido que se escapa,
secreto que grita desde las sombras.
Escribe porque no puede callar,
porque el amor lo arrastra como río desbordado.
Ama lo que ve, lo que no alcanza,
siente el peso del mundo y lo convierte en canción.

Un día canta amanecer dorado,
al calor de unos ojos que miran con fe.
Al siguiente, se arrodilla ante el ocaso,
pidiendo a las estrellas un poco de consuelo por aquello que ve.

Pero siempre, siempre, hay amor.
En la pena más honda, en la risa más pura,
en la gloria fugaz, en la herida que sangra.
El poeta vive para amar, aun cuando el amor duele.

Y al final, cuando su canto cesa,
el mundo se queda con sus palabras,
porque aquello que siente no muere,
es un eco eterno, un faro en la penumbra
y alumbra a todos aun cuando no está,                                              pues las palabras del poeta            permanecen como un legado inmortal. 






Autor 

Antonio Carlos Izaguerri 

NO MÁS RIMA.

No me preocuparé,

por la fulgurante rima,

a veces sólo lastima,

nunca más la increparé

 

Como la mar y su espuma,

son la métrica y la rima,

ya no subiré la cima,

tras una gran presa, el puma

 

Es mejor el verso libre,

como en un valle muy verde,

donde la rima se pierde,

y hace que el alma nos vibre.

 

Que llegue la inspiración

que nazca la creación. 






Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

UN BUEN DÍA PARA EMPEZAR.

El sol se cuela por las rendijas del ventanal…

rayando de luz las paredes de la habitación,

su tibia caricia me conforta…

animando mi adormilada pasión.


Estiro mi pereza al borde de la flojera total…

y acomodo mi figura para evitar levantar mi humanidad,

quisiera no haber despertado aún.


Me quedo suspendido en ese infinito neutral,

no veo nada,

no siento nada,

solo percibo una paz inusual,

y quisiera quedarme ahí,

y ya no volver por este dilema cruel.


No tengo ganas de seguir,

me da igual.

 

Afuera, a pesar del radiante día que me espera…

y del jardín exuberante de color...

percibo una oscura realidad.


¿A dónde puedo ir?


¿Qué puede cambiar?


Nada me motiva,

nada me prende,

me veo atormentado,

sometido a una nostalgia atroz…

que poco a poco me arrastra hasta un incierto final.

 

Qué sentido tiene levantarse a lidiar con la rutina, así…

si todo parece lo mismo, si la vida transcurre sin ninguna ilusión.


El sol allá fuera insiste,

está convencido que es un buen día para empezar…otra vez.


Siempre queda la esperanza de que algo pueda suceder,

siempre se puede volver a creer…

y retomar los sueños del ayer, siempre.


Tal vez hoy es el momento en que todo pueda volver a fluir,

y renueve una sonrisa…que presagie mis deseos de seguir.


Quizá hoy es un buen día para empezar…otra vez.





Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

ME RINDO.

Me rindo, como la noche a tus ojos 

 Al fuego que atraviesa mi alma en tu mirada.

 Me rindo a tu cuerpo desnudo que se levanta como una ola 

Y me sumerge en el deseo y el placer de tu boca.

Y me rindo al paraíso sin final al recorrer todo cuerpo; al 

oasis de tu piel para saciar la sed de mis besos con la frescura de tu amor.

Me rindo a la primavera de tu alma con aroma de gardenias y azucenas 

A las brechas de tu cuerpo respirando debajo de mi piel 

¡ Me rindo para amarte y quererte amor !

Para llevarte en mi alma como me llevo tus besos.

Al amor que es el fuego que atraviesa mi alma como una daga de besos tu mirada.

 Y me rindo a los pies de tu alma por amor. 





Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

SI NO TE HUBIERA CONOCIDO.

¿Cómo sería todo ?

Fuiste mi primer amor

y el único por ahora cuando te conocí me sentía como si encontré lo que faltaba 
me hiciste sentirme amada

olvidar mi problema perder horas juntos hablan de el amor que nos teníamos

 pero al irte me clavaste una daga en el pecho y la sacaste sin cuidado

entre escusas quedó todo nunca me dijiste el porque me dejastes 

Un te amo un que no lo cres

pero desearía no a verte hablado  

no si será la misma persona, pero por lo menos no te amaría sabiendo que estás con alguien más, diciendo lo que hiciste conmigo fuiste

un maldito idiota, pero no te olvidó mi amor ....  

Y si volvieras a mi vida, te diría que no, aunque me cueste, no quiero volver a revivir nuestra historia porque el final aún duele. 

Aprendí que una rosa es hermosa, pero sus espinas duelen al tocarla 

Aunque duela esa herida por ti floreci,

Pero en otro jardín para encontrar quien sepa cuidar de mi y no marchitarme  






Autor 

Antonio Carlos Izaguerri 

sábado, 4 de enero de 2025

MI FORMA DE SER.

Espero no cansar a nadie con la fragilidad de mi corazón, 

Que si le hablas feo siento como el pecho se me parte en dos,

Deseo que nadie tenga la gentil sutileza y me pida espacio,

Porque me dolería el triple de lo que les duele, haberles lastimado,

Que Dios se apiade y me rodee de personas que me entiendan,

Que sepan que necesito cuidado,

Que no se centren en el sonido que hace mi boca en medio el silencio,

O en la forma en la que tiemblan las manos,

Que sepan escuchar él te quiero de mis labios y apreciarlo,

Y jamás me rechacen un abrazo, con lo mucho que me cuesta darlos,

Gente amante de la poesía, la música y que me haga brincar de la alegría,

Alguien que sepa de versos y comenten el gusto por los míos,

no aquellos que dicen que no escribo poesía, porque mis poemas no tienen rima,

Gente que aprenda palabras, monosílabas, trisílabas, polisílabas,

Que les guste el cambio, pero se den un luto cada que pierden algo,

Porque es fácil construir algo desde cero, pero: ¿qué pasa con lo que pierdo?,

Personas que lloren, con la misma intensidad de su risa,

Que me amen, en silencio y me lo hagan saber sin necesidad de comentar sobre ello,

Porque yo no llamo amigo a cualquiera, no puedo,

Así como no puedo entregarle mi corazón a alguien pasajero, porque me pierdo en eso,

No soy de dar poco, yo amo mucho,

No sabré la fecha de sus cumpleaños, ni su color favorito,

Pero si necesitas llorar, porque te viene el mundo cagando,

Voy a estar ahí, apoyando,

No soy de dar cariño, me cuesta, me pesa, me entrego, me duele,

Se abren llagas sin sanar, que juzgan por la intensidad de lo que siento,

Mi naturaleza, ansiosa, empática, es estúpida,

Y no puede estar rodeada de personas que no son así,

Porque jamás entenderían cuanto me está doliendo eso,

Cuanto necesito, cuanto reclamo y porque me encanta hablar tanto,

No quiero gente que me juzgue por sentir tanto, eso no puedo cambiarlo,

Y debe haber gente ahí, que quiera ser mi amiga, mi pareja,

Losé, porque tuve la dicha y suerte de antes encontrarlo,

Solo me toca esperar y tratar de no dar tantas vueltas con esto que llevo pensando,

No puedo quedarme sola, si hay alguien como yo,

Disculpándose en algún lado del mundo, por sentir tanto. 






Autor 

Antonio Carlos Izaguerri 

DE. NUEVO EL SILENCIO.

De nuevo el silencio
inunda las calles,
no hay gritos de niños
ni vuelos de aves,
tampoco camiones,
ni coches que pasen.

Comienzan los días
del año y las clases,
están silenciosas,
vacías, sin nadie,
pues hay vacaciones
de niños y padres.

Se nota el invierno,
los días que nacen,
con esos colores
tan tristes y graves
que arrancan suspiros
de niños y grandes.

Se visten los cielos
con ropas saudades,
y asoman recuerdos,
que están en desvanes
guardados, con mimo,
con celo del viaje.

Prosigue la vida
el día que nace,
y asoman, temblando,
los ojos audaces,
aquellos que vibran 
mirando el paisaje.

Y tú te consuelas,
poeta del aire,
buscando en la niebla
el verso que pase,
aquel que, en la bruma,
perdió su romance.

