lunes, 27 de julio de 2020

NO SOY DE NADIE.


No soy de nadie.
Me hice el amor durante mi holocausto.

Pasé horas viéndome en el espejo pensando de forma constante el por qué estoy viva, buscando un significado para no dar fin a mi vida, me perdí en mí. Deje de pensar, note el color de mi piel y la suavidad de esta, el cómo se sentía tocarme y mi propio calor. Una idea paso por mi mente: "¿Alguien te ve como tú lo haces?", noté cada parte de mi cuerpo, observe mi habitación con atención, me gusto ver los libros tirados y la taza de té con una marca de labial café. Saboreé mi saliva después mordí mis labios, me sonroje y una risa pícara salió de mí, me gusté.

Deseé poseerme, auto aclararme.
Nadie me tocará sin causarme dolor.
Nadie me verá con atención.
Nadie me entenderá.
Nadie mantendrá mi interés.
No amo, no odio a nadie.

Me invité una cena con una copa de vino rosado, puse un suave jazz, me hice el amor al caer la noche. Ya extasiada tomé una navaja corté a lo largo de ambos brazos. Me miré desnuda al espejo mientras mi sangre caliente me recorría de acuerdo a la gravedad, mis extremidades se helaron. Me vi tirada en el suelo, la música sonaba, un ángel negro, la muerte me visitó.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

domingo, 26 de julio de 2020

EL AMOR QUE EN MÍ FLORECE.


Me avengo en este ir y venir de las cosas
en una intelección amorosa del mundo
que me atrapa, en su devenir connatural
como una solemne advocación perentoria.

Me dejo seducir por las pardas luces
de un atardecer que se vuelve eterno;
me acicalo los recuerdos del alma,
suspiro y nuevamente vuelvo a creer.

Nada es claro cuando de soñar se trata,
forjas grandes castillos que al paso del aire
se desploman, así es el amor cuando
entra por la puerta sin ser invitado.

Crea submundos internos llenos de color,
nos hace fuertes, capaces de conquistar
lo inconquistable; es adrenalina pura
corriendo por todos nuestros huesos.

Y el amor que en mi florece es fuego,
atemporal y misterioso, luz que enciende
al corazón como bola de fuego, pasión
que resucita encaramándome al universo.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

¿QUÉ ES EL ALMA?


El diccionario y los psicólogos nos dicen lo que es,
como parte inmaterial o espiritual de un ser vivo,
y que el alma no muere, es eterna.

El alma está sobre todo en sitios determinados,
aquellos lugares que has estado con el amado,
notas como llega una brisa suave, y nos besa,
piensas; eres tu amor mío que estás a mi lado,
y sigue acompañándote mirando el mar azulado,
o el vuelo de las aves, que van el horizonte perfilando.

O cuando escribes un poema, o lees alguno intenso,
de un poeta excelso, o de un buen compañero,
o cuando escuchas una bella melodía, entonces el alma tiembla,
porque la emoción nos llega.

Notas a veces que el alma te da toques de aviso,
como si fuera un pequeño ''Pepito grillo'',
y se emociona mirando un bebé dormido,
o los ojos de tus hijos, o un pajarillo cuidando de su nido,
y al día siguiente como canta y los alimenta con cariño.

Subes a la cima más alma y contemplas el panorama,
se asoma la luna roja como la grana, porque tuvo un eclipse,
luego al atardecer, el sol se irá a dormir, pero sabes,
esperas, contemplas como el cielo de color va teñir.

Y recuerdas cuando unías tu cuerpo al del amado,
entonces se fusionaban las almas en una de sola,
y añoras, sigues amando y el alma duerme a tu lado,
sabe que dejas deseos y anhelos bajo la almohada,
y te acompaña...eso para mi es tener, y sentir el alma!




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

MIS DEMONIOS.


¿Si te digo que te elegí a ti para vivir conmigo el resto de mi vida?
¿Y si descubres los miedos que escondo detrás de mi "linda sonrisa"?

Qué hay si te hablo cada noche de los demonios que habitan en mi cabeza y se exaltan al ver que no tienen nada malo planeado para ti, que incluso ellos piden a gritos que te quedes para poder estar calmados, piensan que eres nuestra salvación y lo confirman cada que estamos cerca; sé que eres para mí porque cada vez que te alejas los demonios de mi cabeza sienten morir, sienten matar a cada persona que quiere ocupar tu lugar, ése que es solo tuyo, como yo me declaro.

