martes, 11 de agosto de 2020

NOCHE DE PASIÓN.

Mientras la luna se acomodaba en lo alto, a la derecha de su cama su aroma abrazaba la atmósfera de la habitación, sus caderas humedecían la noche y los minutos —tibiamente— sucumbían a su encanto, dejando en la profundidad de su belleza la chispa encendida para los juegos artificiales, mientras los deseos de sus cuerpos estremecían las sábanas —arrugadas por el huracán de emociones—, los besos, hábilmente desordenados, dibujaban el amor entre sus pezones y su ombligo —erizando la noche—, completamente entregados, cenando  la distancia que apenas los separaba.

 

Y a medida que la noche avanzaba, sus manos recorrían sus territorios en sentidos contrarios, explorando cada lunar que armoniosamente diseñaban sus cuerpos y la luna no los podía ver a simple vista, hasta que dos manos atrevidas, sin remordimiento alguno, la despojara de su vestido dejando ver el encanto de sus muslos blancos deslizándose sobre la sábana al roce de los besos que vivamente se acercaban a la orilla, para chupar el néctar de aquella tentadora flor que se abría gustosamente entre sus piernas, perdiendo la cordura, atrayendo el deseo erguido a su centro de gravedad, dejando que la humedad se calentara con cada penetración  deseada, como las olas que van y vienen, estremeciendo sus playas, sincronizando sus deseos en el mismo camino.

 

Deseos consumiéndose en el desorden de la habitación, coordinando sus cuerpos con cada espacio de la cama; dichosos, inventando posturas para cantarle al amor, rimando cada movimiento de sus glúteos con el lenguaje de la pasión, escuchando sus latidos acelerados en medio de la deliciosa oscuridad con la sinfonía de aquellas frases sueltas dispersándose por la habitación: ¡Ohhh! ¡Sigue, sigue mi amor! ¡Eres el amor de mi vida!

 

Mientras sus piernas estrechaban más su cintura, flotaban en la habitación desafinados gemidos: ¡Mmm!, ¡te quiero aquí!, sentir que me penetras para apagar esto que siento por ti. ¡Hazlo! ¡Hazme sentir todo! ¡Todo! ¡Todo!. ¡Umm! ¡Te amo!. Todas esas frases fluian y eran ecos de sur a norte desafiando la noche hasta quedar abrazados, completamente desnudos él respirando su aroma bajo su nuca con las manos sobre sus caderas y sus pezones.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri.

lunes, 10 de agosto de 2020

VENUSTO.

Hoy vengo a relatar

lo más increíble que se pueda contar

un milagro divino, un premio al azar;

majestuoso, predilecto que hasta has de dudar.

 

No hay más bella creación

que la que aprecié ese día,

ha llegado a la perfección

¡más que la quinta sinfonía!

 

Tus oídos hipnotiza

con tan hermosa melodía,

una voz tan preciosa

que cuando escuchas hechiza.

 

Su exacta figura se quiso copiar

el gran Miguel Ángel fracasó al intentar

pues tal belleza no se puede igualar,

así fue como Donatello se rindió a la par.

 

Un rostro que irradia paz y tranquilidad,

ni Velázquez ni da Vinci han podido pintar,

tampoco Dalí la ha pintado en la inmortalidad

y su malogro ¡devasto! no es de ocultar.

 

Mis lágrimas caen por no poder estar

todos los días de tu mano enfrentando tempestad

y te veo y no lo creo que pueda existir

tal perfección inmensa con quien he podido coincidir.

 

Venusto mirar con el que me fascinaste,

venusto caminar con el que me interesaste,

venusto hablar con el que llamaste,

Venusto tú, amor mío, con el que me atrapaste.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri.

VAMOS A VIVIR AMOR.

Quiero dedicar la tarde

a pensar cosas bonitas

Y escribir versos simples

para dártelos a solitas.

 

Contigo todo es bonito

la vida tiene más color

Si tus labios son tan míos

pues te daré mi corazón.

 

Vamos a vivir mi amor

y amémonos sin temor

Que habiten en nuestros labios

besos puros de Amor.

 

Porque eres mi todo

yo igual me despojo

Es que eres en mi vida

mi mayor antojo.