Le ofreces un beso,
tu pluma y tu sangre,
le das tu cariño
de amigo y compadre,
y viaje en tus labios
por tierra y por mares. 





Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

CON RITMO APASIONADO.

Mi corazón late con un ritmo apasionado,
al pensar en él, mi alma se siente envuelta.
es un amor callado y me ama,
me llena de sensaciones hermosas.

No necesita palabras para expresarse libremente,
porque su cariño lo siento dentro de mí.
En sus brazos es donde quiero estar siempre,
donde su calor me calme, y mi alma se rinda.
Sentirme seguro, cerca de ella.

Mi amor no tiene límites ni finales,
es un sentimiento profundo,
me hace sonreír, y me hace llorar
pero sobre todo, me hace sentir y vivir.

Con él, el tiempo se detiene,
y el mundo se vuelve más tranquilo,
me siento conectada,
a una realidad más verdadera y pura.

Su amor es un regalo divino, un tesoro precioso,
que me hace sentir completa, y llena de alegría.

Con él me siento valiosa, y merecedora de amor,
un amor auténtico, que no se desvanece,
un lugar donde mi alma encuentra paz,
y mi corazón encuentra descanso.

Su amor es mi inspiración,
puedo escribir los poemas más hermosos
en días tristes o alegres
él me hace sentir especial y amada.

Así que aquí estoy, entre versos y rimas
disfrutando mi amor, y sintiendo su cariño.

Gracias por ser tú,
por hacer que mi vida sea más bella, y más llena de sentido. 






Autor 
Antonio Carlos Izaguerri 

SABE LA VERDAD.

Sabe la verdad el águila
Y la sabe el ruiseñor.
Hasta el corazón la sabe.
Pues al latir la declama.
Se descubre la verdad.
Cuando la vida es el alma.
Y es verdad la realidad.
Que en la vida se declara.

La verdad vive en el núcleo.
Donde se gesta el amor.
Es preciso estar alerta.
Que no huya por la puerta.
Sí, reina la falsedad.
Y sabiendo la verdad.
Se deshoja la mentira.
Cuál, margarita marchita.

Verdades hay en el aire.
Y en aquel leve suspiro.
Hasta en el cálido aliento.
Que la vid aexhala, y sabe.
La verdad, el niño. 
Que, siente, lo que no sabe.
Y en su ignorancia tan pura.
Vive la verdad y nace.

La verdad es la razón.
Que se abre para que salga.
Emergiendo de la nada.
Para sentirse en el alma.
Y al conocer la verdad.
Que a cada mente se adapta.
Una luz por fin renace.
De entre los restos que manan.

Hay senderos de verdad.
Por dónde camina el tiempo.
Donde el noble caminante.
Se descubre por completo.
Quien camina entre los sueños.
Con la verdad en el semblante.
Y en la mirada, que sabe.
Desnudarse ante el respeto.

El amor tiene en su seno.
La verdad más cristalina.
Cuando es puro y no camina.
Por sinuosos senderos.
Sabe el amor de mentiras.
Cuando va al lado el cerebro.
Y la pasión, no domina.

Sabe la verdad a néctar.
Porque es la esencia, que nace. 





Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

EL POETA Y SU VERDUGO.

Presto está ya el verdugo para ejecutar,

en el filo de su espada brilla la maldad,

su rostro congestionado oculta la verdad,

la verdad de matar a un vate solo por amar.

 

El verdugo

El filo de mi espada hoy vas a probar,

poeta ingenuo, tu amor no te va a salvar,

abre tu pecho franco que lo voy a traspasar,

conocerás el dolor inmenso que produce mi maldad.

 

El poeta

Yo te conozco cruel verdugo ¡asesta ya!

hunde tu espada maleva en mi corazón,

no pospongas tu tarea que yo acepto tu razón,

por eso golpea certero para que muera ya.

 

El verdugo

Veo que aceptas con donaire tu castigo,

¿acaso tu corazón por mi espada no será destrozado?

¿acaso mi golpe no te desviará del camino?

¡habla condenado antes de ser traspasado!

 

El poeta

Si tú supieras de lo que fui creado,

si tú entendieras que tu golpe en mí germina poemas,

si tan solo tú alma corriera por mis venas,

solo entonces sabrías de mis penas, de por qué vivo

y también sabrías del por qué me condenas.

 

Por fin el verdugo asestó el golpe,

cayó el poeta al suelo frío,

la escena infame quedó en un suspiro,

y Thor que lo vio todo, tomó en sus manos

el corazón herido,

con amoroso accionar, devolvió al poeta

un corazón puro y renovado para volver a amar. 





Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

EL CARACOL Y LA FLOR.

Que bonito lo que siento cuando amanezco modo flor, siento que soy explendor y que nada puede marchitarme.

 

Siento un deseo constante de adornar y florecer, de apreciar, agradecer de sumar y de aprender. 

 

Hay dias de modo flor y hay dias de caracol, donde me escondo del sol y vivo debajo de una piedra, donde nadie se aparezca a iluminar mi oscuridad, porque ahi encuentro paz y un silencio necesario. 

 

Ambos modos los admiro, y aunque el caracol y la flor viven mundos parecidos los dos son heroes heridos que han luchado y sobrevivido. 

 

El caracol se alimenta de la flor en ocasiones, le causa algunas lesiones, temporales, no permantes pero tiene antecedentes de hacer daño sin pensar.

 

 La flor es muy especial y conoce todos sus defectos, lo acaricia, le da techo, con paciencia ella lo escucha, le ha eseñado que el amor es mucho mas fuerte que el miedo, la violencia o el desapego. 

 

El caracol ya no es ciego y se rinde ante su flor, ya no va de planta en planta dañando sin ser conciente, ya solo espera paciente en su oscuridad tranquilamente. 





Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

DIVAGANDO EN PENSAMIENTOS.

Me zambullí en una especie de lago donde se cruzan la verdad y la mentira.

 

Esa sensación indescriptible, parecida a como drogarse con morfina, que va desde el alivio hasta perder por completo la noción de la vida.

 

Sigilosamente camino por las calles del tormento sin que pueda cauterizar esta herida que sangra por dentro, tanto de noche como de día.

 

Para mí es como una simple rutina que me abofetee la vida, ya sea por hacerme una broma o para despertarme de mi agonía.

 

El amor para mí es como la rueda gigante de los parques de diversiones; a veces me eleva en lo alto y de repente me precipita hasta al ras del suelo.

 

Mi único consuelo es detenerme a observar cómo se aman ciertas personas, ya sean amores reales o estén fingiendo.

 

Porque lo que yo siento es como si fuera que me han quemado vivo y me han enterrado en una profunda fosa.

 

Pensar en correr no fue siempre mi mayor deseo; aunque no lo niego, mi amor siempre fue ciego.

 

Volé hasta el cielo viendo esos paisajes hermosos que deslumbraban mis ojos hasta que caí y me estrellé contra el suelo.

 

Mis sueños siempre fueron esas oscuras pesadillas que me despertaban de madrugada sudando frío como hielo.

 

Nadie nunca, por mal que estuviera, me daba un abrazo por más que a leguas se notara que estoy sufriendo; es más, me acostumbré al destierro.

 

Lo cierto y lo concreto es que mi corazón sufrirá todos mis tormentos hasta el día en que deje de respirar y caiga muerto sin remedio. 





Autor 

Antonio Carlos Izaguerri 

viernes, 3 de enero de 2025

HAY ALMAS.

¿Acaso la inocencia puede ir con pasión?

¿Acaso lo dulce puede ir con el fuego?

 

Porque en ella…

Se conjugan muy bien… 

Lo romántico y apasionado,

Lo cursi y lo sensual…

 

Ella es como decirlo…

Como una flor a mediodía…

Tan hermosa…

Tan delicada y frágil,

Pero también es como la luna llena…

Tan sensual,

Tan atractiva…

Que no solo inquieta mi corazón,

Sino también mi alma.

 

Por un lado…

Deseo besarla…

Dulcemente desde sus labios…

Hasta pasar por su nariz y su frente,

Pero luego miro sus labios…

Y mis pensamientos cambian…

Mi deseo crece…

Y solo quiero perderme en su espalda…

Subir por sus piernas…

Y ahogarme con la pasión que brota de su piel canela.

