sábado, 18 de julio de 2020

A PESAR DEL HUMANO.


No germinó la semilla,
no crecieron las raíces,
no lograron ser felices,
quienes del fin se alejaron.
De la forma más sencilla,
la vida tendió la mano
y la verdad sin matices,
logró crecer entre el barro.

Caminante que sueña,
estremecidos pasos,
sobre el duro legado,
recio lastre heredado,
como un fardo pesado,
que al ánimo acuclilla.
Afilada cuchilla,
que amputa lo sagrado.

No creció la cosecha,
que la vida aprovecha,
para seguir soñando.
Estrafalarias hierbas,
ocultan lo pasado.
Más nuevos brotes nacen,
sobre oscuros presagios.
La savia nueva hecha,
de viejos nuevos sabios.

En rincones arcanos,
donde habita el pasado,
vive el sabio pensando,
sobre la duda, honrado.
La poderosa magia,
sobrevuela soñando,
con futuros de estrellas,
a la vida alumbrando
donde el saber sea el amo.

Se ha alocado la brújula,
entre sus giros mágicos,
volteando los sentidos,
que señalan lo humano,
sinfonía de sucesos,
sin control, desbocados
y cosechas girando,
sin saber lo sembrado.

Viajero entre la niebla,
sobre nublados pasos,
enarbolando sueños
y fantasías de barro.
Una luz matutina,
del alba que ha llegado,
orienta su partida,
se recrea entre sus pasos,
se acomoda a la vida,
que el destino ha guardado.

Ha crecido la rosa,
sobre su esbelto tallo,
demostrando a la nube,
lo hermoso de sus pétalos.
Ha germinado el trigo,
a pesar del humano.



Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

SE PLEGARON LAS HOJAS.


No se detiene el viento,
aunque falte el aliento.
Es viajero el talento,
que trasvasa los tiempos,
de momento a momento.
No es posible el reencuentro,
si la intención se pierde,
como se pierde el verso,
si no sufre y conmueve.

Se plegaron las hojas,
que escritas se quedaron,
olvidadas reliquias,
que el polvo las sustenta.
Del libro de los sueños,
solo queda la rima,
de olvidados recuerdos.
Un soplo de esperanza,
al fin sobrevenida.

No hay suspiro que brote,
sin que la sangre viva,
vibrante en los latidos,
la carne estremecida,
el galopar constante,
del corazón que gima,
con un nuevo retoño.
Una ardiente corriente,
eléctrica y cautiva.

Se quedaron sin nombre,
los reos y las ninfas,
presas en el alambre,
de la espesura misma.
Sobrecogido el ánimo,
sin sustancia exprimido,
en la apariencia mística.
Doloroso sentido,
que sin dudar se olvida.

No hay un norte sin luna,
ni una brasa sin humo.
Ni sabor que no sepa,
si es almíbar su jugo.
No hay frontera sin pena,
ni pesar entre rejas.
No hay amor sin condena,
en su hermosura eterna.

Se fueron como entraron,
con las bocas abiertas,
aspirando la vida,
a bocanadas llenas.
Emprendieron la huida,
los que odiaron sin pena
y una luz cristalina,
en la entreabierta puerta.

Amor de madrugada,
con sabor a canela.
En la bella alborada,
donde la vida cela.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

CUANDO Y EN QUÉ MOMENTO.


Detrás de las paredes,
se esconde el miedo,
en ínfimas fisuras,
donde anida al acecho.
Rostro sin boca y ojos,
oscuro cual la sima,
donde vive el secreto,
donde el temor se acuna.

Una helada corriente,
cual heladora bruma,
ha calado en los huesos,
como un puñal hiriente.
Se refugia en el miedo,
en el terror latente,
donde muere el deseo,
donde el frío se hiende.

Cuando mira la Luna,
adornada de estrellas,
sonríe ladinamente,
con la boca entreabierta.
De sus ojos de noche,
una luz se ha escapado,
en las cálidas sábanas,
donde quien sueña duerme.

Perdida entre los pliegues,
se ha quedado una estrella,
para alumbrar la vida,
que entre los sueños medra.
Ya se mira por dentro,
con la febril pericia,
de quien por dentro brilla,
entre el amor y el miedo.

Dolor que llega,
con el amor entero.
Abrazado a su cuerpo,
como un garfio al velero.
Unidos, siempre unidos
como el hambre al sustento.
Una densa amalgama,
de seda y arpillera.

Amores que seducen,
otros cuentan las cuentas,
del largo de su cuento.
Orates los amores,
que avasallan el cuerpo,
otros más sigilosos,
navegan mar adentro,
en las plácidas aguas,
de un tranquilo mar quieto.

