miércoles, 9 de septiembre de 2020

MISTERIOSA VESTIMENTA.

En las luces de los ojos,

se adivina la nobleza,

fiel entrega en su mirada,

una dádiva sin reglas,

una entrega sin barreras,

ojos que brillan atentos,

sin esperar recompensa,

nobleza pura y auténtica.

 

El viento rozó la vida,

para expresar la existencia,

marcó en el gesto la duda,

con su infinita destreza

y acarició o flageló,

la vida en su coyuntura.

Así, vive la cordura,

reflejada en la conciencia.

 

Tenues reflejos de Luna,

en los vivarachos ojos,

en las afiladas sombras,

de la curtida mirada.

Planean sobre la hambruna,

recalcitrantes despojos.

Una luz en la ensenada,

atrapada entre la arena.

 

El agua mojó los párpados,

que como lágrimas ruedan,

como delicados pétalos,

que en el rocío se bañan.

De guedejas blancas pueblan,

las cejas de la nostalgia

y luciérnagas sin habla,

miran curiosas los gestos.

 

En las manos la ternura,

fuertes y recios tentáculos,

que aferran con amargura

o agradecen apretando.

Como sarmientos los dedos,

palpan la verdad buscando

y rozan la piel madura,

en los atrevidos tálamos.

 

El Sol bañó de esperanza,

la sombra tétrica y dura,

resplandor en las pupilas,

tornasolando las marcas,

de la vívida criatura.

La fuente en calidoscopio,

convirtió la luz en vida,

entre sus destellos mágicos.

 

Amor, que vas o te quedas,

llamando a la estrecha puerta,

cruzando el umbral penetras

o de soslayo te alejas.

Al socaire el corazón,

misteriosa vestimenta,

que arropa su indecisión.

 

 

P.D.  NO SOY LO QUE ESCRIBO...SOY, LO QUE TÚ SIENTES AL LEERME

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri.

MÍRAME CON AMOR TIERNO.

Mírame con amor eterno,

mírame sin temor ni miedo,

y golpea con tu mirar mi rostro,

como golpea el mar las rocas,

y como golpea la brisa al pájaro en vuelo,

este amor que de mí brota

y hace mi corazón fuerte como la roca.

Mírame te digo vida mía,

que mi corazón gime y suspira,

y entre sombras dormido se cobija

buscando no la pena ni el olvido,

sino tu amor, tu presencia, la esperanza,

de algún día unir tu corazón y el mío.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri.

SÓLO UN ABRAZO.

Si un abrazo ardiente me llegara

y otro más de mis brazos él pidiera,

nada más de la vida yo quisiera,

nada más de este mundo deseara.

 

Un abrazo de amor que me apretara,

y un te quiero de paz en el silencio,

abrazo de olas y de mar yo diligencio

y un verso en flor que me adorara.

 

Y si por fin en el camino lo lograra,

sosegaría el deseo que me altera;

¡qué feliz si abrazarlo yo pudiera!,

¡qué feliz si sus brazos yo alcanzara!

 

Alargaría la existencia que abarcara

tu vida y mi vida en una sola,

sembraría mil flores en el aire que acrisola

y al astro rey le pediría te abrigara.

 

Y a la postre entregaría mi corazón,

si al final yo tuviera esa fortuna,

y bajo la tibia luz que da la luna

entrelazaría mis brazos con pasión.

 

Un abrazo de sus brazos es mi obsesión,

no quiero para mí riqueza alguna,

 ni un suspiro de otra boca inoportuna,

solo un abrazo, aunque pierda la razón.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri.

RENACIENDO EN LA POESÍA.

He muerto en vida, mataron mis dotes de joven tímido, de adolescente soñador y llegue de la nada siendo tan solo un poema de vida, escalaron en mi fuertes sentimientos escondidos, curiosidades clandestinas que hoy son mostradas para jamás ocultarlas.

 

Me vieron tan frágil, tan débil y tan tonto, vieron en mi intranquilidad e incluso deseos, pero aún así me dejaron en el abandono, dejaron bajo tierra pasiones, enterraron un alma que solo gritaba poesía, se olvidaron por completo del hombre que ahora renace expresando poemas en vida.