Cada vez que te vas y mis demonios se quedan solos y no entienden que han hecho mal, ellos sienten matar a cada persona que no es capaz de entender que te aman con locura, porque cada vez que no estás me matas a mí y a todos los demonios de mi cabeza.

Aunque ciertamente no logro entenderlo, no comprendo el gran amor que sienten por ti, ni siquiera comprendo en que momento fueron capaces de quererte tanto, mucho menos recuerdo el momento en que ellos se dejaron seducir por ti.

me pregunto:

¿Qué te vieron a ti que no quieren conocer de nadie más?
¿Qué encuentran en ti que no quieren buscar en nadie más?
Quizá que ellos se enamoraron de todos tus demonios, o quizá de tus ángeles.

Aunque ahora, a mitad de estas confesiones puedo decirte que yo también dejo que ellos me controlen, que me convenzan, dejo que sus manipulaciones sean bienvenidas y cedo ante sus súplicas porque son bien correspondidas, son muy bien entendidas, porque no solo ellos te aman, yo lo hago también.

Nunca había conocido un infierno en el que mis bellos y tan dementes demonios disfrutaran tanto arder, no había conocido un infierno en donde la condena me sonara más a placer, a vida.

¡Éstos malditos demonios no entienden!
¡Ellos no ceden!
¡No escuchan otra voz!
¡Ellos no prestan atención a otros ojos!
¡No quieren contemplar otros malditos hermosos ojos!
Reclaman cuando no estás, ¿Por qué maldita sea no estás? Reclaman no poder oler tu cabello y no poder peinarlo.
¡Entiende que te amamos, más estos demonios!

Ellos te aman tanto a ti y a tu tan bello cabello, aman tus manos que son tan suaves, tan suaves y cálidas como se siente estar a tu lado.

Y es que cuando no estás nos matas un poco, siempre anhelamos regresar junto a ti, no queremos que nos dejes morir, no nos dejes morir. Nos matas de augurio, ansiosos porque regreses, pero no solo yo, también mis demonios; estamos ansiosos por probar de nuevo tus labios y estar entre tus brazos, solo para volver a vivir.

¡No te vayas, haznos vivir!




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

NO SABE, QUIÉN SABE.


No canta porque si el mirlo,
ni cae la lluvia por nada.
No llega la madrugada,
por azar o por nostalgia.
No brilla el Sol por capricho,
ni son las vidas tempranas,
por un mero sacrificio.
Todo gira y se conmueve,
por sentido y por sentirlo.

Todo emerge y se sumerge,
como el amor y el cariño.
La flor nace y se marchita,
para mostrar el camino.
Todo renace y fenece,
todo se expande y contrae,
como el corazón de un niño,
como burbuja en el aire.

No sabe el ave que es ave,
ni el viento sabe que es viento,
no conoce el fuego el tiempo,
ni son conscientes de serlo.
La voz no sabe que es voz,
porque solo es un sonido,
otra cosa es la palabra,
que nace de los sentidos.

Volver a los mismos pasos,
que grabados en granito,
en las mentes se quedaron,
para ser reconocidos.
Saber y reconocer,
cada paso que anduvimos,
con la impronta de las huellas,
impresas hito tras hito.

No sabe el tiempo de amores,
ni de penas ni de ritos,
implacable se desliza,
como un sibilante ofidio.
No sabe el verso que es verso,
sin sentirlo ni vivirlo.
La vida sabe que es vida,
porque nace del instinto.

Todo cambia, todo muta,
todo es vital y es extinto,
todo nace y se deshace,
cada matiz es distinto.
Todo se aleja y retorna,
pero con otro vestido.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

sábado, 25 de julio de 2020

EN EL CORAZÓN DEL VERSO.


En el corazón del verso,
vive silente la estrofa,
esperando al Universo.
Busca pensando las rimas,
o aparecen como flecos,
descolgándose sin prisa,
de las letras y sus ecos.
Inmersa está en el silencio,
como una cautiva rosa.

Siempre viva la nostalgia,
que agranda sus ojos negros,
mirando entre las fragancias,
que va dejando el recuerdo.
Su voz es queda y precisa
o intempestiva en exceso.
Así el verso se desliza,
con la realidad y el sueño.