Amor de primavera,
que alcanza hasta el invierno,
que supera los ciclos,
de los días inciertos.
Amor que sabe dónde,
cuando y en qué momento.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

AQUEL LÚCIDO SUEÑO.


Mis parpados comenzaron a oscilar
Cada segundo pesan un poco mas
Como olas contra arrecifes no paran de chocar
Y con un lugubre manto me han de acobijar.

A punto de desvanecer, nada que desear
Estoy solo con esta compañera soledad,
Sin encontrar un camino que sondear,
No creo que haya algo que buscar.

Oculto entre sueños
buscaba el mar
pero iba perdida
en la oscuridad.
Solo las estrellas
me han de acompañar
y quedo muy sola
con esta soledad.

Tus ojos jamás me habrán de mirar,
dentro del sueño donde quiero despertar.
Escucho el eterno lamento del mar,
deseando estar en cualquier otro lugar

Las olas con su vaivén derraman
lágrimas de dolor, y
cabalgo con el viento saciando
mi necesidad de volar.
Pero no sé, dónde voy, ni a dónde
quiero llegar; eso... El tiempo dirá.

Volando en este mundo surreal,
a negras alas mi vida eh de confiar.
Buscando aquello que siempre
he de desear,
eso que en el mundo real
se me hace imposible llegar.
Por eso al sueño tiempo le pido,
y el sueño espera condescendiente,
no tiene problema, es un buen amigo.
Sabe muy bien que muero por encontrarte,
Por tomar tu mano y bailar pegado contigo.






Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

martes, 14 de julio de 2020

BUSCO SIN PAUSA.


Me busco en la corriente,
del río que transcurre,
como quien busca el verso,
que a su sentir se ajuste.
Me busco entre las hojas,
del libro que trasluce,
pensamientos ajenos,
que en los míos sean luces.

Busco en el subconsciente,
que mis ojos eluden,
ese faro que guíe,
lo que en mi se traduce
y una mota de polvo,
se ha interpuesto en la mente,
subyugando la idea,
al color que seduce.

Compañero que aprieta,
los lazos que me oprimen,
esos recios grilletes,
que la vida consumen.
La sombra que me sigue,
inseparable y terca,
que la vida confunde.
Busco entre los rastrojos,
ese otro yo que huye.

Busco tras los cristales,
imágenes que fluyen,
lúcidas transparencias,
apariciones múltiples.
Pero una brisa efímera,
en el aire las funde,
como volutas de humo,
que el mismo Sol consume.

Ya se desdobla el verbo,
que en sí mismo influye,
con adornos y arañas,
que al auténtico tumben.
Un versión distinta,
desconocida asume,
que dos seres en uno,
se suman y consumen.

Sobre mí mismo vuelvo,
como el pródigo hijo,
entre aplausos a veces,
otras veces contrito
y en el sentido íntimo,
donde lo cierto vive,
se despejan las luces,
que en el vivir transcurren.

Busco sin pausa el núcleo,
donde lo bueno existe.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

LAS FLORES DEL CAMINO.


Mientras yo dibujaba tu cuerpo con mis manos, el destino se encargaba de pintar nuestro futuro. Se creaba el nuevo mundo de dos seres encantados por la dicha de sentirse libres, plenos y desnudos.
Se podía observar el porvenir en tus pupilas, realzando los detalles de las flores del camino. Todo hermoso, azul, sereno, en tus ojos se veía, y es que todo era tan tuyo como lo sentía mío.
Nada. No había nada más hermoso que disfrutar lo no vivido, sabiendo que eran muchos los días para amarnos. Ser tocado por tus labios, recorriendo lo divino, era estar sobre una nube de cojines perfumados.
Amarte era mirarse con el alma entre los cielos y a la vez sentir los pies bien puestos en la tierra. No podía haber instante más sublime que el momento que a mí hacía vivirte contemplando tu belleza.
Y mientras yo dibujaba tu cuerpo con mis manos, el destino se encargaba de pintar nuestro mañana. Se creaba el nuevo mundo de dos seres encantados por la dicha de sentirse con las almas liberadas.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

MI CUERPO TE RECLAMA.


