domingo, 12 de abril de 2020

CUANDO TODO SE ACOMODE.


Cuando nadie camina por la calle, te invito a pasear por los faros de la avenida baja. Y sabrás lo que nada ni nadie más nos ilumina, solo el reflejo del brillo que provoca nuestra mirada, tan dulce y audaz.
               
Cuando termine la fiesta y solo tengas que ver las fotos, cerraré los ojos y volveré a cruzar, vestida como una obra de arte, domarás mi mente como lo haces en todas partes.

Cuando la vida y la muerte nos atraen en la misma imagen, las afirmaremos por igual, respetando el enigma del silencio y el placer de seguir adelante.

Cuando el silencio ya no respalde nuestros secretos, el grito del mismo ego se volverá obsoleto y lo compartiremos nuevamente para sentirnos más completos.

Cuando la culpa no nos castiga tanto y el dolor de los demás suspende nuestras lágrimas, entenderemos que siempre hay una razón, y solo tenemos que buscarla.



Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

PRISIÓN DE SENTIMIENTOS.


Saludos, sigo vivo
¿Recuerdas a mi corazón herido?
Pasan los años y sigo al alba
Cautivo entre el deseo y el olvido
Pasan los veranos y te recuerdo
Vacía amiga

El telón se cierra en mi corazón
Te observo, esclavo de mis sentidos
La cruz se ha vuelto un ancla
El altruismo de mi alma
me ha dejado en una prisión.

Cariño, la luz desvanece per sé
Un beso es lo que deseaba este travieso
Un abrazo que me haga sentir el fracaso
El camino he perdido, lo sé.
Ahora soy un simple payaso

Mi pluma ha perdido su tinta
Mis palabras yacen escuetas
Mis versos sobrios al amanecer
Abusé del aguardiente y ahora vivo
En mi prisión latente y tú eres mi anabí

Tú solo pídemelo,
Y lograré que este corazón herido
Viva un día más o permanezca dormido.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

DE PLACER MORIMOS.


Intentar un camino
aún  no recorrido.
de ropa desprendida
y  piel sin cubrimiento.

De manos agitadas
pobladas de caricias.
De encarcelados besos
buscando libertad.

Un beso muy salobre
dejado entre tus labios,
de mar embravecido
en  olas de mi boca.

Y  esa sed retenida
por  años  y la espera
beba agua que le  alivie
y humedad que provoca.

Y por cálida piel
visitada por besos
voy lento penetrando
al alma que palpita
y de placer morimos,
¡el uno junto al otro!



Autor
Antonio Carlos Izaguerri   

EL AMOR QUE VIVE Y ANIDA.

Se ha detenido el suspiro,
se ha parado la mañana,
se ha suspendido el deseo,
inmerso en la extensa calma.

Caminó la vida en sueños,
para alcanzar el mañana
y nació la fantasía,
presa entre tímidas sábanas.

Versos que saben a miel
y versos a mar salada,
Versos que viven en él,
en el corazón que ama.
Versos que emiten aromas,
como rosas del edén,
perfumes de la alborada,
escritos en un papel.

Frenó el huracán la vida,
en la tormenta que amaina
y besando sus entrañas,
se fue apoderando de él.
Frenó la fiera embestida,
la cristalina templanza
y se debatió entre olas,
de intransigente arrogancia.

El ojo bordeó la Luna,
para beber de su plata,
con los párpados prendidos,
de su circundante cara.

Miró de frente su rostro,
pleno de noche y de alma,
y se nutrieron por dentro,
las bocas de la esperanza.

Amor de múltiples velos,
que en la noche se destapan,
entre suspiros de viento,
entrando por la ventana.

Se ha detenido el aliento,
en cada pálpito que habla
y se han disueltos los ecos
en la sangre de quien ama.

Latidos en la locura,
como trepidar de llamas.
Alocados mensajeros,
que anuncian giros del alma.
Torbellino de pasiones,
que en el laberinto llaman,
para frenar la embestida,
de la codicia que arrasa.

Se va curtiendo la mente,
presa en negras telarañas,
buscando la luz que brilla,
en el fondo de la nada,
cuando el amor de desgaja,
para perfumar el alma.
El beso cruzó la estancia,
como un pájaro sin alas.