 

 Me confunde,

Me trastorna…

Me hace suspirar…

Pero también despierta el lado oscuro de mi alma,

No solo quiero pasar un fin de semana abrazado a su lado,

Sino también… deseó besar cada rincón de su cuerpo.

 

Ella es…

Como esa bella rosa…

Que me impregna con su aroma,

Que acaricia mi corazón con sus pétalos suaves…

Pero también…

Es como la noche…

Me envuelve en mis deseos…

Y quiero estar dentro de ella…

Olvidarme de todo protocolo,

Y solo tomarla entre mis brazos…

Besarla… hasta que se le olvide su nombre,

Hasta que grité el mío,

Y que juntos toquemos el cielo…

Con esos besos…

Esos besos que se queman en la piel…

Y arden de pasión…

Por sucumbir ante el ímpetu del alma,

Cuando el cuerpo tan solo busca…

Su complemento,

Su perdición…

Su delirio…

Hasta quedar saciados sobre la cama.

 

Ella es…

Tan dulce…

Pero apasionada…

Tan sensual…

Pero al mismo tiempo… tan delicada…

Que unas cuantas palabras no son suficientes…

Para decirle que la deseo tenerla… debajo de mis sábanas. 





Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

UN AMIGO SINCERO.

La amistad ni se compra ni se vende, brota del alma,
nace del trato afectivo y continuo entre congéneres,
es un vínculo absorbente, que la soledad cura y calma,
y que en el reino animal saborean y gozan todos los seres.

Envidio y extraño, una amistad pura y verdadera.
Envidio con recelo a quien… por suerte la tenga,
y extraño la falta de una amistad fiel y duradera.
La envidio… y la extraño, venga de donde venga.

Quiero pensar que alguien me ofrezca la suya,
aunque podría ser que yo no me la mereciera.
Sería fácil adivinar que tal buen acto no rehúya,
y que le correspondería allá por donde anduviera.

Tuve un muy buen amigo hace bastante tiempo,
pero que nos dejó a una edad desafortunada.
Él era mi apoyo moral, cuya falta hoy lamento,
sin ese fiel confidente mi vida va descarriada.

Necesito un amigo que nunca lo note ausente,
y que, cuando me encuentre solo y angustiado…
lo tenga siempre a mano, que sea mi fiel referente,
para que, del frío de mi retiro me sienta abrigado.

Verdad es que si tengo ese fiel, e inseparable amigo,
lo encuentro siempre, cuando… me miro al espejo.
También, a la vez que lo hago yo, envejece conmigo,
y que, al igual que a mí se le va arrugando el pellejo. 





Autor 
Antonio Carlos Izaguerri. 

RL VERANO DE LOS AMANTES.

La tarde ardía con el calor del verano,
el deseo nos devoró por completo,
como llamas danzando en un incendio sin fin.
Tus labios estremecieron mi ser,
mi piel, encendida, clamaba a gritos que
arranques la ropa que me ataba a la cordura.

La adrenalina corría por mis venas, salvaje, indomable
mi pelo se soltó y jugó en tu cara, me sentí insaciable 
no pude ocultarte mi sonrisa, triunfante, por que logré rendirte a mi juego.

Mis muslos se entregaron a tus manos,
y cada movimiento mío, un baile,
te arrancaba suspiros,
convirtiéndote en mi único espectador.

Tus dedos, como fuego vivo,
dibujaban caminos en mi espalda,
y cada trazo encendía interminables temblores.
El deseo no conoce de  límites,
no obedece a razón alguna,
solo al ritmo frenético de lo voraz.

Sentiste mi canto en tu oído,
un gemido suplicante que imploraba por más.
Me movía como si mi cuerpo fuera
una melodía hecha para tu ritmo,
fui  una bailarina sin descanso,
entregada por completo a tu danza.

Y sin piedad, me hiciste besar tus heridas,
dejaste que mi deseo me consumiera,
y cada suspiro tuyo me erizaba la piel,
como si el verano entero viviera en nosotros. 





Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

AHORA LA NOCHE GIME.

Ahora la noche gime,
tiene miedo,
se espanta en estos primeros días
del mes de  enero,
algo le dice,
le cuentan los luceros,
que por allí,
por otras partes del universo,
hay choques de espadas,
se oyen lamentos, 
duermen los buenos sentimientos,
se llenan las hondonadas 
y los valles y las crestas de pensamientos,
de los horrores de las guerras
que vienen siendo, 
una constante generalizada
desde los tiempos de los tiempos.
 
Vacíos los tiovivos, carruseles de ensueños,
los niños se convierten en adultos sin saberlo,
un amor que se marchita
un luto perpetuo,
en estos primeros días de enero
los Reyes Magos se saben prisioneros
de los feos tiempos,
por eso traen en sus alforjas
repletas de buenos hechos,
una de cal y otra de arena,
lo malo y lo bueno
con que poder decir 
que ellos no están lelos
y saben de lo nuestro,
un planeta que se rompe por momentos
por fuera y por dentro,
mientras avanza la tecnología 
y se mueren en silencio 
las buenas obras que son comidas 
y masticadas sin estruendos,
en noches como estas 
de desvelos,
en que un teclado se lanza
a decir lo que yo siento. 





Autor 
Antonio Carlos Izaguerri 

jueves, 2 de enero de 2025

uN SUEÑO O UNA ILUSIÓN.

Han pasado tantos años

y tú imagen sigue latente

y no he podido sacarte 

de mi corazón ni de mi mente.

 

Nunca he podido entender 

porque no te he olvidado 

y después de tantos años

te recuerdo con agrado.

 

Es un recuerdo bonito 

y no es intermitente,

porque siempre has vivido 

en mi alma y mi mente.

 

Deseo con alegría 

un día volver a verte

y será como un sueño 

que mis ojos puedan verte.

 

He soñado muchas veces

Imaginando que te veré

y si llegara a suceder 

muy feliz me sentiré.

 

Porque será que te sueño

y vivo con la ilusión,

que algún día te veré 

y tú recuerdo no es ficcion. 





Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

REFUGIO DE AMOR.

Mi aire gris se tornó azul infinito

y fui un nuevo mar entre tus palabras

porque  habitas en mis deseos prohibidos

 tus palabras me llegan de dulzuras pobladas.

 

¡Cómo se cuelga en mí la miel de tu prosa

que me atrapa y me aprisiona

y las estrellas con su luz explotan!

Todo me habla de ti, el canto del río

la aurora apacible y la noche de estío

porque tu voz es pasión y abrigo.

 

 En cada poema que yo escriba

te devolveré tus sueños perdidos

y yo seré tu refugio elegido. 





Autor 

Antonio Carlos Izaguerri 

BENEFICIO DE HACER EL AMOR POR LA MAÑANA.

1. HACE BUEN USO DE LA ERECCIÓN DEL HOMBRE
La mayoría de los hombres se despiertan con una erección, es bueno que esta dureza no se desperdicie

2. Fomenta el autoestima de la esposa
Cuando una mujer se despierta desnuda ante su marido admirándola, deseándola y deseándola; termina sintiéndose sexy, hermosa y segura de sí misma incluso antes de vestirse

3. SE COMIENZA EL DÍA BIEN CON INTIMACIA
La mejor manera de decir buenos días es con intimidad. Haciendo el amor dulce, besos, palabras sinceras y oración

4. SACA UN BRILLO
Cuando tanto el hombre como la mujer se sienten amados, exudan una vibra positiva interna que otros a su alrededor eligen

5. TE DA ALGO POR LO QUE SONREÍR TODO EL DÍA
A lo largo del día, ambos se encontrarán sonriendo, recordando la mañana. Tal vez incluso se escriban o se llamen unos a otros sólo para conectarse

6. HACE SER FIEL MÁS FÁCIL
Cuando tu cuerpo está satisfecho sexualmente por la mañana, es difícil caer en la tentación a mitad del día. La infidelidad raja donde hay vacío

7. TE DESPIERTA PROPIEMENTE
Si usted está somnoliento o luchando por despertar, un buen bombeo, moliendo, gemido, montar y tocar definitivamente te despertará

8. BENDICE A LOS NIÑOS
Porque hay calor en el dormitorio haciendo el amor, ese calor se extenderá a toda la casa con los niños que presencian el amor entre mamá y papá

9. CELEBRA EL AMOR EN UN NUEVO DÍA
No importa lo bueno o malo que fue ayer, un episodio de dulce amor hace el tono correcto hoy

10. TE HACE ESPERAR CON ANSIAS VOLVER A CASA
Desde que el día comenzó de una manera memorable, tanto marido como mujer se extrañarán y anhelarán verse más tarde en el día.