 

Ahora veo más allá de la nada, veo brillo, veo una luz que aún está encendida, aún quedan esos amantes apasionados, esos seres que se llenan el alma expresando y leyendo poesía, a todos ellos gracias y mis respetos, porque pasarán los tiempos pero los poemas quedarán para toda la vida.

 

La inspiración brota por doquier, tengo musa, tengo vida, tengo un corazón que me grita continúa, tengo mis sentimientos echando chispas, tengo mi mente intranquila y el alma en llamas renaciendo en la poesía.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri.

TÚ ERES MI CIELO AZUL.

Tengo en mi corazón millones de ilusiones que tienen tu nombre, en mi mente los sentimientos del alma que dice “me gustas así“ y yo te digo no soy “nada sin ti”, con mi alma quisiera recitarte mil versos con una guitarra que me acompañe, con el sonido de sus cuerdas mientras canto mis ilusión de amor, que están en mi corazón y decirte yo te amo,

 

Me falta el aire cuando no estas a mi lado, no siento tus manos por que estas lejana, faltan tus besos en mis labios los besos de tu boca, eres la heroína que yo amo,

 

Estando a tu lado veo brillar el sol y veo brillar el amor cuando miro tus ojos,

 

Amor te siento en el aire que respira mi alma, siento tus besos que sazonan mis labios, te siento por la mañana cuando el sol cruza los cristales de mi ventana, te veo sobre la nieve cuando miro las montañas, eres como el sonido de un piano que alegra mi alma, eres para mí como el agua en el desierto, te espero con mi corazón abierto para amarte, siento en silenció tus caricias en mis sueños, te espero amor como un novio en un altar, es pero con ansías ese día, nos olvidaremos que la noche es para dormir los sumergiremos en medios de las amapolas, donde bebernos de la fuente del amor, sobre las yerbas del campo donde respiraremos libertad, aunque nos cubra la niebla, nos amaremos en libertad, bajo el cielo lleno de estrellas, nos cubriremos con la pasión y el amor del alma, como tus besos que me sacian.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri.

ELLA Y ÉL.

Una colisión de átomos somos  tú y yo

Desde el inicio con polaridades tan diferentes

Pero con la necesidad de juntarnos siempre.

 

El mundo es un lugar tranquilo, a veces,

Cuando apareces tú en medio del caos,

Y aunque el ruido se vuelve más ruido

O se torne en silencios prolongados,

Nos sabemos juntos y eso es lo que de verdad importa

cuando se apaga la tierra y el dolor agobia.

 

Existen almas que se saben juntas

Desde el principio de la nada

Y la oscuridad del Universo,

Sonrisas y conversaciones son vida y forma

Que crea planetas y estrellas,

Experiencias  de vida que nos transforma.

 

Aunque yo esté al otro  lado del mundo

Sabes que toco mi guitarra a solas

Y que canto solo para ti…

Pues la vida es mucho más que amores

Y dinero y personas,

La vida es la tierra y la luna girando juntas

Viendo cómo nace y muere cada día

Como tú y yo, viendo pasar la vida.

 

Desde el principio fuimos átomos en colisión

Dos polaridades que se invierten de vez en cuando

Para juntarse y bailar hasta el amanecer.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri.

ERES LA LUZ QUE MI OSCURIDAD NECESITA.

Habitando en el vacío me entere que la tarde de ayer pasaste por mi estudio, que estuviste revolviendo todos mis recuerdos, buscabas aquella palabra que se cayó de tu oído y que no logró su voz, ni movió el sentimiento que siempre te erizaba la piel cuando la ponía en tu oído y resbalaba por tu cuerpo desnudo, como carretera costera, que recorría tu península.

 

Me hubiera gustado verte, saber de tu vida, volver a disfrutar de tu sonrisa y que me arropara tu pelo suelto, que me contaras de aquel atardecer que te pusiste como arete, cuando nuestra barca se averió antes de llegar a ser poema y luego Tú te pusiste a jugar con la desgracia, convirtiendo en fiesta la tarde, la noche y al amanecer terminamos revolcados en un final feliz.

 

Siempre fuiste así, como una Diosa dueña del universo, que sabias poner la letras en mi guitarra, el acento en la palabra y tu mano sobre mi hombro cuando  la inspiración se escondía y tu palabra sabia, en tiempo y forma pidiendo calma y dejar que fluya, ir de una pena al desconcierto y volver con una risa, no era fácil para esos pequeños duendes de piernas cortas.