 

Acortaré la distancia

para calmar mi dolor

Es que siento ansias

de entregarte mi amor.

 

Si tú eres para mi

todo lo que construí

Tú me haces tan feliz

igual que yo a ti.

 

Tu eres mi capullo

mi mejor arroyo

Si me das susurro

serás mi orgullo.

 

Si me das tú canto

serás mi encanto

Si me das una flor

te daré mi amor.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri.

SOY EL VERSO QUE ESPERA POETA.

Soy un rebelde que busca su causa,

soy un templario que lucha con dios,

si la batalla me brinda una pausa,

encontraré a quien darle mi adiós…

 

Soy un romano adorando un tirano,

soy los clavos cargando su cruz,

sí volviéramos al pasado lejano

otra vez crucificaríamos a Jesús…

 

Soy un sicario perdonando a su víctima

soy un relicario esperando su rezo,

tantos motivos y razones tan íntimas

que me cuestionan con cada tropiezo…

 

Soy la basura ensuciando el paisaje,

soy el hipócrita ocultando su bajeza,

de preocupado y gran señor es mi traje

mientras a oscuras cago a la naturaleza…

 

Soy la mirada en busca de una luz,

soy el extraviado buscando a su guía,

la esperanza entrando por el tragaluz

que permita librarme de mi insania…

 

Soy la tristeza en pugna con la alegría,

soy un solitario cautivo del pasado,

soy para muchos una mala compañía

que quiere dormirse en algún regazo…

 

Soy un paisaje buscando quien lo mire,

soy una estrella más en el firmamento,

en esta vida hay muchas cosas posibles

pero no es una volver atrás en el tiempo…

 

Soy un cuerpo en busca del abrazo,

soy la pasión por ella esperando,

el deseo se va comiendo a pedazos

mientras la vida se va terminando…

 

Soy el poema en busca de letras,

soy el verso que espera al poeta,

mis poesías irán donde quieran

y mi alma irán siempre con ellas…

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri.

EL OJO BUSCÓ EL DESTINO.

Una casa de papel,

letras danzando curiosas,

un poema que leer,

con ojos de terciopelo.

Unas sendas sinuosas,

para crecer y crecer,

un verso, que desde el cielo,

mira al humano sincero,

sumergido en su quehacer.

 

De rosas cubrió el jardín,

de luces el Universo,

más se dejó sin cubrir,

el vacío de su cerebro.

Llenó de falsas promesas,

la mente infantil y terca,

alimentando sonrisas,

para después deshacerlas.

 

En el borde del sendero,

las hierbas crecen altivas,

libres de pisadas vacuas,

en su hermosura sencillas.

Hay huellas que van marcando,

para otros el camino

y pisadas que atraviesan,

las vidas que van llegando.

 

El ojo buscó el destino,

entre sueños y quimeras,

girando cual torbellino,

dando tumbos cual beodo.

Fue construyendo fronteras,

alambradas en los hombros,

en falsas conciencias muros

y rejas en las cabezas.

 

Parapetos de teflón,

en falsas mentes reptantes,

simas como sumideros,

que abducen el corazón,

de cerebros despreciables.

Perdidos en los senderos,

quedan cuerdos y dementes,

unidos por el amor.

 

Del olvido que todo lo tapa,

al recuerdo presente y tenaz,

la canción que la emoción desata,

al azufre que huele a dolor.

Una sombra se cierne veraz

y la luz verdadera se apaga.

Se descubre desnudo el amor,

en el verbo de verdad innata.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri.

UNA FLOR QUE CONTEMPLAR.

En el filo de la vida,

se debaten los valores,

en un hilo sostenidos,

sobre la daga prendidos.

Traiciones, odios y amores,

respeto, alegría y ritos.

En el filo de los sueños,

bailan ideas y acertijos.

 

El verso rodó en el alma,

como si fuera una lágrima,

de dolor y amor unidos.

Una palabra que vuela,

que sobrevuela el sentido,

la voz cascada en los labios,

atravesando el sonido.

Un sueño, que sigue vivo.

 

Recuerdos en el baúl,

repleto de viejos mitos.

Senderos por descubrir,

de conocimiento ahítos.

Amor como un suvenir,

que la moda se lo lleva.