Caminos intransitables,
de trampas, broza y deshechos.
En la espesura selváticos,
follaje oscuro y espeso.
Abriendo camino sueña,
el poeta con tenerlos
y miles de encrucijadas,
ponen en jaque sus versos,
vibrando su tenso aliento.

Figuras de filigranas,
entre recónditos huecos,
fisuras de ansias tempranas,
tejidas de versos frescos.
Amores entretejidos,
escapando entre los ecos,
de las verdades humanas.
Vientos calientes o frescos,
vibrantes o circunspectos.

En el corazón del verso,
se cocinan los latidos,
que palpitan como plumas,
aireadas por el aliento.
Matices entre las brumas,
de abandonados pertrechos.
A flor de piel la nostalgia,
que se recrea de nuevo.

Piedras que aparecen vivas,
para hacer puentes o muros,
para encerrar o extramuros,
construir refugios de tiempo.
Volcar sin pausa la esencia,
que vive anclada en el centro,
en el centro de los versos,
como pavesas, inquietos.

En el corazón, el verso,
con el amor va creciendo,
salpicado de las dudas,
de sus taras y defectos.
Abraza la rima al tiempo,
como abraza la criatura,
a su inmediato sustento,
en el corazón del verso.






Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

SOÑÉ CONTIGO ANOCHE.


Soñé contigo a noche y no se que pensar.
No se si fue casualidad o del destino una señal.
Te veía claramente, tan bella como siempre
me observaste fijamente y me sonreíste de repente.

Te tomaba de la mano y sentía tu calidez,
la alegría que en algún momento me dió tu ser.
Caminábamos y hablábamos de la vida
te veía y solo me sonreías.

No se que es lo que ello signifique.
No se si deba buscarte y de la mano llevarte.
Pienso que el hecho de que no me hayas hablado
es indicativo de que ya me has olvidado.

Espero que te encuentres bien,
yo te extraño, te quiero a mi lado.
Pero sé que obligarte a querer
sería nada más un desagrado.

Creo que esperaré a que el tiempo
por sí solo haga de las suyas.
Que de mi corazón borre este amor
y que pueda eliminar esta ilusión.






Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

viernes, 24 de julio de 2020

DAME TU MANO AMOR MÍO.


Dame tu mano amor mío
Y no me dejes caer
Sujétame con firmeza
Demuéstrame tu poder

Dame tu mano amor mío
Necesito de tu ayuda,
Tú sabes que yo te amo
Que no te asista la duda

Dame tu mano amor mío
Y no me la sueltes más
Porque el amor que te tengo
No se acabara jamás

Dame tu mano amor mío
Para sentirme segura
Y reforzar este amor
Para una vida futura

Dame tu mano amor mío
Llévame siempre contigo,
Porque solo a tu lado
Siento un cálido abrigo

Dame tu mano amor mío
Quiero recorrer el mundo,
Para perderme en tu amor
Como velero sin rumbo

Dame  tu mano amor mío
No me vayas a soltar,
Porque un amor como el mío
Jamás podrás encontrar

Dame tu mano amor mío
Aprétala sin medida
Para que este amor tan puro
Sea para toda la vida

Dame tu mano amor mío
Sola no puedo vivir
Y mi amor es todo tuyo
No lo puedo compartir.



Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

CON LA VERDAD DESNUDA.


Con la verdad desnuda,
se enfrentó a la locura,
de la dura vorágine.
Los pasos de gigante,
se quedaron exánimes,
de sortear obstáculos,
de acometer corduras.
En la realidad cruda,
se abrazó a la ternura,
se pausaron los pasos,
con la verdad desnuda.

El riesgo no es minúsculo,
cuando todo se entrega,
siempre a cortacorriente,
enfrentándose a la duda.
La pasión es el arma,
que al gran amor impele,
el impulso que ensalza,
el valor que conmueve.
La alegría y la amargura,
andan siempre presentes,
con la verdad desnuda.

Se ha cubierto de musgo,
la verdad cristalina,
donde anidan grupúsculos,
que la infectan y enquistan.
Se ha quedado la aurora,
en vapor sumergida,
ocultando las luces,
de su claridad lúcida.
Se ha cubierto la esencia,
de grumos que la ensucian.
Mientras pasa la vida,
con la verdad desnuda.