 

Tu decías que las desgracias tienen piernas largas y corren en lugar de caminar, que el vino tinto tarda en resolver nuestras dudas y que el ginebra, es como la entrega inmediata, sube corriendo a las desgracias y borra los malos recuerdos aunque otro día nos duela el suspiro y los labios resecos de la noche anterior, no retoñaban ni con un beso frio de madrugada, si no estabas tú.

 

Me gusta caminar junto a tu sombra las noches oscuras y dejar que la luz de tu corazón nos alumbre y que nuestros pasos pongan el pie en cada estrella que vas tumbando con tu canto y que al llegar la madrugada pongas en mi frente todos los amaneceres que no pudimos disfrutar esa noche y que un canto de ángel te prometió, que el día tendrá su momento.

 

Cuando me visitabas de tarde, Me gusta esconder mis lentes y pretextar una ceguera, para que me leyeras lo que había escrito la noche anterior y que corrigieras con un beso la palabra mal escrita y que camuflajes en una metáfora el sentimiento faltante para que volviera sobre mis letras y corrigiera el atardecer y esperar con calma el amanecer luminoso que esperaba.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri.

LA LUNA.

Sobre un agua reposada,

tan brillante como llena,

desde el cielo tan serena

fulgura desvergonzada

entre crecida y menguada.

La imagen de una impostora,

oscilante en la laguna

por una ola inoportuna,

que se derrama y que llora

en su afán de aduladora.

 

Virginal e iluminada,

radiante como patena,

en la noche de verbena

sobre ese mar acostada

donde se ve reflejada.

A veces provocadora,

casi siempre seductora,

rodeada por fortuna

de las canciones de cuna,

de una estrella soñadora.

 

En la noche plateada,

cepillando su melena

luce una bella sirena,

por esa luz cincelada

que la tamiza cual hada.

Esperando aquella aurora,

a la hora desgarradora,

en que grabada en la runa

se oculte por fin la luna,

se esconda su protectora.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri.

AMOR DE LOS VIENTOS, LUZ DE LUNA.

Amor de los vientos,

el que me trae la brisa;

donde estas que no te siento,

donde estas que no diviso

tu sombra bajo la luna.

 

Luz de luna busca el espacio,

para entrar por su ventana

a susurrarle al oído,

que tengo ganas de quererlo

y besarlo hasta la eternidad.

 

Amor de los vientos,

el que viaja a través de las nubes

donde estas que no te respiro,

donde estas que no  siento

tu esencia en esta noche está perdida.

 

Yo seré tu imaginario personaje romántico,

 seré el viento que  guíe,

yo seré la brisa que te inspire,

te daré la fuerza que logres tus deseos.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri.

DE LEJOS, DE CERCA ...

Voltea el tiempo a la vida,

con la fuerza de un ciclón,

dando tumbos cual caída,

de un saltimbanqui burlón,

igual que rueda resbala,

con estridente pasión,

a la esperanza se abraza,

como el pulso al corazón.

 

No presume de sapiencia,

el sabio en su soledad,

ni señala diferencias,

por el color nada más,

solo en la existencia piensa,

tan solo ofrece su voz,

si lo requiere su ciencia,

no se para en el rencor.

 

Bosque profundo y frondoso,

hojarasca entre los ojos,

follaje espeso y pastoso,

en la siniestra trinchera.

Caminos intransitables,

de tupidas duermevelas,

puentes rotos, como hebras,

desprendidas de las cejas.

 

Sabiduría en las maneras

y en el alma sin quimeras,

el saber de la conciencia.

Deambular como volutas,

desprendidas de la tierra,

donde se pisan los años,

que van marcando la senda,

las entrañas se avejentan.

 

Atención siempre a las muecas,

a los amores sin metas,

vivir con un pie en la tierra

y otro que al aire flotando,

soñando se enseñorea.

Levantarse del zarpazo,

que el tiempo impone y asesta,

ver de lejos y de cerca.

 

El pelo brilló en el sueño,

la faz preñada de afecto,

amando libre y atento,

sin freno que le detenga.

No hay contratos ni firmantes,

solo la verdad que alberga.

En silencio se desliza,

como el sudor en las cejas.

