domingo, 19 de abril de 2020

BESARTE EN LA PLAYA.

A la hora más exacta,
arribar a nuestra isla
y que parezca que
somos dos perfectos ajenos paseantes,
conmovidos de pronto y al unísono
por la gris bienvenida del otoño.

A la hora más exacta,
caminar por la orilla más lírica del mar,
imaginando versos giratorios
y a ti en el epicentro de su melancolía.

A la hora más exacta,
encontrarte a mi lado en alguna playa
y mirarte a los ojos, y saber que has venido
a dejarte nombrar por mis ausencias.

A la hora más exacta,
seguirte presuroso por cualquier chiringuito,
contando las pisadas en la arena
y las sonrisas que nos entrelazan.

A la hora más exacta,
sentarnos en un banco tenuemente nocturno
sin temor a la luna o a noviembre,
y besarte en la playa como si fuese
el último confín de la ternura.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

¿A QUÉ SABE EL OLVIDO?

¿A qué sabe el olvido?
Sabe a tu boca urgida de besos
Al sabor agridulce que bebía en tu cuerpo
a noches glaciales de cama impía
Sabe a las vigilias pensando en tus ojos
Y en esas miradas que ya no son mías

En tu pelo negro hilado en mis dedos
y esa manía de buscarte a veces
en esos burdeles donde te perdía
o en esas otras pieles que loca mordía
sin poder hallarte y sentirme luego
menos que la nada, sucia y vacía

Me sabe a lágrimas de absurda impotencia
de saberte lejos sin tener conciencia
que el olvidarte no estaba en mis cuentas

¿A qué sabe el olvido? Vaya la pregunta
Sabe a este recuerdo que arrastro conmigo
al dolor de sentirte dentro
como puñalada certera en mi pecho
Y el miedo enorme de nunca olvidarte
y sacarte del alma
y seguir maldiciendo el amarte tanto
Saberte en otros cuerpos
gozando en sus labios el dulce sabor
que mordieras en mi boca y te placía tanto
Y dormirme abatida repitiendo tu nombre
Y al despertar sentir que no existe ningún otro hombre
que pueda calmar el dolor que dejaste

¿A qué sabe el olvido?
 Solo una respuesta tengo para darte
me sabe a veneno, al dulce veneno
que corre en mis venas por seguir amándote
sabe a la impotencia de no cerrar la herida
sabe a ausencias, a mortal despedida,
sabe a tu recuerdo que amarga mi vida.




Autor 
Antonio Carlos Izaguerri. 

AMOR DE IRISADAS CARAS.


En el insondable pozo,
donde se alberga al temor,
vive también el amor,
que con salir sueña absorto.
Se filtra la luz dudosa,
en la negrura del fondo,
descubriendo sigilosa,
lo que vive en lo recóndito.

Mira la vida al abismo,
que la observa con cautela,
mientras el tiempo se queda,
observándose a sí mismo.
El amor baila entre sombras,
lleno de luces y brillos.
No resiste la condena,
quien reniega de su instinto.

El viento entre montes suena,
como un profundo silbido,
marcando las recias formas,
dando a lo que es mate brillo.
En los angostos senderos,
va caminando la pena,
mientras mira con sigilo,
el amor que la contempla.

Promesas de celofán,
como tercos estribillos,
que igual que vienen se van.
Palabras que hacen vibrar,
el sabor de lo sencillo,
en la cruda realidad,
donde lo bello es magnífico.
Miradas de par en par.

Se quedan en el camino,
caminantes atrevidos,
que entregados al valor,
dan lo mejor de sí mismos.
Como la estrella fugaz,
que va perdiendo su estela,
pero deja su pensar,
en el hogar infinito.

Mira el espejo por dentro,
reflejando lo de fuera,
mientras viaja el pensamiento,
descubriendo lo que alberga.
La voz se ha quedado huera,
de tanto sonar al viento,
con los matices atentos,
para poder ser auténtica.

Amor de irisadas caras,
de luces, sombras y brillos,
a lo que a todo se abraza,
para marcar el principio.





Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

LA ESPERA.

Camino hasta la puerta que da a la calle,
me detengo bajo su marco
y me acuesto a un lado de él,
me detengo por unos minutos y espero,
espero verte llegar.  

La tarde está muriendo, la noche llega
y la envolverá y tragara,
la tarde ya se está yendo
y tú sigues sin poder llegar, dime dónde estás.

Trato de arrancar mi mirada
que apunta hacia ese lugar
por el que debes aparecer,
pero sólo aparece la noche, el silencio
y con ello la oscuridad
que en algún momento a mí también me va a tragar.

