Miras ese terrible y gran misterio
En ese oscuro y grave cementerio.
La vida se termina sin razón.
El mundo se destruye poco a poco.
Se ha ido deformando cual despojo
En una despreciable destrucción.
La culpa la ha tenido la ignorancia,
El torpe fanatismo, la arrogancia,
La infame destrucción de la ambición,
El golpe de la dura falsedad,
El mundo que se ha hundido en la maldad;
En torpe y desmedida destrucción.
Debemos de aceptar nuestra gran culpa,
La torpe humanidad que se rehusa
A aceptar que debemos de ayudar
Con un poquito de fervor,
Lo poco que nos queda de bondad;
Si tú jamás olvidas el placer,
De dar en nuestras vidas sólo el bien,
Llenar cada momento de locura,
Gozar de una fraterna humanidad,
Verás que nuestra auténtica verdad
Es darnos con pasión a la ternura.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
En ese oscuro y grave cementerio.
La vida se termina sin razón.
El mundo se destruye poco a poco.
Se ha ido deformando cual despojo
En una despreciable destrucción.
La culpa la ha tenido la ignorancia,
El torpe fanatismo, la arrogancia,
La infame destrucción de la ambición,
El golpe de la dura falsedad,
El mundo que se ha hundido en la maldad;
En torpe y desmedida destrucción.
Debemos de aceptar nuestra gran culpa,
La torpe humanidad que se rehusa
A aceptar que debemos de ayudar
Con un poquito de fervor,
Lo poco que nos queda de bondad;
Si tú jamás olvidas el placer,
De dar en nuestras vidas sólo el bien,
Llenar cada momento de locura,
Gozar de una fraterna humanidad,
Verás que nuestra auténtica verdad
Es darnos con pasión a la ternura.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.