Mientras estoy en la terraza cierro, los ojos,
Me tiemblan las piernas y contraigo mi abdomen,
Escucho silencio y un suspiro cerca de mí.
Eres tú quien se acerca de pronto,
Tomas mi cabeza y me das un beso en la frente.
Un aroma de pasión me llega
Y es cuando tus brazos rodean mi cintura
Me estremezco en ellos, dejo mi cuello descubierto
Y aprovecho para pasar mi lengua por ella
Te hago dar unos pasos hacia atrás
Hasta llegar a la pared.
Bajo despacio y desabotono tu blusa
Hasta llegar al cierre de tu falda …
Ya no recordaba cómo eran tus labios,
Has estado tanto tiempo lejos
Que mi cuerpo proclamaba tu silueta
Abro los ojos y estás encima de mí,
Devorándome con la mirada.
Me alzas hasta estar piel con piel
Y te susurro que mi cuerpo te anhelaba.
Extrañaba esa espalda y esos labios
Que succionaban mi alma de amor.
Por un momento creí que no te volvería a ver.
De nuevo llegas a mí, entre sábanas
Me dices que no te volverás a ir,
Porque toda tú me perteneces,
Desde la primera carta que me entregaste
Hasta el día de hoy… 




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

PIÉNSAME


Quiero llegar hasta ti …
no a la imagen, que te devuelve el espejo;
la cual desde siempre has visto, como va cambiando
con los años …
Solamente déjate ser; ésa quien siempre la observa;
en ti misma un todo; de él formando parte.
Ven a mí, piénsame;
estoy frente a ti; búscate en mi mirada,
deja me encuentre en la tuya. Así, rozándonos,
respirando el mutuo aliento; pulso acelerado,
trémulo palpitar …
Dilatemos éste vértigo fugaz,
irrepetible instante previo;
a nuestro primer beso …
Permite se deslicen mis dedos entre tu cabello;
resbalar por el cuello, hombros,
descubrirte …
Mejillas en contacto,
respirar agitado, candente, susurros al oído;
mordiscos juguetones,  húmedo aliento,
erizar de piel …
Labios entreabiertos,
expectantes; ávidos por el impostergable beso.
Excelsa comunión; bocas y lenguas, entrelazándonos
con sabores, arrebatos, anhelos …
Despojar toda  prenda;
apoteósica desnudez en fricción;
sibarítica consagración corporal.
Lúbricos besos;
dibujar de mágico derrotero,
curiosas manos tocando, acariciando,
hurgando …
Idílica mixtura,
cóncavos, convexos y fluidos;
eufórica danza.
Relax …




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

LO QUE SE MERECE UNA MUJER.


Un álamo firme abrazará tus hombros
capaz de cortar los descuidos
sereno en su contorno,
guiado por la luz que lo gobierna
la entrada está construida por un arduo trabajo
el tedio del tiempo abonado en destreza
la belleza no adorna solo acompaña al sendero
los ropajes solo hacen más claro lo que hay dentro

su voz es el carácter de la claridad,
del que sabe lo que hizo y lo que hará
sin sospecha de donde se encuentra y a donde se dirige esta catástrofe
la política aprieta su atención, las doctrinas lo mantienen ocupado,
las conversaciones son sus túneles constantes, el habla le abre los caminos al andar
sus inicios son su motivación los que lo pondrán su corona cuando logre sus objetivos

puro desde su segundo cuerpo
medita entre el espacio y la mente, vuelve lejos lo cercano
canaliza su energías amoldando el pensamiento para seguir adelante
bautiza las mañanas dándole la bienvenida
conversa con su guía por las noche rezándole a sus finalidades
lee los mensajes del día a día para que con sus acciones juegue ajedrez con la rutina

necesitaras de una fuerza verdadera de voluntad
la esencia original del continuo amanecer
el amor te limpia el sufrimiento por muy profundo que sea el odio
el rencor la causa risa
no entiende a la humildad, sigue lo bondadoso que crece el árbol
no ha perdido los pensamiento que le llegaban de niño siguió sus mismas ideas
complementándose con el pasado hasta que el hoy sea el regalo que se hizo a si mismo




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

EN UN PLETÓRICO BESO ...


Pensamientos que acarician,
como delicadas manos,
como élitros de seda,
como plumíferos besos,
que arroban con sus encantos.
amores que van llegando,
como auroras que despiertan.

La voz pausada en los labios,
arrebatando la siesta,
amores de contrabando,
que invaden vidas ajenas.
El viento febril penetra,
entre desaires y agravios,
como una daga siniestra,
cargada de olores ácidos.

Quiere el dolor ser el rey,
la maldad quiere ser reina.
Quiere ser príncipe el miedo,
la falsedad ser princesa.
Así, desprecio y rencor,
pretenden ser la nobleza.
El amor rompe las reglas,
arrasando lo que encuentra.