Una ropa que vestir,

para tapar lo que queda.

 

Amores de corazón,

como huellas indelebles,

grabados a fuego son,

muescas en una emoción,

que llega y nunca se pierde.

Camina, camina siempre.

Zancadas gruesas y finas,

pinceladas en la nieve.

 

Se fue arrugando la piel,

pero tensa la sonrisa,

un alegre cascabel,

en sus armoniosas rimas.

Que no sean de oropel,

las verdades que prodigan,

que no sea su sabor a hiel,

ni sus manos recias limas.

 

En el filo del placer,

se balancean las vidas,

columpios en el saber,

que igual que vienen se van,

en una noria infinita.

Amor de cimientos firmes,

aferrado al corazón

y a la mente que cautiva.

 

Agridulces alegrías,

sabor a harina y a sal.

Solo el tiempo fiel camina,

en su eterno caminar.

Olores en las imágenes,

que en las mente se reavivan,

como un aroma real.

Verso que nunca claudica.

 

Marcharon cosas sencillas,

arrastradas como astillas,

por un destino viral.

Añicos en el morral,

de pasadas pesadillas.

Una flor que contemplar,

por unos ojos que brillan.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri.

sábado, 8 de agosto de 2020

SÓLO SÉ AMARTE A TI.

Fue el inicio del día, mañana que mis ojos miraban como la brisa del mar azul besaba tu piel, donde mire tus ojos tristes que el cielo azul me imaginé de ellos me enamore, donde pensé de amarte en una noche de estrellas con sus destellos de color azulado.

                        

Azul son las aguas del mar de amor de tu corazón, donde siento que navego mientras mis manos acarician tu cuerpo, mientras los sentimientos flotan en tu mar de amor y mis ilusiones florecen con pasión como el cielo azul celeste en tu alma como las nubes blancas en cielo azul del universo.

 

Es un amor azul como el mar de amor de tu corazón, como el cielo y el gran océano, de sentimientos, amor, pasión y anhelos.

 

Es un sentimiento de amor que nació, entre los dos con el destello del lucero, que nos alumbra desde el cielo con el azul de las estrellas, como tu mirada de ilusión que me enamoro.

 

 Azul cuando de mis ojos cae una lagrima de amor desde mi corazón, como la pureza del perdón, tan puro y tierno que embriaga mi corazón de amor.

 

Eres un manantial de amor, eres el milagro que tanto espere, eres la niña y el amor que tanto soñé, como tu inocencia que llena mi ser y quiero comprender siempre y tu príncipe azul por siempre seré.

 

Eres mi lo cura que siempre tendré, aunque no esté junto a ti, eres un rayo azul que de la luna nació y llego a mi corazón, como el azul del arco iris que des pues de la lluvia nació como tu amor en mi corazón.

 

Por siempre serás solo tú en mi alma y mi corazón como azul que soy yo en el amor mi alma y mi corazón.

 

Porque azul es tu amor en mi corazón

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri.

LO QUE ME GUSTA DE TI.

Cómo me gusta cuando sonríes

por las mañanas al despertar.

Riegas tus flores, feliz te vistes.

Y nos sentamos a conversar.

 

Cómo me gusta cuanto te pintas,

tus bellos labios, rojo carmín.

Hasta te envidian las margaritas,

cuando les hablas en tu jardín.

                                                

Cómo me gusta cuando me miras

y te perfumas sólo por mí.

Cuando me dices que tú eres mía.

Me vuelvo loco, loco por ti.

 

Cómo me gusta cuando bailamos,

la sinfonía de amor, tan juntos.

Cuando acabamos tan extasiados,

y tú eres mía y yo soy tuyo.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri.

LOS AMANTES.

Los amantes

se desnudan en las noches,

... en las tardes

y también de madrugada;

se desnudan en los bosques

más oscuros

al igual que en el rincón

más imprudente.

 

Los amantes

se desnudan en las playas,

en las arenas del desierto

(y... acaso en el convento)

Los amantes

se desnudan en su cuarto,

si hace frío

o si arde un cruel verano;

se desnudan bajo la luz

de las estrellas,

se desnudan con las caricias

de la luna

o con el rayo avizor

del mediodía.