 

Amor sin mitos ni reglas,

que aprisionen su belleza,

con un pie entre las nubes,

otro palpando la tierra.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri.

domingo, 6 de septiembre de 2020

AUNQUE PASE EL TIEMPO.

Si pasara  el tiempo y se cayera el cielo,

y si las estrellas ya no alumbren más,

y aunque el Universo se quede sin mar,

y el sol se escondiera y dejarás de amar,

se sequen tus lágrimas y te ahogue el dolor,

nunca sientas miedo de lo que te pase,

porque siempre, siempre, tú tendrás mi amor.

Sabes que te quiero con un sentimiento

que va más allá de un astro y el sol,

de una hermosa estrella y de un cielo azul,

porque siempre, siempre tú tendrás mi amor.

 

Si te invade el frío y se te va el aliento,

si ya no me vieras y te invada el temor,

nunca sientas miedo de lo que te pase

porque con mi amor,

yo te daré abrigo y te daré calor.

Si pasara el tiempo y me invada la muerte,

no sientas tristeza por ya no tenerme,

porque más allá de donde está el cielo

tú tendrás mi alma y tendrás mi amor,

que entrarán silente por una ventana de tu corazón.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri.

SANGRE Y VIDA.

En el centro de la duda,

nace la verdad desnuda,

como fagocita el sueño

y alerta la pesadilla.

Se cubre de nieve el huerto,

como un manto que le cuida

y en el mar de los deseos,

los desamores se agitan.

 

Se va achicando la luz,

que se pierde en las orillas,

de la inmensidad azul.

El viento torna a ser brisa

y en el borde del talud,

baja la Luna sin prisa.

El silencio cobra vida,

en la sombra y en la luz.

 

Sangra la tierra desnuda,

ríos y arroyos circundan,

su cuerpo terroso y recio,

venas sinuosas la cruzan,

como extraños vericuetos,

en su núcleo se concitan,

brasas, bramidos y fuego,

hermosa esfera terrícola.

 

El humo cegó los ojos,

del universo que mira,

nebulosa en sus pupilas,

bruma cegadora y fría.

Mares de sueños circundan,

las encarnecidas vidas

y van dejando regueros,

de tibias gotas de vida.

 

Las tinieblas se disipan,

cuando el amor ilumina,

la sombra tétrica y fría.

Flotan radiantes las notas,

de sus armoniosas rimas,

dejando nidos ardientes,

en cada cuerpo que anida,

con sus sentidas simientes.

 

Lame el tiempo la ilusión,

que entre atajos se desliza,

amor que dobla la esquina,

para encontrar otro amor.

Calma chicha en la pasión,

que arde en el corazón,

sabor a fuego y cenizas,

arrebatos en la voz.

 

Va abriendo camino el Sol,

como se acerca a la vida,

el retoño que nació.

Sollozos en el amor,

cataratas de alegrías,

inusitada ilusión,

sin control y sin medida,

unas lágrimas vertidas.

 

Entre la noche y el día,

los corazones titilan,

forjando nuevas pasiones,

nuevas y latentes vidas.

Se va la sombra suicida,

renunciando a su color.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri.

AQUEL AMOR.

Aquel amor que tuve un día

Refrescó mis labios con sus besos

era la alegría de mis mañanas y refugio

de mis otoños de invierno.

Canción de mis mañanas, eran sus besos

de amor y sus despedidas de buenas noches.

¡Vernos, era cómo ver el día!

tenernos era como saber que la vida, es vida

y en sus brazos yo no sabía de melancolías

...no me dejaba estar triste.

Sus labios ansiosos bebían de mis senos,

eran la fuente de su felicidad.

nos teníamos y cuando no estábamos juntos

era como comer comida sin sal,

no podíamos vivir el uno sin el otro.

Éramos amor y pasión ardiente como teas humanas,

cuando los cuerpos se juntaban nada sabíamos,

enloquecíamos y el tiempo no importaba.

Era así; él era un volcán en erupción y yo una

chispa qué el fácil encendía.

Éramos insaciables a los deseos y a los juegos

eróticos, sin censura y sin pecado nos teníamos.

éramos así; mar y arena, cielo y estrellas,

fuego y pasión, amor y deseo.

...Aquel amor sólo supo hacerme feliz,

me estremecía en sus brazos él sabía cómo

hacerme estremecer cuando me ceñía a su cuerpo

y su aliento terminaba en mi boca y bebía de sus labios,

la dulce miel de su ambrosía.