Con la verdad desnuda,
se tachona el camino,
de amores que maduran,
en la esencia translúcida,
de una belleza mística.
Con la verdad desnuda,
se han poblado los campos,
de vidas que respiran,
de enamoradas voces,
en el rocío que brilla,
con la verdad desnuda.

Con la verdad desnuda,
se viste el sentimiento,
de ropas de alma pura.
Se ensanchan los pulmones,
los prejuicios se achican.
La palabra es más suave,
más viva la alegría,
las miradas más limpias,
los versos más enteros.
Con la verdad desnuda,
se arropa a la criatura.

Que la verdad desnuda,
en las entrañas viva.


Mi patria es la Humanidad y mi bandera mi piel. Mi religión la conciencia y la razón es mi Ley, Mis sentimientos mi Secta, aprender mi fortaleza, mi meta el conocimiento y mi cuerpo es el vehículo, que transporta lo que soy...



Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

CARTAS DE AMOR.


Fui tan niño al ocultarte que te amaba en secreto, me sentía tan nervioso cuando tan solo te veía de lejos, sentí un tierno sentir por ti y tus locuras, me sentí tan enamorado que en el hoy lo pienso y me causa ternura.

Te escribía cartas de amor con dibujos de corazones, te escribí tantas veces pero nunca el valor de entregártelas tuve, te escribía lo hermosa que estabas, te veía sonreír y era un dibujo el que te realizaba, te sentía tan cerca de mí, pero estabas a kilómetros; fuiste el amor que en cartas, quedó escrito.

Me sentía tan importante al gustarme la niña más bella que mis ojos pudieron apreciar, me sentía tan bien, cuando tus ojos se cruzaban en mi andar; me sentia enamorado aunque nunca te enteraste, me sentía en ocasiones como un tonto, pero en cartas de amor me sentía vulnerable.

Te escribí cartas de amor, describía sentimientos, escribía cada cosa que mi corazón sentía cuando te veía cada momento, te escribi muchas veces, describía tu ternura, describía en esas cartas que eras para mi la más hermosa, te escribía cartas de amor pero nunca te llegó una.



Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

A LA DISTANCIA.


Te escribo a la distancia,
un verso en el recuerdo,
en las memorias olvidadas,
que dejamos en el tiempo.

Junto a las sonrisas, a los besos,
a las miradas y los gestos.
Junto a los detalles infantiles,
dibujando los momentos.

Te escribo a la distancia,
sin rencor y sin despecho,
te escribo de madrugada,
porque te pensé de nuevo.

Pensé en cómo te veías,
en cómo me mirabas,
en la ilusión de tus días,
te veías enamorada.

Pensé en ese viaje suicida,
en la sensación de lo nuevo,
te pensé para toda la vida,
un sueño algo ingenuo.

Te escribo a la distancia,
mientras estoy acostado,
te escribo en esencia,
sobre cosas del pasado.



Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

LA NOCHE.


La noche es amiga del silencio,
la luna de los secretos,
el mar de sus misterios,
las nubes del viento.

La noche se cubre con un velo,
a veces es de terciopelo negro,
otras es duro y brillante como el acero.

La noche está llena de ausencias,
bailan todas convertidas en sombras chinescas,
están en el techo y en las paredes reflejadas,
hay estrellas colgadas.

La noche puede llegar a ser odiosa, lenta, tenebrosa,
te ahoga entre silencios, entre suspiros te transporta,
sigues mirando esas sombras, son demonios que te rondan.

Pero ella no teme a la noche, ya es su amiga,
no la quiere de enemiga, es demasiado intensa, te inhiba,
prefiere unirse a la oscuridad, así no piensa en nada,
y entre esas sombras endemoniadas, se enreda, baila con ellas.

Las sombras tienen árboles fantasmagóricos, y luces colgadas,
ella sigue bailando entre ellas, hasta que llega la alborada,
va arrastrando los pies, llega sin escarcha, va muy despeinada,
y ella espera su llegada, no teme a la noche, teme a la madrugada.



Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

AMOR POLIÉDRICO.


2563 AMOR POLIÉDRICO.

Sinuosos senderos,
estratégicos recodos,
laberintos sin retorno,
recónditos vericuetos.
Confusas encrucijadas,
sin letreros ni divisas,
oscuros y negros pozos,
negras e insondables simas.