Amor que vive y anida,
entre guedejas doradas,
brillando al alba en su canto,
sin habla en la madrugada.
Amor que rozando pasa,
o abrazando con sus garras.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri   

AMOR CAUTIVO.


De su mundo con intrigante y hermosa mirada,
he vivido esclavo, desde que vi sus ojos ante mí,
su imagen de rosas y claveles adornada,
ha entrado en mí desde que la conocí.
               
Fue aquella tarde de enero por vez primera,
que tan oscura se veía antes de verla,
basto un momento y me sentí en primavera,
despertó en mí el deseo de tenerla.

Mis días fueron un mar de ilusiones por ella,
día tras día, yo moría por verla,
y aunque tan lejana como una estrella,
en mis sueños creía poder tenerla.

El amor vive del amor, y yo vivo de su mirada,
de sus ojos soy esclavo cuando la vi ante mí,
decirlo una y otra vez no me cuesta nada,
porque ella me cautivo desde que la conocí.

Solo queda rendirme ante este sentimiento,
que con ansias infinitas quiere gritar,
este amor intenso que a cada momento,
sale de mi alma y no lo puedo evitar.
Tal vez llegue ese día, y esto que yo siento,
De corazón a ella se lo voy a expresar.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri

ESA NOCHE DE LUNA LLENA.


Fue una noche que lucía la luna más bella que nunca, yo llevaba un vestido blanco y de falda amplia, ella camisa blanca y pantalón oscuro, el brillo lunar se reflejaba en nuestra ropa, caminamos tomados de la mano bajo la fronda de los árboles, era una noche especial, tan hermosa y cálida como el amor que nos abrazaba.

Me tomó de la cintura y apoyó en el grueso tronco de un sauce añoso y su boca apretó la mía hasta marcar con sus besos huellas imborrables, aún si rozo mis labios con mis dedos puedo sentirlas.

Envueltos en su halo nacarado nos amamos bajo el sauce sobre una alfombra de verde hierba. Ella robó mi pureza, yo desperté como crossdresser y desde ese momento su cuerpo era mi sombra y el mío su espejo, nos amamos hasta ayer tantas veces y en tantos sitios que podría olvidar alguno, pero no lo creo, están grabados en mis piernas, mi ombligo, mi cintura, en mis labios, mi garganta y mi centro.

Con lunas como aquella me hice su amante perfecto hasta ayer fue todo tan claro como la luminosidad de aquella luna.

Sin mediar palabra tomó su maleta y se fue, hace unos días en la mañana aún me besaba con pasión, y por la tarde solo dijo se acabó.

No he llorado, no puedo, no tiene sentido, solo puedo pensar que se terminó el hechizo porque desde esa tarde la luna ha desaparecido y llevo varias noches de oscuridad infinita.





Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

NADA MÁS GRATO.


No hay caída más grata,
ni abismo tan apetecido,
que no hiere ni mata,
cayendo a tus pies rendido.

Y  de tus pies postrado,
abrazarme a tu cintura,
sin ese adiós despiadado,
que sin doler tortura.

No hay abismo más hondo,
que la hondura en tus ojos,
donde mis deseos y antojos,
no te niego ni te escondo.

Quiero estar en tu abismo,
desfiladero de tus deseos,
serte persistente ensimismo
y ansiedad a tus devaneos.

Y así: Tú y yo binarios,
en un solo cuerpo y alma,
desechar reloj y calendarios,
perpetuos en nuestro Karma.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri 

NO QUISIERA ...

Quisiera que me expreses todo lo que sientes siempre.
Bueno o malo.
Quiero estar contigo en cada tramo de tu mente,
así sea un poco loco o extraordinario.
Quiero que estés conmigo ...
Que no te vayas de mi lado ...
Que en mi presencia no te marches a un rincón de tu mente,
pues se siente fatigoso y extraño,
en especial cuando te anhelo si estás a mi lado.
Literalmente me da náusea.
Me da dolor de cabeza,
la garganta se me enreda
y se me salen las lágrimas de tristeza.
No quiero herirte ni ser herido,
no quiero dolerte por sentirme tú compartida,
no quiero causarte otra cosa que no sea alegría,
porque lo que más me importa es ver a cada segundo tu preciosa sonrisa.
No quiero que me embargue toda esta melancolía,
ni que me amarren los pensamientos todas estas emociones sombrías,
no quiero que por tu tristeza o incomodidad la noche se torne fría ...
no quisiera dañar a las estrellas ni a la luna,
no quisiera arruinar tus caricias tiernas ni siquiera una,
con mi malestar sin delicia ni mi amor que codicia ...
solo te quiero bien y siempre toda la vida.