Aquel amor dejó huellas en mi alma y en mi cuerpo,

bebió de mi fuente tantas noches que no lo puedo olvidar.

Era mío y yo era suya todos los inviernos que vivimos

besó cada uno de los poros de mi piel,

y me sacudió con sus brazos varoniles y mi cuerpo

temblaba con sus caricias, fuimos esperanza de vida

él de la mía yo de la de él porque él era mi respiración.

...Un día se fue y no regreso y ahora me falta

la esperanza de vida y su respiración.

No sé, si vivo o muero desde qué él se fue.

Si hay olvido un día lo olvidaré, ¡Ojos míos, de mi querer!

te sepultaré conmigo vivirás y morirás conmigo, amor.

Siempre tuya, siempre mío, mi ángel de amor.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri.

A LA LUZ DE LA LUNA.

La luz de la luna era mi guía, estaba perdido en un bosque, no pregunten como llegue ahí, según yo estaba de excursión con un grupo de compañeros, pero como soy Don descuido no me di cuenta que se habían ido, me llegué a dar cuenta porque se estaba haciendo tarde, estaba en una laguna tratando de coger unos pececillos, habían muchos y de todos los colores, pero eran muy pequeños, los que iba cogiendo los ponía en una botella, eran muy difíciles de coger, eran muy astutos, pero ya tenía unos 10, la tarde llegaba y me salí de la laguna pensé estaban por ahí, salí a buscarlo y no había nadie, estaba en una montaña media alta se podía ver el camino y la buseta que me trajo ya no estaba... Me preocupé por un momento pero si recuerdo algo del camino, recuerdo que llevaba la botella de los peces, una mochila media grande, y algo de comida. Salí de aquella montaña y se suponía que más o menos saliendo de esa montaña, estaba el camino, pero yo miré al frente y lo único que había eran más montañas, creo que estaba perdido, desafortunadamente ya estaba anocheciendo y el día no estaba tan bien que digamos, hasta parecía que iba a llover por ratos, pero algo se podía ver a la luna, de niño creía que la luna me seguía a todas partes, porque por más que me le quería escapar siempre estaba ahí, al igual que la sombra, nunca te dejan, empecé a bajar de nuevo por la montaña, si ya de subida era un poco relajada, la bajada y de noche peor, pero le di, algunas veces me tropezaba, otras ya me caía, pero seguía, y como les digo, la luna si me ayudaba un poco, no solo por la luz, cada vez se la veía más despejada, también me brindaba seguridad, el peor momento fue cuando pasaba por medio de unos árboles y se escuchó un búho, se me hizo la piel de gallina, salí pero corriendo de ese lugar, parecía que ya iba a llegar a la camino, recuerdo que antes de llegar al camino había una subidita media escandalosa porque era media resbalosa, yo seguí y había un camino marcado, y a la luz de la luna se lo veía clarito, lo seguí, pase como tres colinas medias grandes, estaba hasta acalambrado, nunca había caminado tanto, pero de tanta subida que había dado no me di cuenta que ya había pasado esa subidita escandalosa, y me acuerdo que en plena curva de la carretera, estaba la buseta, todos estaban abajo, en el camino se me cayó la botella de los peces, si me sentí triste, pobres peces :`c pero bueno ya abajo, recuerdo que unos de los chicos me dijo, -¿Dónde te habías metido, te llevamos buscando por horas, y nada? me daba vergüenza decirles que me había perdido, así que mejor callé, y luego el profesor me dijo que si no fuera por Roberto, te hubiéramos dejado, Roberto fue quién me hizo la pregunta, le fui a dar las gracias, y el me dijo, sabes porque me acordé de ti?, porque tu eres el que siempre mete bulla y esta vez la buseta iba tranquilita, y algo estaba mal, y ahí fue cuando me acorde de ti, y yo de una le conté que me había perdido, al final quedaron buenas anécdotas... Recuerden la luna por las noches al igual que Dios, siempre van a estar ahí...

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri.

sábado, 5 de septiembre de 2020

LAS ROSAS BLANCAS.

Al ocaso de la luna blanda

se vistió de negro la noche;

monté un pegaso azabache

quise ir tras la rosa blanca.

 

Y vi a la luna que alumbraba

las caras de los hambrientos

aquellos que lloran silencios

del egoísmo que dormitaba.