11. Reduce el estrés, el dolor de cabeza, los calambres, la tableta adelgazante también y te saca a relámpago mejor en Hicimos el amor quedaron gotas de su ser en mí. 

Cómo decía Da Vinci, hacerte el amor contigo es como tocar el cielo… 





Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

miércoles, 1 de enero de 2025

UNA HOJA EN BLANCO.

Me dijeron ...tienes que tener una hoja en blanco

 y al momento de las doce campanadas 

para escribir tus deseos.

 

Tienes que tener ya en mente que vas a escribir

que es lo mas deseas para ti  y claro ! para 

tus seres queridos....

 

compré mi cielo unas horas antes una bella

hoja de papel fino...para escribir lo mejor

para mi , y todos aquellos que amo.

 

compre también una bella pluma ,

me sentía rara siempre escribiendo en la laptop.

 

 todo el tiempo mi imaginación volaba,

trataba de conformar las frases correctas 

las más bellas letra alusivas para cubrir 

todas mis expectativas.

 

y así amor pase un buen par de horas

que si escribo esto, que si lo otro...

o quizas es mejor ...mmmmm y nada mi cielo

no llegaba a ningúna conclución

 

solo atine a respirar profundo en torno 

del brindis, y mentalmente asirme a tu brazo

entrelazar mis dedos a tu mano,

 

cerre los ojos y pedí a Dios por todos y todas 

las personas que estan a mi lado ,

 

Gracias le di a Dios, por un año mas entre tus versos

tu pensamiento que redondea mi universo 

en este amar tan nuestro. 





Autor

Antonio Carlos Izaguerri. 

CANTOS DE ALEGRÍA.

Hoy, el aire es un canto, un golpe limpio,

el surco de agua de un manantial sereno.

El tiempo, viejo barro que acaricio,

es un hogar que guarda sueños amenos.

 

Mi vida se mantiene en su regazo,

la familia es raíz y cielo abierto.

En cada risa encuentro mil abrazos,

un fuego permanente, cálido y cierto.

 

Tierra firme son mis amigos, que respiran

en dorados trigales bajo cielos altos.

En sus palabras laten las semillas

que florecen sin miedo ni sobresaltos.

 

Los cantos de alegría dejan siempre algo,

miradas hacia el sol que arde y guía.

En cada rostro amado está el milagro,

en cada corazón late esa misma sintonía.

 

Al final, como trigo que se entrega,

soy un campo sembrado de canciones.

Que en mis días no falten las cosechas:

esperanza, claridad y dulces emociones. 






Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

BALADA DEL SUEÑO.

Cuando soñé contigo antes de conocerte, estaba todo oscuro,
huían las luces, dentro de la oscuridad, anunciando tu nombre,
un nombre que sonaba muy conocido y a la vez tan extraño
que mantenía despierta mi atención en un suspenso constante.

No veníamos de otros mundos, los otros mundos venían a nosotros
con sus fantasías ultra modernas de ocios y prosperidades,
prometiéndonos el infinito a los que poseíamos este asteroide
enclenque, pusilánime, casi deshabitado, tristemente hermético.

Y sin aceptar seducciones decidimos ser los monarcas mediocres
de nuestro pequeño reino interior carente de casi todo
pero con el orgullo paupérrimo de los que no tienen nada,
alta la frente, lejana la mirada y viendo de soslayo

el pasado, el futuro y el momento incensante que se desplaza
al ritmo de siempre sobre los minutos, los días y los años.
Luego hice realidad este sueño que inmiscuía tu nombre y
dejé de soñar para siempre a pesar de saberlo transitorio. 






Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

EL SUSURRO DEL VIENTO.

Un día, mientras me encontraba en mi habitación, rodeado del silencio que solo la tranquilidad de la mañana tan clara puede traer, mi mente se sumió en una profunda meditación. Observaba a través de la ventana, donde el paisaje se desplegaba como un cuadro pintado por la misma mano divina. El cielo, de un azul tan puro, se encontraba abrazado por las montañas, que parecían susurrar secretos antiguos al viento.

De repente, una suave brisa acarició mi rostro. Era un viento tan fugaz, pero tan presente, que parecía haber llegado con una misión. Sin previo aviso, se deslizó por la ventana abierta y me invitó a un paseo que no requería palabras. Cerré los ojos, respiré profundamente y, sin pensarlo, seguí su llamada. En ese momento, sentí que no caminaba solo; la naturaleza misma me tomaba de la mano.

El viento me condujo hacia un sendero oculto entre árboles milenarios. Cada hoja que se movía parecía hablarme de la belleza infinita de la creación. La tierra, la misma que pisaba, susurraba historias de amor y vida. Sentí que mi ser se expandía, que mi alma se conectaba con el pulso del planeta, y que cada paso que daba me acercaba más a comprender algo más grande que yo mismo.

Allí, en ese rincón de la tierra, comprendí que la naturaleza no solo es un paisaje: es un reflejo de lo divino. En el canto del río, en el aroma de las flores, en el abrazo de la tierra, todo se unía en una perfecta armonía, como si todo estuviera tejido por el amor que Dios derrama sobre nosotros. Vi entonces que no existía separación entre lo humano y lo divino, entre lo natural y lo espiritual. La creación misma es un acto de amor que se manifiesta en cada rincón de la vida.

A medida que caminaba, mi corazón se llenaba de una paz inmensa. En ese momento entendí que el amor verdadero no necesita explicaciones ni tiempo. Es eterno, está presente en cada acción, en cada latido, en cada encuentro con la naturaleza. Es el susurro del viento, la danza de las hojas, el murmullo de los ríos. Es el amor divino que se despliega sin condiciones, sin fronteras, simplemente siendo.

Y comprendí, también, que todo lo que somos capaces de lograr en esta vida tiene su origen en la conexión con el amor que Dios nos da. Como los árboles que crecen hacia el cielo, nuestras vidas también se elevan cuando trazamos nuestros objetivos con propósito y con fe en ese amor. Al igual que la naturaleza sigue su curso sin dudar, nosotros podemos caminar con confianza, sabiendo que estamos guiados por algo mucho más grande que cualquier desafío.

Esa tarde, mientras el sol comenzaba a despedirse, me sentí uno con todo lo que me rodeaba. Vi en cada estrella una chispa del amor divino, en cada ola del mar un reflejo de la paz que reside en el corazón. Y comprendí que todo lo que existe es una manifestación de ese amor eterno, y que, al conectarnos con la naturaleza, nos conectamos con lo más divino de nosotros mismos.

El tiempo avanzaba, y yo seguía caminando, dejando que el viento me guiara hacia un destino desconocido, pero lleno de promesas. Sentí que no importaba a dónde me llevara, porque ya había encontrado lo que siempre había buscado: un refugio en el amor divino, en la paz que se encuentra en la conexión con lo natural. El cielo, las estrellas, la tierra, el viento… todo hablaba el mismo lenguaje: el lenguaje del amor eterno, que no necesita explicación, solo haber vivido. 





Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

LA LEYENDA DEL CHARCO DE LOS DUENDES.

En el corazón de Panamá Oeste, oculta entre frondosos árboles y senderos apenas visibles, se encuentra el Charco de los Duendes. Aguas turquesas que reflejan la bóveda del cielo y parecen un espejo encantado. Pero no todo es belleza en este rincón mágico; una leyenda oscura envuelve el lugar y lo convierte en tema de susurros y advertencias.

Los ancianos del pueblo narran con solemnidad que, cada 31 de diciembre, el charco se convierte en el portal de los duendes que la habitan. "Quien ose bañarse esa noche", advertían, "nunca regresará". Pero a Juanita, joven de espíritu libre y risa contagiosa, las advertencias le parecían cuentos para niños. Desde pequeña se sumergía en las aguas mágicas sin temor alguno, burlándose de los relatos que aseguraban que los duendes vigilaban celosos su hogar.