Quisiera poder expresar mi dolor,
más no encuentro como hablar del desamor.
Sé que unidos estuvimos
y que el agua que de la fuente del placer manaba;
se quedó seca y no sé por qué.
Entiendo que te embarque la melancolía
y que tus noches sean muy frías;
pues las mías son una calcomanía.
Miremos las estrellas y unamos
las caricias que deseo que regresen
a tu alma y la mía.
Que vuelva la luna sin dolor ni codicia;
un amor tan grande
que sea sonrisa y alegría sin pesar;
amor del alma mía.

No quisiera que te vayas.
No quisiera no tenerte.
No quisiera dulce amada
el no sentirte y no verte!

Te juro que no quisiera
pero nada puedo hacer,
porque te amo, pequeña
y feliz te quiero ver!

Y queriendo y no queriendo
ahora te quiero besar,
y abrazarte aunque muriendo,
mi alma por dentro está!

Mi corazón se desangra
porque te quiere en verdad.
Mi voz no emite palabras
pues su mutismo es total!

No llores mi niña hermosa,
la vida lo quiso así,
yo no quisiera otra cosa
que sólo verte feliz!

Y sí de verdad tanto me amarás
y no quisieras verme llorar,
porqué me dejas marchar;
porqué en mudeces sin más.
No quisiera retenerte,
pues mi alma está en soledad;
y no finjas que no lo sabes,
porque eso no es verdad.
No quisiera alejarme,
Pero eres como el viento que sopla
y en segundo se aleja sin más.
Y ahora no quisiera ni tus labios besar.

No quisiera decir nada que no hubiera dicho antes,
pero me precede la manía desmedidamente humanizada
de repetirme una y otra vez
Haciendo alardes de nunca haber sentido el hastío del olvido
que somos cada presente que perece,
procuro mantener la certeza indeleble
que te amo sin pretender inmortalizarme.
no quisiera tener que hacer consciente este amor
sino fluir en una espiral de espacio tiempo indefinido
y solo comprensible en una fórmula de Einstein.

No quisiera ser promiscuo;
pues no pasa de ser un mero avatar del poema.
El presente perece,
pero sigue siendo como un parón
en el tiempo que es efímero.
Mantén la certeza
de que la debilidad del presente es inextinguible.
Pero ten presente que el poema es inmortalizable;
pero el amor gira en una espiral inexplicable.

No quisiera que lo nuestro desapareciera
ni soñando una mala pesadilla,
porque me torturaría y mi tristeza no desvaneciera,
sólo deseo escapar del olvido en puntilla
para rescatar tu amor y jamás venciera,
y pasen nuestro amor como película en cualquier taquilla.

No quisiera molestarte cada día,
con este sentimiento tan grande que me inspira
a decirte cuanto te adoro vida mía,
aunque muchas veces quisiera,
que sin decir una palabra
lo recocieras vida mía.
Que lo eres todo en mi vida
y que aunque no sé cómo expresarlo ...
Te amo tanto,
que por ti sería capaz hasta de dar mi vida.

No quisiera soñar que me olvidas,
pues me hacen falta palabras para expresarlo;
mis ojos hablan por sí solos
y mi corazón late deprisa
cada vez que tú me miras.