 

Y alumbró a la madre angustiada

la del alma mutilada en vela

que gime una ausencia marcada

de aquel que duerme y espera.

 

Y ya no quería seguir a la luna

montado sobre el caballo alado

¿"Dónde están las rosas blancas

las que crecen con la esperanza"?

 

Y la luna seguía alumbrando

las trincheras de la guerra

la sangre de los inocentes

atormentó mi alma inquieta.

 

¡No sofoques tu alma! me dijo

y me llevó a donde nace el alba

"aquí crecen las rosas blancas

lozanas con la esperanza".

 

Los rayos descubrieron alegres

la inocente tez de los niños

Y una canción alegró los mares

con la voz de los niños cantores.

 

Quise guardar rosas en mi aljaba

y escuché una voz de arriba:

"sólo germinan en corazones puros

los que buscan la celeste alba".

 

Medité en lo alegre y lo funesto

y huyó mi caballo alado,

desperté de aquel sueño presto

a regar mi rosa blanca que quizás

había olvidado.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri.

DESDE MI ALMA LE ESCRIBO.

Desde mi alma escribo estas letras,

quizás sin métrica, rimas ni versos;

Y con mis ansias serenas. Perpetuas,

fluyen a raudales sentires dispersos.

 

Mi pensamiento se encubra a su cielo,

hasta sus noches de romance y desvelo,

pretendiendo volar estando en el suelo,

el sólo pensarla redime deseo y anhelo.

 

Y desde mi alma le escribo ferviente,

desde la cumbre de un amor arcano,

aunque usted tal vez… Indiferente,

tilde este amor de fútil y profano.

 

Mas no sabe de mi sentir inédito,

que sin mácula y franco le ofrendo,

sentimiento ya de sumo pretérito,

trascendido entre vida y averno.

 

Más no soy para nada escritor,

ni Poeta de  virtuales Poesías;

Sólo siento ser el presunto autor.

 

… De este ignorado amor…

Motivo y aliento de las ansias mías.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri.

CUÁNTO DE VERDAD HAY EN UN POEMA.

Nadie le conocía de verdad, a todos confundía su sonrisa siempre activa, y cuando estaba en su soledad la más brutal oscuridad aparecía.

 

¿Cuántos personajes de verdad habría en su Poesía?

 

Nadie le conocía, es una pena. Las personas siempre nos quedamos con lo primero que vemos, somos incapaces de escarbar capas de piel, y pensar en leer las almas sabiendo que detrás de un Bardo virtual, hay un hombre y su tragedia en las entrañas.

 

¿Cuántos amores y desamores tuvo el Bardo y de verdad Amo?

 

Te contesto:

 

Quizás todo sea tan sólo un Poema, a lo mejor es una confesión en toda regla, de aquellas noches de lujuria y alcohol, nada realmente quedó, quizás mirando al espejo, saqué de aquello la verdadera razón, aunque en el fondo es tan ridícula que no te la contaré yo.

 

Y aquí estoy, amontonando las letras en dudas de que si fui yo el abandonado, o fue ella la víctima de un desgraciado que se quería suicidar, qué quieres que te diga, aquella fue una época de mi vida que me ahogaba por todas las esquinas de cualquier ciudad.

 

Préstame ahora atención, si algún día te escribo un Poema de desamor y te nombro, no te enfades conmigo, seguramente tendré la fiebre del Poeta, que cuando la tienes, debes escribir lo que sea, nunca te olvides que por ti estoy loquito de amor, y el ardor corre por mis venas, pero cuando escribo, hay noches  que parezco un pirata tuerto, con parche en el ojo y pata de palo, pero cuando pongo mi punto irónico, hasta puedo parecer ingenioso, aunque si hay algo de verdad en todo esto, y es que yo cuando escribo, en ello, lo dejo casi todo, porque algo tendré que guardar para escribir los demás días, menos mal que hasta debajo de las olas, tengo Tangos, Boleros y Fados escritos, al fin y al cabo todos los Poemas de amor que leo y escribo, son ilusiones perdidas y deseos de fracasados en el viejo arte de amar y ser amado, aunque a mí, lo que me gusta son las historias de desamor y los maridos engañados que para olvidar que llevan cornamenta, beben más, que los que somos borrachos de veras.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri.