Volver, con el sueño intacto,
de caminar sin descanso,
de seguir creando sueños,
para un futuro cercano.
Vivir pensando en el beso,
que me rozará mañana
y volver sobre los pasos,
pensando que es diferente,
lo que ocurrirá en el alba.
Pensar que viendo el ayer,
el pensamiento se calma,
como un rescoldo en las brasas,
que el agua pudo vencer.
Volver con la mente intacta,
para poder comprender.
Seguir planeando el mañana,
con gente de tu querer.
Vuelve la luz a su origen,
donde la sombra se escapa,
donde huye la pobreza,
de la hambruna que la mata.
Vuelve el resplandor a verla,
caminando sin mirarla,
libre cual brizna en el aire,
que se desliza sin trabas.
La voz serena y pautada.
Vivir soñando el camino,
que recorreré mañana,
con el calor en la piel,
y la luz en la mirada.
Soñar soñando que ves,
como crece en la montaña,
la luz del amanecer.
Sin prisa silbar cantando,
la canción que me arrebata.
El tiempo que se desata,
del rutinario quehacer,
viendo la hierba crecer,
en la lenta caminata.
Bordar de sueños la noche,
para despertar mañana,
con la luz por florecer.
Volver sobre el pensamiento,
creando un nuevo saber.
Sentir el viento en el rostro,
como una caricia alada
y llegar la madrugada,
con mil cosas por hacer.
El abrazo que te cierne,
como un cálido corsé,
un amor que vive en ciernes,
que se agrandará después.
Volver con el corazón,
generoso en su latir,
enarbolando el valor,
como un principio y un fin.
Volver sembrando de amor,
las entrañas del jardín
y sin dejar de sufrir,
por quien lo tiene peor.
Volver, soñando en vivir.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.