 

Los amantes

se desnudan

simplemente... ¡con mirarse!

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri.

DÉJATE LLEVAR ...

Dejarse llevar,

en la corriente del río,

flotar como ausente,

en la caricia líquida,

de su fortuito brío.

En la mar ser un átomo,

de su cuerpo ciclópeo

y en la cresta de la ola,

viajar como perdido.

 

En un lugar ingrávido,

flotar en el vacío,

ajeno a los vaivenes,

del grávido sentido.

En el tranquilo lago,

en su cuerpo translúcido,

soñar sobre su piel,

en su cristal dormido.

 

Suave roce travieso,

como un ser fugitivo,

que en la atmósfera vaga,

cual viajero perdido.

El delicado beso,

que apenas roza el ánima,

etéreo como un hilo,

de un efluvio que pasa.

 

Un sentido que aflora,

en la mente escondido,

cual promesa guardada,

en las hojas de un libro.

Una pasión que inflama,

al minúsculo músculo,

la emoción que derrama,

dejando un tibio surco.

 

Se fue el halcón del nido,

plumífero viajero,

la sabia luz que vive,

en su atenta mirada,

en sus ojos certeros.

En el plumaje el viento,

de su majestuosa calma,

en su armonía innata.

 

Sentir la tierna brisa,

sobre la faz serena,

una cálida noche,

donde la Luna ama.

El flujo que te envuelve

y que el embrujo salva,

con sus manos de magia.

Una sombra que pasa.

 

El sabor de la tierra,

de su carne mojada,

olor en las entrañas,

a vida que renace,

del vientre que la pare.

Una hoja que cae,

silenciosa y atávica,

de un libro de añoranzas.

 

Dejarse adormecer,

con la suave tonada,

de una voz que palpita.

Una cálida sábana,

un cuerpo que se gira.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri.

ME ESPERASTE EN TU VENTANA.

Me esperaste en la ventana al saber que ya me querías,

Que tu corazón latía cada vez que a ti me acercaba,

Y te decía al oído todo lo que te amaba,

Que yo era el hombre con el que siempre soñaste,

El que elegiste para ser feliz,

El que esperaste toda la vida,

Aquel que te daría amor en las noches

Y calor en las madrugadas,

Me esperaste en la ventana,

Al saber del tiempo que espere por sentir tus besos,

Por tocar tus cabellos negros como el azabache,

Por sentir tu piel blanca como las rosas,

Por ver tu cuerpo de mujer sobre mi cuerpo,

Y por conocer el calor de tus manos

Bajo la luz de la luna llena.

Me esperaste en tu ventana,

Alegrándose tu corazón al saber de mi llegada,

Por eso cada vez que me recuerdas

siempre abres tu ventana,

Allí donde te enamoraste de mí,

Allí donde te sentiste enamorada.

 

Me esperas en la ventana de tus sueños

Sabiéndome toda tuya y yo sabiéndote todo mío.

En una cita que ni la distancia nos importó para sabernos

En la ventana de los sueños, de los dos. Ahí donde mis besos

Te saben a miel y donde tus besos sacian mi sed.

Me esperas en la ventana verde donde nos encontramos

Noche a noche, para darnos todo lo que nos debemos de ayer,

De hoy y de mañana, con ansias de poseernos en cada palabra

Que en poesía nos damos, con besos, abrazos y pasión que nos

Funde en cada abrazo y con los ojos nos besamos y con palabras

Nos entregamos en noches enteras de pasión, fuego y amor.

Me esperas todos los días en la ventana de los sueños de los dos.

 

Me esperaste en tu ventana

hasta que yo retornara,

tanto en noches y mañanas

con la vista agudizada...

 

Hacia el final del camino

donde llega la lomada

y se pierden los destinos

de aquellos que allí pasaran!

 

Detrás de la gran ventana,

tú me esperaste, mi amor

y hoy que te tengo abrazada,

te digo ... Hola, aquí estoy!

 

 

Me esperaste en tu ventana con tu alma esperanzada,

Vestida de verde como los cactus que viven del agua,

Al saber que cuando llegara, te regalaría mis besos

Y te diría con mis palabras que te quiero recostado en la ventana, que eres la mujer que más recuerdo, la que más yo anhelaba.