Sólo quiero que me ames.
Sólo quiero amarte.
Sólo quiero que te quedes conmigo siempre a cada instante.
Sólo quiero que si me voy me busques.
Que si me quedo me valores.
Confíes en mí sin importar el tiempo, las inseguridades o los dolores.
Sólo quiero que me ames.
Sólo quiero amarte.
Sólo quiero hacerte feliz a cada instante.
Sólo ...
Quisiera:
Que me quisieras siempre
Hasta que el tiempo muera y nos lleve la corriente.
Quisiera que la vida nos envidiara hasta que nos lleve la muerte.
Te amo viva, te amo inerte,
te amo a cada momento complaciente ...
Te amo en el cielo y en la tierra,
te amo mi vida entera hasta que muera.
Quisiera que me quisieras hasta después de la acción más traicionera
o la mirada más quejosa que sin querer me venga ...
Quisiera ser tuyo hoy y serlo mañana,
y que así mismo, para siempre estén unidas nuestras puras y enamoradas almas.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri   

sábado, 11 de abril de 2020

DOS PALABRAS.


Te las digo cada vez que te siento, 
a menudo ocupas mi pensamiento
como lluvia refrescando el secano, 
como flores ofreciendo su néctar.

Te las digo, al despertar el alba;
cuando el astro inunda ya mis pupilas
o cuando huye, oculto en la montaña.
Te las digo cuando, despierto, sueño.
                             
Te las digo cuando mi sombra sigue 
cada paso en la senda de la vida  
sin fundirse, retirando las ramas
que ocultan la luz de mi horizonte.

Te las digo si intuyo que estás triste, 
si tus ojos lucen luna creciente,
si tu mano busca ardor en la mía,
o si callas y aún hablan las miradas.

Te las digo en pasado y en presente,
en silencio o susurrando en voz suave
el poema que me inspira tu esencia
en anhelo que libera mi mente.

Sí, tan solo dos sencillas palabras;
las comparto en un vuelo apasionado;
dejo al viento que las lleve a tu lado
y haga de ellas una estrella fulgente. 




Autor
Antonio Carlos Izaguerri  

EL BRILLO QUE POSEÍA.

Bastaba con el ver de sus ojos para conocer el brillo de la vida que su alma poseía.



Al pensarla vienen a mi mente recuerdos de cuando mi vida renacía,
ese momento cuando mi boca le pertenecía
y mis manos le daban forma a su sombra
moldeándola al contorno de mi pasión…
Haciéndola de mis pasos, la dueña en cada canción.

No me extraña el no verme sin ella,
es como mirar al cielo y no verla en cada estrella,
mirar mi reloj y saber cuándo mi tiempo le pertenezca,
mirarme al espejo y no reconocer mi esencia,
perderme en el vacío que quede sin su presencia …
                               
No, no me extraña que no quiera verme sin ella,
¿Quién está dispuesto a verse sin su musa etérea?
¿Quién renunciaría a su felicidad entera?
No sería yo si no hablara
de quien me regala su vida a cada beso,
si no la inmortalizara a cada letra que me inspira,
si no quisiera ser fiel a su piel,
el querer dejar huella en el valle de sus senos,
empaparme en su cascada de placer,
 que diga mi nombre incluso cuando a su lado no esté,
que sepa que su sudor es el elixir de la pasión
y que combinado con el mío
nace para el amor un néctar nuevo,
un néctar que es de los dos y para los dos,
un camino entre nuestra voz
que nos hace volver por donde partimos,
un sentido nuevo que tomo nuestra libertad
desde el momento en que nos vimos,
reescribir el erotismo
a cada arrodillada ante tu altar,
desear ser eterno en ti
y que nos resguarden los te amo
que nuestra boca pueda soportar.

Que pasen las horas y no saber de mí,
es señal de que a cada palabra
mi alma con gozo vuelve a ti.

Sé que guardas mi recuerdo entre tus manos,
me di cuenta cuando acariciabas mi cabello
y deseabas que me quedara por más tiempo, y es tierno,
porque sabes que soy tan tuyo
que incluso tu nombre en el segundero está impreso.

Tu imagen renace con el amanecer,
me acaricia con el primer rayo de sol,
intrépida escalas desde mis sueños
hasta mi alma,
sabes por dónde ir, lento y con calma,
disfrutando de mi amor por ti como el hornear una tarta:
A fuego lento para que esté lista a su tiempo…
es igual con lo nuestro:
a cien caricias por momento,
quizá un montón de te amo
por cada recuerdo,
con el milagro de tener más de diez
poemas rápidos por un par de besos lentos,
y morir de amor por darnos la única vida que conocemos,
el saber que somos tan nuestros
el sentir que esto no es nuevo,
darnos cuenta que es tan perfecto que,
sin saber cómo,
 de suspiros ya expirados nos conocemos…
De pieles extrañas nos recordamos…


Y con un poco de fortuna en la tragedia de vivir:
Entregado uno a otro, hemos decidido con quién morir.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri   

TE AMARÉ Y ME AMARÁS.