El 31 de diciembre llegó, un día sofocante que prometía despedirse con una noche estrellada. Los vecinos celebraban con música y tambores, mientras Juanita, ajena a todo, caminaba hacia el charco con una toalla sobre el hombro. Había olvidado la fecha, o tal vez la ignoró deliberadamente.

La luna llenaba el agua, que parecía brillar con un fulgor antinatural. Juanita dejó su vestido en la orilla y se lanzó al agua. El silencio de la noche era inquietante; incluso las cigarras parecían haber sido detenidas a observar.

Minutos después, una risa nerviosa rompió la calma. Juanita, acostumbrada a nadar en el lugar, sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Las aguas, antes cristalinas, parecían tornarse densas y frías.

--"¡Bah! Es el cansancio", se dijo, intentando calmarse. Sin embargo, una sombra parecía moverse bajo la superficie.

La joven salió del agua y, mientras se envolvía en su toalla, escuchó un murmullo extraño. Parecía venir de las rocas cercanas, como si una multitud invisible susurrara en una lengua que no entendía.

--"¿Quién anda ahí?", gritó con un atisbo de valentía. No hubo respuesta, pero los murmullos no cesaron.

De repente, sintió un tirón en el tobillo. Pensó que era una raíz, pero cuando miró, no había nada. Una fuerza inexplicable la arrastró hacia el agua, sus gritos se apagaron en un instante. La charca se calmó, y el bosque recuperó su silencio inquietante.

Al día siguiente, la familia de Juanita notó su ausencia. Los vecinos organizaron una búsqueda, pero no encontraron rastro alguno. Algunos afirmaron que bajo el charco hay cavernas que pueden atrapar a los nadadores imprudentes. Sin embargo, los ancianos del pueblo tienen otra explicación: "Se la llevaron los duendes", dijeron con solemnidad.

Desde entonces, el Charco de los Duendes permanece más vigilado que nunca. Los lugareños la evitan especialmente en las noches de diciembre, y la leyenda de Juanita, la joven que no quiso creer, se ha convertido en una advertencia viva. Nadie quiere correr el mismo destino que ella, atrapada para siempre en un mundo del que solo los duendes conocen la salida. 





Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

TÚ Y YO... COINCIDENCIA.

Un extraño suceso ocurrió frente a mi...cuando te vi,

fue inmediato…

a lo mejor fortuito,

un acontecimiento impensado…

que no estuvo programado…

y provocó un estallido dentro de mí,

que dominó mi serenidad…y perturbo mi razón…

incitando un nerviosismo total.

 

Te vi, si…y aconteció la magia,

una indescifrable impresión,

como una dulce sensación…

que invadió de ilusión mi corazón…

sin dar tiempo a ninguna reflexión.

 

Fue espontaneo…

nada calculado,

todo fue inadvertido,

un milagro inesperado.

 

Un complot del destino…

que ajusto su estricto momento…a una casualidad puntual,

en tiempo y espacio,

ni un episodio antes ni uno después,

con una exactitud de profeta,

con una precisión de francotirador.

 

Tu mirada en la mía …y la mía contemplando tu pródiga belleza,

y la excesiva delicadeza de tu efigie virtuosa…

como muestra de perfección.

 

Cada movimiento tuyo,

cada mínimo gesto…

afinadamente coordinados a mis deseos anhelados .

 

Y tu voz…armoniosa y cautivante…

conspirando a seducirme de pasión.

 

No he podido escabullirme de tanta provocación,

tu exuberante fragancia de mujer…

ha perturbado mi delirio…y me ha hecho enloquecer.

 

Tú y yo…elegidos por la creación…

para este instante justo…de maravillosa plenitud universal. 





Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

lunes, 30 de diciembre de 2024

LA ESPERANZA Y EL AMAR.

Me quedé en algunas ocasiones sentado esperando;
no atrajo lo que estaba buscando;
sin moverme mucho o acelerado, 
decidí ir a pasos lentos 
hacia la dirección que creía ser correcta.

Cada paso fue un crecimiento que fue surgiendo. 
De a poco me acordaba cuando sufría por la soledad;
aún lo siento en mi corazón;
que será auténtico, pero muy sensible a la vez.

Cada paso me fue acercando a ese objetivo que tanto anhelaba. 
Baldosas rotas, y otros, bonitos pisos de bellezas se me aparecieron,
cada uno con algo distintivo.

Recuerdo todavía ese sentimiento desolador, 
porque es importante el amar y sentirse amado. 
Apreciar todos los momentos felices, 
sea la tontería que sea, 
es algo que vas aprendiendo.

Después de tanto tiempo 
pude encontrar una buena persona 
que se le nota en sus ojos y aura; 
indicada en valores y colores. 
Pensando "por fin llegué; espero dure"; ¿por qué? Porque a veces el amor puede ser difícil, 
como complejo entender sobre qué podrá suceder.

Pensando y devuelta pensando, 
me quedé con que lo importante es la esperanza.
Lo relevante son las experiencias. 
Espero que la duración sea eterna, 
pero hoy en día es complicado;
cada cual tiene su camino, lo cual está perfecto; 
aunque nos separe las fronteras de los corazones y cuerpos, 
sé que estarás; 
sé que estarás hasta que el destino
decida llevarnos a lo desconocido.

Espero estés, no importa si algún día no te puedo ver;
sé que volveré a tocar esa piel, 
con dulce aroma a flores y a miel,
fresco como la menta y el ayer.

Recuerda y reconoce que soy fiel;
eso espero de ti también, con paciencia lo lograremos. 
Siempre en el corazón te guardaré.

Espero dure para siempre, pero sé que pase lo que pase, 
disfrutaré cada momento;
todos los abrazos compartidos,
todas las hojas y ríos. 
Aunque el ruido del mar pueda confundirnos, sé que la confianza 
y una caricia puede volvernos a hacer reír.
Espero que este sueño anhelado dure mucho, 
que tú lo disfrutes y lo atesores, 
como te atesoro yo a ti, alma que se ilumina junto al alba.

Deseo que todos los sueños e ilusiones posibles queden cumplidos, 
tanto los tuyos como los míos. 
Que cada tanto una sonrisa me des y me prestes tu mano una y otra vez;
amar es así, yo de a poco lo aprendí;
espero que tú igualmente, aunque algunas veces 
puede aparecer la cortina de la confusión.

Dame tu mano otra vez. 
Concibe la esperanza con este afecto y confianza
que siempre estaré dispuesto a darte
más allá de lo que pueda;
eso siempre te diré, amor de miel. 
En lunas llenas y en Sol de cada mes, siempre compartiremos la dulce sed. 




Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

ECOS DEL CORAZÓN.

En el susurro del viento se esconde un deseo,

como un río que canta, fluyendo en su paseo.

El tiempo dibuja con pinceladas suaves,

historias eternas que nunca son claves.

 

Cada paso que das deja huellas sinceras,

en el alma del mundo, en las praderas.

El cielo abraza con estrellas distantes,

y el corazón late con sueños brillantes.

 

Que nunca el miedo apague tu fuego,

ni el peso del día te haga reniego.

Sigue el camino con fe y pasión,

que en tus manos yace toda creación.

 

Cada suspiro guarda un misterio profundo,

como el eco lejano que envuelve al mundo.

En las sombras del alma, donde la luz no llega,

nacen fuerzas calladas que el corazón entrega.

 

No temas a la tormenta ni a la oscuridad,

pues tras la lluvia llega la claridad.

En cada batalla, en cada cicatriz,

se forja el alma, se encuentra el feliz.

 

El tiempo es solo un eco fugaz,

pero el amor es eterno, firme, tenaz.

Así, cada latido que en tu pecho suena,

es el eco del corazón, que nunca se frena. 






Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

RELOJ DE ARENA.

Eres como un reloj de arena,

De finos granos, ¡qué pena!

Cada grano cae, una sola vez.

 

¡Recuerda!

 

Cada grano, cae una sola vez.

 

Florece siempre como niño,

envuelto en risas, suave piel.

Saltando como gozosa cabra,

lo aprenden siempre a querer.