En un momento de cordura,
obligo a mis pies a regresar por sus pasos,
 me doy cuenta que no llegarás,
 obligo a mis pies a memorizar cada paso,
porque mañana volverán a marchar
hacia este mismo lugar a esperar verte llegar.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

TU VOZ.


Es tan placentero escuchar tu voz,
me hace recordar a cuando estabas  acostada sobre  mi pecho,
me hablabas a altas horas de la noche ...
Me hace recordar tus labios jugosos a los que me volví adicto ...
Recuerdo cada uno de los gemidos que salían de tu boca
mientras me pedias que te hiciera mía

Te extraño demasiado,
tanto que cuando no estás
no le encuentro sentido a mi días,
me duermo con la esperanza que aparezcas en mi sueños,
porque eres tu eso que a mi vida le da sentido
¡ERES LA MITAD DE MI CORAZÓN!

Quiero verte sonreír mientras me pierdo en tus ojos
y después abrazarte,
amanecer contigo en posición de cucharita 
y nuestros dedos entrelazados,
ver tu belleza tras unos segundos de haberte despertado
he iniciar el día con un beso tuyo.

Todo eso me provoca el simple hecho de escuchar tu voz,
así sea por un celular,
cierro los ojos y tu imagen logro ver
y confío en mis sueños tenerte.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

AMOR FUGAZ.

Fue tan poco el instante, tan rápido el momento,
que sentí la necesidad de estar cerca de ti,
pensé que al verte iba a ser todo tan igual,
que no vi en ti la hermosura, y el encanto.

Pero el corazón a mí me engañó,
fui tan ciego que te deje ir,
y ahora tengo esa amargura,
“pudo haber sido mejor”, lo reconozco,
algo en ti me cautivo, me dejo pensando,
pero de nada sirve sino puedo verte.

Tu recuerdo me atormenta día y noche,
y no quisiera olvidar lo lindo que me pasó,
apenas te conocí y mira lo que me has causado,
y me lamento a mí mismo, el no darte ese cariño,
esa parte de mí que hoy, más que nunca es incompleta.

Ahora me invade el vacío de tu ausencia,
empiezo a extrañar mucho más tú presencia,
“ Y aunque no sé cuándo pueda volverte a ver,
aun así, se que te voy a esperar”




Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

SÓLO FUI UN POETA.

Yo nunca fui ese sol
que iluminaba a este mundo
Tampoco fui aquel ruiseñor
que cantaba por las mañanas,
Solo fui un poeta
que en su verso fecundó,
Veía florecer aquella rosa blanca
Que en mi rosal jamás reverdeció.

Solo fui un vagabundo
que vagaba por las calles de la fantasía
Tratando de huir aunque fuera  por un segundo
de esta triste realidad,
Con una tenue esperanza
de encontrar un poco de alegría
Que en mí no había ya,
Porque cual aquella rosa blanca,
también en mí no reverdeció.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

AQUELLAS NOCHES LLUVIOSAS.

No veo más la lluvia por mi ventana, no veo caer esas chispas de agua que vienen desde el cielo regando el césped de la casa, no tengo el olfato de tierra mojada, ese tan natural, que hace perder sentidos, no escucho los chasquidos del agua al caer, ni los truenos que daban miedo, en noches frías con sabor a chocolate y té.

Es que se me hace inquietante extrañar aquellas noches lluviosas, aquellas veladas magníficas donde el amor y yo, nos metíamos bajo las sabanas de edredón, donde con el miedo de cada tormenta la a pegaba más hacia mí, sintiendo más su piel tan suave, sintiendo su miedo por aquellos relámpagos que iluminan habitaciones oscuras.

Como olvidar su cara angelical de susto y horror, su cuerpo temblando por el frío y el terror, su voz aguda diciendo, - abrázame que el miedo, de mí se apoderó.

Tan solo el recuerdo vive en mí y desde entonces no he dejado de extrañar, no he dejado de pensar en esas horas de desveló, ese frío tan intenso, el dormir de cucharita como si fuésemos presas de la lluvia, de los relámpagos y truenos.



Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

CASTO LÍVIDO.

Yace tu cuerpo en su tersura,
ligado a mi celo cual atadura,
ávido corcel aun sin montura,
respingando de placer y lujuria.

Tú gimes de gozo como penuria,
que aspira ese sufrir entre placer
y pierdes el sentido en paranoia,
yacida en peldaños de la Gloria.

Tus besos son fuego sin quemar,
que ansiosos se funden a mi cuello,
tus senos volcanes por erupcionar,
sobre pezones en erótico destello.

De tu boca emana tibio resuello,
que se funde a mi piel beatificada
y mis manos acarician tu cabello,
cual crin de potra a ser montada.