Guarda siempre el recuerdo hermoso
de cuando nos acurrucábamos juntos,
y con premura absorbías de mis labios
los efluvios de mi amor, fueron bonitos
esos momentos que aún queda un resplandor,
y con las marcas de tu corazón recréame,
con la agudeza que tienen los versados,
cerrando los ojos, dibújame con apetencia,
mis huellas tatuadas calmaran tus inquietudes,
con ese sutil arrebato que delicias te concede
y que ahora saciará tus exigencias
de tener otra vez en tu dermis mi caricia,
aunque la distancia sea excesiva
no dejes de añórarme, ni de amarme,
en sueños visitaré tu mente,
con susurros, caricias y besos sin cansancio,
te amaré y me amarás, pues nos amamos,
nunca me olvides… en absoluto,
y aún distantes nos vamos a amar más
porque un día volveremos vernos.

Inducido tengo el afán de tenerte a mi lado,
pero la dicha de lograrlo se me ha obstruido,
incitado quedo por tener tu sonoridad
cerca de mis oídos, pero arcanos son realmente
al sentirlos tan ajenos y viajo con los vientos
a pasados y futuros para hallar tus aspiraciones.
¿Por qué el destino cruzó nuestros caminos
si no fuimos hechos para unificar los límpidos
sentimientos que crece en nuestros corazones?
Cavilo sin tener respuestas y pierdo la razón.
¿Será que un día me olvidaré totalmente de ti?
No entiendo por qué el cruel hado es así.

¿Con quién sueñas? ¿Cómo podré saberlo,
quién es el caballero que tus ansias activa?
Un bienaventurado ha de ser él, mientras habite
en tus lindos pensamientos y sea el causante,
de tus sicalípticos afanes … ¡no puede ser!,
pero es cierto, él debe ser tan amoroso,
para merecer ese derecho de pasearse
con sus manos sobre tu completa integridad,
apoderarse de tus sueños, para luego adueñarse
del angelical sabor de tu producto hierático,
mientras tanto yo voy a quedarme en mi soledad,
pensando solamente … que estar contigo es tan bonito.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri   

SOL DE POESÍA.

Caí en este sol de la poesía
en un embrujo,
caos de pasión
en una llamarada de palabras
entre verbos y metáforas
que quemaba el corazón.

Entré en la tormenta de mis sueños
buceé en todo, todo mi interior
y fui recopilando sensaciones
hasta urgar entre los bordes de alegrías y dolor.

Busque su nombre allí donde se encuentran
los sustantivos válidos de amor
y abrazos y caricias fueron frutos
al igual que aquellos besos de esos labios de color.

Bebí de este sol de poesía
y aún yo me emborracho con su son
y sigo enloquecido con la rima
con la sangre que camina  con sus ojos y su don.


Autor
Antonio Carlos Izaguerri   

EL PRIMER LATIDO.

Se abren los cielos.
Asqueado ya del conocimiento
y sus campos holográficos.
Sólo ese primer latido anhelo,
el que sigo buscando.
Esa es la gnosis,
el álgebra inconclusa,
el número de oro.
Recordar la espiral rompiéndose
como el entramado de un girasol
y un cuerpo diminuto
que no llora, inmutable, ferino,
ensangrentado ante la luz cegadora.
Primera pulsión inconclusa.
La más terrible.
Desterrado al momento de nacer,
sin piel, sin ojos, sin aliento, sin olor.
Con el agujero prematuro en el pecho
de la perpetuidad,
la memoria de lo no encontrado.
Aún sigo buscando el primer latido.
Quedé ciego por haber sido siempre
los ojos del ciego.
Vuelvo a la cápsula halógena
en cada intento …
Es el amor.
Sólo me queda la serena y terrible
convicción de saber
que siempre he sido bueno.



Autor
Antonio Carlos Izaguerri