 

Te asomaste en la ventana con tu pelo despeinado,

solo para saber si todavía te quería, si sentía por ti,

lo mismo que tú por mí en las mañanas,

Y si todavía quiero tus caricias y tus besos que me endulzaban el alma.

Me esperaste en tu ventana con las uñas arregladas,

y no te arrepentiste mi mujer de fuego y gracia,

pues llegue rápido como un rayo,

para con un abrazo hacerte mía,

mientras me decías con una caricia

todo lo que me amabas.

 

Tras esa inmensa ventana

me esperabas con amor

y hoy que te tengo en la cama

me entregas tu corazón.

 

Yo te colmo de caricias,

de ardiente fuego, pasión

y recorro tus delicias

con mi viril creación ...

 

Mientras la luna nos mira

detrás de tu gran ventana,

y con su luz ilumina

a estos cuerpos que se aman!

 

Y me esperaste en tu ventana,

sintiendo, la luz de sol

la inmensidad de la mañana,

el dolor, atravesando el corazón

Esperanza que guardabas,

en el pretil de tu alma

a veces, con miedo y ansias,

otras cargadas de amor y calma

Y me esperaste en la ventana

clavando en mi recuerdo tu mirada

clamando a gritos mi vuelta

rogando que a tus brazos llegara.

 

He llegado tarde, ya no pude encontrarte, unos dicen que te fuiste calle abajo , otros que moriste de tristeza.

Mas nadie lo sabe, sólo me dijeron que siempre te veían sentada en tu ventana esperando aquel, aquel que un día le entregaste tu amor .

Y aquí estoy , queriendo encontrar tu mirada, al pasar frente a tu ventana donde siempre me esperaste.

Estoy al pie del arroyo, debajo de la sombra de la ceiba , en el mismo lugar donde te entregaste a mí y te prometí que volvería , hoy volví y ya no te encontré .

No sé si escuches mi voz, en donde te encuentres , no sé si puedas mirarme, si tan sólo pudiera tocarte.

Lloro de tristeza a ver que he llegado tarde y no encontrarte, sé que vendrás , ahora yo te esperaré, sentado en la misma ventana donde me esperaste , sé que un día vendrás por mí, cuando veo una ventana que se abre aparece tu recuerdo es ahí donde te espero aunque te hayas ido. Mi cabello encanecido sabe de esperarte cuando te celebro con todos mis sentidos!

 

Me esperaste en tu ventana, oh mi mujer amada, con tus cabellos de color negro sobre tu pecho y con tu alma desnuda, al decirme que me amabas cuando te amé con un beso y te dije que también te amaba. y que sin ti no sabría qué hacer, pues me abrumaría tu ausencia al no poder estar contigo en la ventana.

Pero como sé que todavía me quieres, siempre pienso en volver a esos campos verdes desde donde miraba hacia tu ventana, para ver a qué hora llegabas, para luego llamarte con un silbido y ver toda tu belleza iluminando la mañana.

Prometiéndote después que te querría cuando a tu ventana llegara, que te besaría, que acariciaría tu cuerpo , y que te amaría con todas las fuerzas de mi corazón mi mujer hermosa, mi mujer más amada.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri.

NOCHE ESTRELLADA.

Esta noche estrellada me puse a pensarte sobre el balcón de mis recuerdos, y en cada uno de ellos, detallando las tardes de ensueño que vivimos por primera vez, en donde admirado quede de lo bella que te reflejabas en el crepúsculo de aquel hermoso atardecer.

 

Muy sonriente mientras bajaban lágrimas de tristeza por mis mejillas se dibujó una sonrisa en el cielo oscuro pero brillante de radiantes luceros, pasando uno de prisa pedí por deseo que siempre estuvieses feliz y que me recordaras como te recuerdo.

 

Los latidos de mi corazón y mis pulsaciones van mucho más de prisa cada que pienso en ti, cada que te recuerdo, eres como un desfibrilador dando una energía a máxima potencia para hacer volver mi alma al cuerpo, eso eres tú, cada que te recuerdo.

                                       

Esta noche pensare que me piensas como te pienso, que me extrañas como te extraño, que te entristeces como triste me encuentro en esta noche estrellada de recuerdos.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri.