Vivo admirando la perfección que en las almas crea el amor,
Ese amor que busca ufano en las camas su rendición,
Amor como amor de hermanos pero henchido de pasión,
Como ese amor que eleva al hombre en la búsqueda de Dios,
Ese hombre que nace, para renacer un día en hombre mejor,
Y buscar en las estrellas del vivir otra razón,
Para vivir sin que nadie, desconozca nuestro interior.
La envidia es al mérito que afianza en los cobardes el
valor,
Las riñas de quienes luchan sean vínculos de renovación,
Antes de conquistar los cuerpos, conquistemos el corazón
Sumámonos en el sendero que conduce, por caminos sin dolor.
Buceemos hasta el fondo en océanos de amor,
Quien huye de sí mismo, es de la vida un desertor,
La ignorancia y el error son manantiales que ofuscan
De los hombres la razón,
Con malicia y mal humor
Agrias se vuelven las mentes,
Reflejando en los rostros desazón
Y envidiamos a quien vemos en un más alto escalafón.
Dejémonos envolver en ese maravilloso país llamado amor,
Rompamos barreras y empollemos, los sacos de ilusión,
Elevemos el pensamiento para conseguir un mundo mejor,
Amar es crecer y multiplicar, enriqueciendo la vida
interior.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.