 

Pero cambia su risa, se vuelve seriedad.

Su juguete preferido, lo suele regalar.

 

Se torna tan diferente. Anhela, ¡libertad!

Lo visitan los cambios, llegó la pubertad.

Naciéndole dos alas, pretende ya volar.

Visitándolo errores, que tiene que enfrentar.

 

Cayendo un nuevo grano, cae en la adultez,

abriéndole la puerta, que llaman; la madurez.

Le adeuda cada paso, causando la estrechez.

Llamando aquel niño, que conoció una vez.

 

El grano de arena que cae, no volverá atrás.

Insiste llamando al niño, que ya no reirá, más…

Pero escucha la vejes, el yerro, le salió al revés.

Le duele los sorbos del aire,

ahora le pesan más…

 

Del mismo que suspiraba,

Antes, muchos más...

 

Porque el niño furtivo,

Quedó morando atrás… 






Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

EL AYER: FUENTE DEL SABER.

De repente, me dio por evocar, días aciagos.

Esos que yacían, más moribundos que vivos.

Cómo obviar el ayer, y los recuerdos vagos.

La mente no reposa, y el pasado, está activo.


Es tan fácil criticar, al que vive, en evocación.

Todo debe ser el presente, dicen los incultos.

Se olvidan que, hay pasados en plena acción.

El lerdo dice que, es una maña de los cultos.


La idea, toma sitio, en el plano de lo posible.  

Me pasa que, si noto la necedad, la observo.

Así, me percato que, no todo es consumible.

Lo último, es una sana idea que, yo preservo.


¡Lo que piensas existe y lo que ves, también.

No admitas que, tu verdad, se vuelva Rehén! 





Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

EL LAPICERO DE MI VOZ.

No hay mayor desespero que cuando 

Hasta la soledad marcha y aquello 

Que viene quiere quedarse.

¿A quién le cuento cuando mi voz reposa?

Muerta no quiere, quiere para la vida

Como hace la noche ahí arriba.

 

Podría apostar por nacer de nuevo

Pero sería volver a convertir en paloma 

La memoria y justificar los labios

Siempre al azul.

No quiero decir -nadie-, no quiero

Decir - nada-, quiero decir que crezcan 

Como cuando niño las cosas

En una pizarra y no llorar la voz en voz baja.

 

Que no se vaya, no; que llame a mi puerta

La mano, y esa mano no sea pluma enjaulada

Y sí carbono que de las sombras cuenta 

Un cuento a nieve en calma.

No quiero que la grasa de mis dedos

Se marchen sin lágrimas, así a mis manos

Se le llamen manos y no apéndice 

Que masa guarda.

Que corra, que corra el agua, que en el deseo

De mí voz se pongan de acuerdo la piedra y la montaña. 






Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

LUNA DE SEDA BLANCA.

Abrió la luna sus ojos
en esa noche perlada,
coqueta sobre su trono
de su belleza ufanaba.
 
Se alzó en el terciopelo
de una nube azulada,
y se posó en silencio
en su aposento de plata.
 
Con su mirada profunda
en los confines brillaba,
sobre una estela dorada
dejaba belleza al alma.
 
La noche se hizo magia
al ver la luna encantada,
entre los brazos del cielo
su resplandor fascinaba.
 
Vestida de seda blanca
como una musa adorada,
selló de gran hermosura
aquella noche estrellada. 




Autor 
Antonio Carlos Izaguerri. 

LUNA DESNUDA.

Luna que corre desnuda 

por un cielo de estrellas, 

alumbrame el camino 

entre flores, hoyos y piedras. 

 

Ay luna de todas mis noches,  

agua de luz pálida y fresca. 

Llévame por los senderos 

que una vez pisó mi reina. 

 

Yo quiero seguir sus pasos 

entre tréboles y azucenas,

para sentir los ecos 

del crujir que dejo su huella. 

 

Luna, no te me escondas

y llévame por donde fue ella, 

para que encuentre el signo 

que aquiete mis hondas penas.

 

Luna que corres desnuda,

agua libre y sin riendas.

Tu luz encierra el secreto 

de amores que dejan estelas. 





Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

SESANCIONES.

Noto, cuando miro atrás,

que he escrito ya muchos versos,

que ha sido quizá excesiva

la largueza de mi verbo,

que tal vez debí acallar

tanto rebuscado estrépito;

y cuando, en mis vagas tardes

y en soledad, me releo,

pienso que ya debería

bastarme con todo eso

que he dicho sobre mis días

y acerca de mis deméritos,

que he gritado sin temblar,

vestido de desconciertos

y derramado al oído

de un papel sordo y discreto.

 

Noto que ya no me quedan

más discursos que los viejos

desatinos que soñé

en mi afán caballeresco:

ser un héroe, hacer del mundo

un lugar más placentero,

tender mi mano al rival,

ensalzar al compañero,

postrarme, maravillado,

ante el señorío del Cielo,

encontrar al extraviado

o resucitar al muerto.

 

Noto que a pesar de mí,

de mis osados intentos,

se van borrando las vidas

y empañando los espejos.

De quienes fui su legado,

pronto se desvanecieron,

y una memoria engañosa

va rellenando su hueco

como en una librería

de anaqueles pasajeros,

en los que un día, igualado,

seré un tomo polvoriento.

 

Noto que, con igual rumbo

que el que toman tantos sueños,

se van yendo las pasiones

como en un desfile tétrico,

y van pasando los trenes,

atestados de deseos,

por andenes imprecisos

a los que nunca me acerco.

Y no sé si es por desidia,

por omisión o por miedo,

que me advierto complacido

de contemplarlos de lejos.

 

Noto, en fin, que poco queda

de lo que una vez fue el céfiro

que impulsó las parcas velas

de mi barco somnoliento;

que se han ido los amigos,

los patrones, los maestros,

y ya no queda ahí afuera

nada por lo que dispuesto

pudiera estar a brindar

o a encabezar un festejo,

salvo el tránsito expectante

que me volverá un liberto.

 

Noto que el final será

más gozoso que el comienzo:

habrá lágrimas acaso,

y un par de elogios postreros

—justamente aminorados

en discrepantes criterios—;

pero unos y otros, apenas

con el decurso del tiempo,

se secarán de costumbres

y se curtirán de inviernos.

Entonces, como una brizna

de pasto a merced del viento,

mi nombre se irá ausentando

de estrofas y de lamentos;

seré yo también, apenas,

el esbozo de un recuerdo,

y, traspasado el umbral

que me conduzca al misterio,

seré huésped de una paz

carente de desconsuelos,

y el más sereno y más tenue

atributo del silencio. 





Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

EL SILENCIO DE TU AMOR.

En cuento al tiempo no es exacto mi recuerdo no he prestado atención a ese detalle, si al sabor a chocolate fundido de tus labios en aquel invierno al besarte.

Las tardes recorren mi vida sin sentido corren las sombras la quietud de esos atardeceres sobre veranos frescos tu cintura rodeada por mís manos y  el silencio gritando como loco. 

El destino es incierto la vida lo es, no discuto con minutos que se pierden en el reloj, solo tu mirada hace ruido con cada pestañar no he oído casi nada de la vida al pasar solo me pierdo porque quiero en el encanto de tu existir y no muero porque bebo del elixir de tus besos atravez de tus ojos el reflejo de la vida es distinta me gusta tu silencio cuando me acerca al abismo dónde quizás si caen los  sueños que quizás nunca fueron nuestros. 





Autor 

Antonio Carlos Izaguerri 





Autor 

Antonio Carlos Izaguerri 

DETÉN TUS PASOS.

Detén tus pasos,
amigo y peregrino,
no tengas prisa.

La vida es bella,
admírala despacio
y sé feliz.

Toma el embrujo
de días y de noches
que se te ofrecen.

Disfruta en ellos
de ratos y momentos
inolvidables.

Porque la magia,
preciosa de los días,
es poesía.

Y te rodea,
te embriaga los sentidos,
con sus caricias.

Ve, en todas partes,
el verso que acelere
tu corazón.

Y los suspiros
que dejan, a tu lado,
tantas escenas.

Y es que, la vida,
es parte del latido
que va en tu sangre.