Mana la fuente vergüenza,
de su vientre de protesta
y va sesgando los hechos,
para tapar lo que queda.
Arropa el tiempo su efecto,
con la voz de su saeta
y se desgranan las notas,
del amor que se respeta.

Batel que rompe las olas,
con la quilla de su proa
y va tejiendo la espuma,
que a su navegar adorna.
Así, transcurre la vida,
cubriendo promesas rotas.
El amor solo sucumbe,
cuando sus vientos aflojan.

Enamorados los flecos,
que quedan en las alfombras,
donde va pisando el tiempo,
con su pesada aureola.
Entretejidos amores,
entre la urdimbre que llora
y una ilusión que se duerme,
soñando con ser aurora.

Veredas de orillas limpias,
por donde el alma camina
y el sendero hecho brisa,
para transitar sin prisa.
Amores en cada huella,
impregnando a quienes pisan
y una arboleda que arrope,
en el frío de la partida.

Amor que subyuga y vence,
con su poderío suicida,
enarbolando el deseo,
como su enseña y divisa.
Amor que el verbo acaricia,
con el legado que ofrece,
en un pletórico beso,
cargado de fantasía.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

domingo, 12 de julio de 2020

PREGUNTANDO A UN POETA DE VERDAD.


¿Me preguntas qué es poesía?
Cómo quieres que lo sepa,
para eso hay internet
y también enciclopedias.

O pregunta a algún poeta
la cosa es que lo encuentres,
porque están en extinción
y yo soy solo plebe.

O pregúntale a quien quieras
porque yo no estoy de humor,
un poema es un poema
como el sol es siempre el sol.

¿Acaso yo soy preguntón?
¡Yo no me meto en tu vida!
La verdad poco me importa
lo que es la poesía.

¡Espera no te enojes!
Ni hablar se fue sin despedirse,
¿Qué es la buena poesía?
¿Es que puede definirse?

Mejor le voy a preguntar
a quién veo en el espejo,
será al rato en que me mire…
¡Con la duda no me quedo!




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

TE CONFIESO.


Descubro el cuerpo con esta sed
con la vergüenza nunca vista, siempre fría,
muslos que cuelgan espeluznantes en la noche
cuando dos amantes se tocan las manos,
sonrisa y picardía que se dilatan con escalofríos.

Te miré en tu fondo lo oscuro y volaron caprichos al desnudo,
sentí tanta hambre del mundo implacable, que no apetece,
que no abastece esas ganas cuando son tan mías y no de nadie.

Solo la noche es la que sabe cómo es el debate en la orgía
deseando al amante ese que llegue,
cuente los lunares en mi espalda
y despacito penetre sin que de mi soñar salga. que me espere.

Recorra los precipicios dejándose caer al vicio de mi humedad,
de los deseos exigiendo no sucumbir sin haber amanecido
Quejidos y suspiros en cordilleras de pasiones
que se escuchen por doquier y susurren
hasta los rincones mi verdad.

Esa luna mulata siento que arrebata mis algarabías
 desordenadas, ven que la noches es larga
y el amor comienza entre gritos, rodemos abrazados,
que al placer estimula, no lo liquida, se suda, pero nunca lo mata.





Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

DE NINFAS BAILARINAS.


No cantarán las voces otro día,
secas de color, de miedo ahítas.
No volverán los ojos a mirar,
de soñadores tonos la alegría.
Eclécticos murmullos sintonizan,
aunando primaveras y sonrisas.

La voz se acuesta enamorada,
entre las sábanas tibias de la vida.
Una emoción del vientre socorrida,
asoma al corazón llena de dicha.
Barreras del dolor que no prodigan,
mensajes en las mentes sumergidas.

Hadas y duendes danzan entre ninfas,
mariposas bailando entre las risas,
de voces olvidadas y aprendidas,
en el hermoso recuerdo sumergidas.
Ha quedado la noche entre neblinas,
amando sin pudor y sin mentiras.

Libido el rostro, se pliega sin mirar,
envuelto entre nieblas ambarinas.
En el suave caminar de las pupilas,
sobre la alfombra amada siempre viva.
Amor sin rendición envuelto en vida,
añorada canción que así levita.

No volverán los sueños que prodigan,
luceros destellantes y suicidas.
Auroras cristalinas, luciérnagas divinas.
No cantarán los ojos en las rimas,
pletóricas de fuego, brasas vivas.
No bailará el jilguero entre la brisa.

Amor sin freno recreándose en la cima,
abajo el vendaval sin las colinas,
ardiente secarral sin brillo en la calima.
Sal de tu corazón amor y mira,
como alcanza la luz a las orillas.



Autor
Antonio Carlos Izaguerri.