En la oscuridad habita,
agazapado y siniestro,
fieras garras afiladas,
ojos negros como briznas,
del hollín que lleva dentro.
Vigilante, siempre atento,
boca como dos rendijas,
siempre esperando al acecho.

Recio viento cuando airea,
tétrica cabeza pírrica,
en gigantescas orejas,
labios que se difuminan.
Grisácea capa que envuelve,
el temor en carne viva.
Vírica y soez sonrisa,
de una boca terrorífica.

El miedo extendió sus alas,
como etéreos abanicos,
flotando sobre la brisa,
como flabelos extendidos,
entre las negras neblinas.
Flota buscando la víctima,
más preparada y propicia,
susurrando letanías,
sobre cerebros patéticos.

Una sombra se encamina,
una mancha espeluznante,
una niebla sibilina,
que ensucia mentes inanes,
que inhabilita y enquista,
que agarrota en un instante,
el valor y la energía,
que renueva los terrores.

Pero en lontananza brilla,
un destello, como chispas,
como un fuego que se inicia.
Un resplandor se aproxima,
luciérnagas en la noche,
como luceros que miran,
para hacer girar los goznes,
de las puertas de la vida.

Una luz veraz y prístina,
que a la negritud cautiva,
con las alforjas cuajadas,
de sentidos que titilan,
como guirnaldas de luces,
de una verbena florida.
En las tenebrosas sombras,
sale a flote la luz vívida.

Poliédrico amor que rompe,
las sombras que le subliman.
Con los brotes de su aliento,
la negra sima ilumina,
cuando al miedo le hace sombra,
con su ardiente cara nítida.



Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

ESTE ES MI POEMA Y HAGO LO QUE QUIERO.


Quiero traspasar las barreras de mi mente,
transportarme al elixir de tu entrepierna,
embriagar mi ser con toda tu esencia,
que me importa lo que diga la gente.

Internarme entre tus paredes del placer,
navegar a través de tu río sanguíneo,
seguir tu apasionado torrente curvilíneo
y descubrir todo lo que te hace ser mujer.

Explorar cada una de tus profundidades,
deleitarme como fluye tu preciosa sangre,
mirar cómo tu deseo se hace más grande,
mientras yo recorro todas tus carnosidades.
                   
Hacerme uno contigo dentro de tu cerebro
para saber hasta dónde contigo puedo,
bañarme en tu líquido cefalorraquídeo,
hacerte mía en cada uno de tus hemisferios.

Quiero traspasar las barreras de mi mente
para hacer realidad todo esto que sueño,
y aunque muchos me arruguen el ceño,
este es mi poema y hago lo que quiero.



Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

miércoles, 22 de julio de 2020

POETAS.


Hay un barrio del que todos musitan,
allí afloran los sentimientos al aire y sus voces emanan
de los jazmines que con alegría perfuman los patios.
Allá se adormilan los poetas con sus tintas en la madrugada
acicalando sus glorias, sus leyendas, su manera de sentir.
Las aceras están embrujadas por suspiros de miel que empapa el aire
y en su gracia flamenca taconean bajito y sin prisas las rimas,
sus manos se retuercen entre oles de solería
y el tablao se funde entre mil guiños.

Hay una esquina entre el alma y el pecho,
donde transito como un duende entre el todo y la nada,
los versos como el río refresca con aromas al pensamiento,
que tímido se sonroja y resbala con su lágrima la emoción,
las castañuelas arden de pasión entre tu mirar y mi fuego.
¡Ay amor! la poesía anda joven enredada entre renglones
de una tinta manchada del mismo arco iris que colorea el ser,
tentaciones en este mar de sueños, pesares, dudas, tormentos
y esa alegría de vivir.

Hay un barrio donde se respira la aurora, latido de corazones,
los sonetos tiemblan por surgir en las arrugas y en los pliegues de esos volantes,
que entre giros te hablan de amores, de pasiones, de olvidos y presentes,
ese viejo barrio donde se palpa el infinito en la mueca de unos labios,
donde clandestina se lee la suerte en las líneas de unas manos.
Calle de poetas, vino y cante rojos claveles errantes.
libros abiertos colgados como sombreros, abanicos al viento,
es la calle de esos grandes poetas y yo caminando voy por ella
entre sus vocales, sus versos, sus cantares.



Autor
Antonio Carlos Izaguerri.