Así la sangre,
da forma en esos versos
a tu poema. 





Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

LA VERDAD DESNUDA.

En la calle reina el caos.
Y en el campo la armonía
La mente, llena de dudas.
Va resolviendo la vida.
Cuando se medita y piensa.
En la calma y en la lucha.
Abriendo la mente, escucha.
Quien aprende entre las dudas.

La verdad está en el silencio.
En la flor que va creciendo.
En la vida que culmina.
Y en los fragores del trueno.
Está, en la vida que crece.
Y en el amor que estremece.
En los astros que iluminan.
Está en la calma que alivia.

Entre las ideas se encuentra.
En las líneas, encubierta.
Entre los airados gritos.
En palabras sin sentido.
Está en la voz sin sonido.
Y en el alma que se agrieta.
Por el escabroso ruido.
Está en la flor que se seca.
Esta es la existencia misma.

La verdad está en el silencio.
Que entre los efluvios crece.
En, el bebe que solloza.
Y en el ser vivo que nace.
La verdad está en el suspiro.
De unos latidos que sienten.
Y en los brazos de la madre.
Que te cuida y te protege.

Así, la verdad se encuentra.
En el pensamiento mismo.
Cuando el pensamiento es noble.
Y el sentimiento es auténtico.
El borde del camino.
Donde la amapola crece.
Entre los versos escritos.
Y en el poema que tiembla.

La verdad, sin duda esconde.
El verdadero camino. 





Autor 

Antonio Carlos Izaguerri 

EL MERCADO DE LAS VANIDADES. .

En la plaza donde el poema respira,
los versos se tiñen de cifras vacías.
No hay vuelo ni fuego, ni el alma que inspira,
solo  un eco hueco que en el ego se aviva.

Los "favoritos" se apilan sin peso,
monedas de cambio en un juego avieso.
¿Es arte, acaso, si la musa calla,
y el verso se vende al que más halaga?

Un coro de voces alaban sin tacto,
se nutren de elogios, pero no de impacto.
El poema es trofeo, nunca una ofrenda,
y el alma que busca, ¿quién la recuerda?

Dejemos la cifra, volvamos al arte,
que el verso no mida su fuerza en baluartes.
Escribamos con sangre, con fuego sincero,
que el poema sea libre, honesto y entero. 





Autor 

Antonio Carlos Izaguerri 

A PRIMERA VISTA.

Se abren como el amanecer hiriendo el horizonte,

una cicatriz tallada en el aliento del invierno—

una dulzura lo bastante afilada para sangrar,

pero demasiado frágil para ser nombrada.

 

No rosas. No.

Algo indómito:

el borde tembloroso de una marea

donde el coral corta la luz de una tormenta,

donde el aliento colapsa en silencio

y las sombras se arrodillan para besar el fuego.

 

Su curva es un archivo de verano,

labios robados de un fruto prohibido,

promesas más antiguas que el pecado,

derritiéndose antes de que el lenguaje

pueda sostener su forma.

 

El tiempo se deshilacha en su sombra

cómo un físico ebrio olvidando sus fórmulas,

cayendo en la geometría perfecta

de su lenta e inevitable apertura.

 

Los observo tejer palabras

de trueno y fuego,

sílabas que saben a miel

quemándose bajo la lluvia—

una letanía de pequeñas muertes

que acogería una y otra vez.

 

Déjame trazar su cartografía

con la fe de un cometa que se desmorona.

Déjame desaprender el lenguaje del cielo,

hasta que mis propios labios respondan

con el fuego que sobró del beso que nos daremos mañana...




Autor 

Antonio Carlos Izaguerri 

domingo, 29 de diciembre de 2024

ENAMORADO DE USTED.

Enamorado de usted? … no lo sé,

tal vez ilusionado,

quizá empeñado en creer que se puede volver a comenzar…

y se puede alcanzar la felicidad… ¿pueda ser?,

soñando en la sublime experiencia de sentirse volar…sin alas…

solo con el pensamiento,

e imaginar que usted sonríe al verme llegar.

 

Acaso entusiasmado por advertir esta emoción,

y que puedo inventar versos que inspiren poemas…

que le confiesen mi delirante sentir.

 

¿Enamorado de usted?... ¡no puede ser!…

¿o será que tengo necesidad de saberme querido?,

de no sentirme así…abandonado…

inerme y frío,

mal herido,

alejado de todo…intentando encerrarme en el vacío,

evitando la decepción de ser nuevamente traicionado.

 

Pero vivo un deseo incontenible,

un impulso imprudente…incontrolable…

que me empuja a buscarla,

me captura y me roba los suspiros,

y me hace delirar con su presencia…

y alucinar que, así como yo usted también se siente atraída,

se siente encantada…seducida…

vehemente… deslumbrada,

ardiente como yo…embrujada,

perdidos los dos en una mirada…

yo en la serenidad de la suya…

y usted en el sosiego de la mía,

como dos adolescentes…primerizos,

con la pureza de la lealtad,

con la franqueza de la castidad…

y la fuerza de un amor de verdad.

 

Así me siento ahora…

por sus hermosos ojos hechizado,

y a decir de los que saben…

inevitablemente enamorado. 






Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

TIEMPO DE SOMBRAS.

En tiempos de sombras, la noche se alarga,

La luz vacila, la esperanza se desgarra,

En silencio, la incertidumbre nos abraza,

En un mundo donde la sombra todo embarga.

 

Caminamos entre ruinas y escombros,

Memorias desvanecidas, sueños rotos,

El eco de la soledad retumba en los corredores,

En cada esquina, la realidad nos impone.

 

Bajo el manto oscuro de la desigualdad,

La injusticia se cierne con su cruel verdad,

Somos testigos de un tiempo desgarrado,

Donde la sombra de la angustia ha anidado.

 

Pero en medio de la penumbra y el pesar,

Aún late la llama de la humanidad,

En gestos de solidaridad y empatía,

Encontramos la luz en medio de la sombría.

 

Que en estos tiempos de sombras y desdén,

No olvidemos que juntos podemos contener,

El avance de la noche con nuestra bondad,

Construyendo un futuro de luz y verdad. 






Autor 

Antonio Carlos Izaguerri 

COMO HUMANO.

En un vaso ocioso de café,

flotan imágenes vacilantes,

de pensamientos que el tiempo,

 recorriendo su camino atrapó,

incitándome al amor inmortal,

al amor que brilla a mi alrededor.

Ahora que mi conciencia se aclara

quebrantando mi soledad,

sin engaños, fluyo a la honestidad

y en la tormenta que fue mi vida,

me entrego, pero quiero más,

no puedo vivir en entregas,

sí mis manos están atadas,

sí mi cuerpo está magullado.

Sin nada que ganar o sin nada que perder,

un océano me separa,

¿cómo puedo decir por siempre?

donde quiera que esté,

será necesario que mi corazón

lo de por sentado.

Al final, a donde quiera que vaya,

yo estaré esperando lo que sea,

aún, sí mi corazón se rompiera. 






Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

A ESE AMOR QUE BRILLA.

En un vaso ocioso de café,

flotan imágenes vacilantes,

de pensamientos que el tiempo,

 recorriendo su camino atrapó,

incitándome al amor inmortal,

al amor que brilla a mi alrededor.

Ahora que mi conciencia se aclara

quebrantando mi soledad,

sin engaños, fluyo a la honestidad

y en la tormenta que fue mi vida,

me entrego, pero quiero más,

no puedo vivir en entregas,

sí mis manos están atadas,

sí mi cuerpo está magullado.

Sin nada que ganar o sin nada que perder,

un océano me separa,

¿cómo puedo decir por siempre?

donde quiera que esté,

será necesario que mi corazón

lo de por sentado.

Al final, a donde quiera que vaya,

yo estaré esperando lo que sea,

aún, sí mi corazón se rompiera. 





Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

HAY DÍAS ...

Hay días que pasan y hay días,

que no deberían pasar. 

Hay días que son semilla 

y otros fruto del deseo,

y otros tantos no se dan 

por más que abones el huerto.

 

Hay días que son condena,

la inocencia se hace reo 

por culpa de la injusticia 

capaz de dictar sentencia 

con la aquiescencia del pueblo.

Y hay días que somos libres

para hacer lo que nos nace

sin morir en el intento.

 

Hay días para perderse 

en la base de tu seno,

descubrirte los secretos 

y sentir la vida plena.

Hay días que son para darse, 

pero hay otros más perversos

en que es mejor alejarse 

del peligro de otro cuerpo,

evitar el desenfreno, 

y no derrapar en sus curvas

sucumbiendo en la cuneta 

de los falsos sentimientos.

 

Hay días inolvidables 

que se quedan para siempre

con sus noches inefables.

¡Dulce recuerdo presente!

Hay días que son consuelo

y hay días para olvidar.

A veces, nunca amanece 

y otros días son eternos.

Hay días que, al despertar, 

se desvanecen los sueños.

 

Hay días para vivirlos,

y en cambio, hay días enfermos 

en que es  más que suficiente,

sobrevivirle a la muerte.

 

Todavía quedan días 

para encontrar el sentido 

a esta vida que vivimos

¡Queda tanto todavía 

por aprender del camino!

 

Y si es poco lo que queda,

quiero que dé para mucho,

que me merezca la pena 

aquello por cuanto lucho.

 

Así, cuando llegue la noche,

 -el ocaso de los tiempos-

podré descansar tranquilo. 





Autor 

Antonio Carlos Izaguerri 

sábado, 28 de diciembre de 2024

QUÉ SERÁ DE TI.

Que será de ti, en este mundo adversa,

Un alma errante en busca de su destino,

Caminando entre luces y sombras dispersas,

Buscando respuestas en cada camino.

 

En cada paso, siento tu partida venir,

La tristeza se refleja en mis sueños cansados,

El tiempo ha pasado y no puedo mentir,

La ausencia aquel brindis nos ha dejado marcados.

 

Estoy seguro que tu historia se despliega,

Pero los recuerdos se vuelven melancolía,

Las risas compartidas, ahora son una entrega,

De lágrimas que caen en la noche fría.

 

En cada sueño, la nostalgia se hace presente,

Las palabras que solíamos intercambiar,

Se desvanecen en el viento, sin ser consciente,

De lo mucho que anhelamos volver a brindar.

 

Pero también habrá momentos de esperanza,

Cuando el recuerdo se convierte en un abrazo,

Aunque no estés aquí, tu esencia se avanza,

Y en cada brindis, te siento a mi lado.

 

Que será de ti, en este vasto universo,

El tiempo no borra lo que hemos vivido,

Aunque no estés presente, te llevo en mi verso,

Y en cada brindis, nuestro amor está contenido.

 

Abro mis alas y te envío un suspiro,

Un brindis en silencio por lo que fue,

Aunque el tiempo nos haya separado, respiro,

La tristeza se transforma en un dulce recuerdo, ¿ves?

 

Que será de ti, en este vasto universo,

No importa la distancia, siempre estarás aquí,

En cada brindis, en cada verso,

Recordando aquellos momentos que compartimos sin fin. 





Autor 

Antonio Carlos Izaguerri 

viernes, 27 de diciembre de 2024

EL ESPEJO Y YO.

Has notado que amanecí más guapo, los años han pasado es verdad, pero me sientan bien. Sonrío y tomo mi cepillo dental, hoy querido amigo misterioso de marco plateado, te he de confesar que en la madrugada de mi sueño tomé la idea de cambiar, de cambiar brutal y significativamente,  la vida que he llevado muy a mi manera en anarquía con mi interior se ha vuelto un tanto ordinaria y estresante, hoy toca otra cosa distinta, nuevos valores, nuevas metas, nuevos gustos, más trascendencia, menos perseguir al señor don dinero, más entregarme a mis personas favoritas, a tomar carretera y tomar café, escribir poemas,  escuchar a bach y cantar música de protesta, invitar a comer a los amigos que tengo y que les he fallado. Tanto besar a mi esposa cálida y honestamente, platicar trivialidades con mis hijos, leer un par se libros pendientes y explorar otros. Bueno, mañana seguimos platicando, tengo que ir a trabajar y buscar como pago la nomina esta semana, si mañana no me acuerdo de todo esto, proyecta en tu cuerpo mágico el rostro que más te convenga, haber si así recuerdo esta idea que me ha llegado hoy,  no quiero ser el mayor artista de la procastinacion del reino. Espejito espejito, que ya pasaron 20 años mintiéndote frente a frente a tu carota y es mucho cepillar de dientes en efímera introspección. 




Autor 
Antonio Carlos Izaguerri. 

DE LO VIEJO Y LO JOVEN.

Bien sabe el viejo de errores.

Y el joven de melodías.
El viejo de desventuras.
Sabe el joven de locuras.
Y entre los dos la cordura.
Se abre paso cada día.

Cancionero de emociones.
Que, siendo de ayer, son hoy.
Del mañana, si hay alma.
Si son nobles, son eternas.
Quedarán en el olvido.
Sí carecen de fiel brillo.

El viejo sabe de amores.
De fracasos y tropiezos.
Mientras el joven se curte.
Con cada nuevo suceso.
Uno, vive en blanco y negro.
El otro aprende, en colores.

Sí, la vida resplandece.
En el alba de los sueños.
Todo parece pequeño.
Y el corazón se estremece.
Cómo la vida obedece.
Si el amor se ensancha y crece.

Sabe el viejo de sabores.
De sinsabores y desprecios.
Sabe que no tiene precio.
La nobleza y sus actores.
Y sabe, que aún, siendo viejo.
Todavía sabe de amores.

Y en los márgenes del tiempo.
Donde habita la esperanza.
Vuela una existencia blanca.
Donde la nobleza anida.
Viejo, y joven, son la misma.
Esencia, que los cautiva. 





Autor 

Antonio Carlos Izaguerri 

TUS LINDOS OJOS.

Después de lidiar infatigablemente con lo despiadado de la decepción,

habiendo intentado tantas veces recurrir a confinarme en la soledad,

aislado del mundo…huyendo continuamente de la muchedumbre,

encerrando las emociones en el más frio de los rincones del corazón,

tratando de no regresar a sentir,

esquivando cualquier esperanza que me haga volver a sonreír.

 

Con la desdicha estremeciendo la razón…

y las ideas sumergidas en ese inhóspito rencor,

comprometido en terminar todo vestigio de pasión.

 

Evaporando las lágrimas de impotencia …ante tan recordado dolor.

 

Después de todo el tiempo cumplido…aferrado al aislamiento del silencio,

buscando inútilmente escapar de aquel noble sentimiento…al que llaman amor.

 

Un día, divagando en la incertidumbre de no saber a dónde ir…

incomprensiblemente tropecé con unos ojos hermosos que se fijaron en mí.

 

Que enigmático momento…que circunstancia tan poco usual,

me he cruzado con tantas miradas y ninguna me había perturbado así.

 

Sus ojos…como dos abismos misteriosos,

como arenas movedizas…de donde no he podido salir.

 

Desde aquella inesperada casualidad,

desde ese impacto accidental…que hizo erizar mi piel,

desde aquella vez…tengo premura por cruzarme en su rutina…

para coincidir nuevamente con esa mirada brillante…que me ha extasiado sin querer.

 

De sus ojos me veo prendido,

por su matiz enloquecido,

de esa mirada atrapado…y a causa de su dulzura derretido.

 

Que tienen tus lindos ojos para que me hayan sometido así,

para que me sienta como un chaval…completamente enamorado de ti. 





Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

CUANDO TÚ ME BESAS AMOR MÍO.

Cuando tú me besas amor mío,
nada importa , ni el cansancio, ni la tristeza
o el trajin de la vida, diaria,
no importa si tengo tierra en mi piel
o si estoy salada,
del sudor del dia,
 
solo tu y tus labios ,
solo tu y el sabor
de tu saliva,
 
aligera mi piel ,
hace amor me estiré
en busca de tu boca,
 
 
cuanto tu me besas
el suspiro de mi alma
se hace intenso
y baja hasta mi vientre
y te busca, mi feminidad
, penetres hasta
el rincon más frágil
y vulnerable de mi .
 
allí donde tus besos y caricias,
me hacen feliz
 
cuanto tu me besas
amor pinto estrellas
en la luna, 




Autor 
Antonio Carlos Izaguerri.