Y mi celo baja hasta tu pubis,
lívida flor de carne ansiosa,
fragante y de ardor olorosa,
al ofrendar su primicia núbil.

Y salta tu torso primoroso,
elevando ancas voluptuosas
y es magno mi placer y gozo,
inmerso en simas veleidosas.

Magna comunión:
Cóncavo y Convexo,
alma y corazón.

Entrega casta;
Inmaculado gozo,
no impúdico sexo.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

sábado, 18 de abril de 2020

DEL AMOR EN LOS OJOS.

De la fuerza,
que impulsa la vida,
en el núcleo latente que vibra,
se desprende lo noble que aviva,
el amor que en el fondo germina.

La nobleza se agranda cautiva,
de la sabia emoción que culmina.
La razón que seduce a la vida,
del amor se alimenta atrevida.
Una eterna pasión que levita,
sobre el ser que defiende la vida.

De la hoguera,
que en brasas transciende,
las cenizas al viento perdidas,
el rescoldo que queda silente
esperando que despierte el día.
Un suspiro latente germina,
esperando encontrar la salida.

De lo cómplice,
que sueña el cariño,
en la vida tal vez sumergida,
la verdad se desliza en los labios,
transportando belleza en sus sílabas.
Permanente corriente que mana,
del amor que en pasión se desliza.

Una cálida luz ambarina,
que a la vida sonríe sin prisa.
De la fuente de eternas caricias,
de la piel que en la sangre cautiva.
Lisonjeras palabras de aire,
que se quedan bailando en la brisa,
en las venas latiendo se quedan,
para dar a la vida armonía.

Del amor,
que se sueña y se aprende,
en matices se tornan los gestos,
que dibujan latidos que sienten.
La mirada que abraza y seduce,
de la vida que el iris refleja,
de los ojos sin fin se desprende,
la belleza que la vida embebe.

Una voz que se acuna en los labios,
semillero de bellas canciones,
el amor rebosando en los dedos,
se declama en la tierna caricia.
Un murmullo de cómplices rimas,
deleitando los sordos oídos.
El amor se ha quedado en los ojos,
para ver la verdad en la dicha.



Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

ESCRIBE POETA.

Escribe poeta
¿Qué quieres que escriba?
Escribe una prosa
Que a la postre diga

La vida es incierta
Y a la vez prodiga
Está llena de alegrías
Y también zozobra

Escribe poeta
¿Qué quieres que escriba?
Escribe unos versos
Que en sus letras diga

El amor es eterno
El amor es alegría
Que cuando en verdad se ama
Se entrega la vida misma.

Escribe poeta
Letras de algarabía
Letras que nos llenen de esperanza
En estos grises días.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

ARTISTA DEL VIENTO.

En los días
En el que el sol
Aparecía
Tú estabas
Siempre distraída
Mirabas al cielo
Y no sonreías
¿Por qué, no reías?
Otros días
Más nublados
Mientras tú corrías
Yo te veía
Y en mi cuaderno
Te describía
Artista del viento
Te decía
Espera
¿Por qué, no reías?
Llovía y llovía
Pero no te veía
Te buscaba
No te distinguía
Me preocupaba
Pero no insistía
Sí lloras o sollozas
Te brindo mi compañía
Dime
¿Por qué, no reías?
Sí de algo sirve,
Deseo y anhelo
Que el día
En el que
Tú sonrías
Yo pueda
Escribirte
Una poesía.



Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

EN LA ARENA.

Lame la mar las orillas,
sin parar peina la arena,
Como la pena no frena,
la pasión y la esperanza.
El amor el alma besa,
sin esperar al mañana,
como acaricia la brisa,
las caras a las que alcanza.

Cada grano de la playa,
bebe del mar que le abraza,
sin parar sala sus carnes,
con la sal de sus entrañas.
Roza la mano que mima,
con los dedos de la calma,
la piel que tiembla sin miedo,
en su vibrante templanza.

Queriendo vibra la nota,
ser caricia, ser aliento,
la voz que al ser apacigüe,
apelando a su talento.
Quiere sembrar de sonidos,
la nota el silente aire
y dar voz al afligido,
para que el dolor se calle.

Mesa el aire las espigas,
que obedecen sin desaires,
al viento que las abate.
Yerguen sus esbeltos talles,
orgullosas y tenaces,
cual las alas el halcón,
cuando va surcando el valle,
majestuoso en su plumaje.

Silenciosa la caricia,
nace, vive y se deshace,
dejando a su paso huellas,
como sutiles señales.
En la mirada se queda,
observando lo que nace,
en la piel se torna cálida,
si vive para quedarse.

Lame la mar a la arena,
con el ímpetu que sabe,
o la arrastra con sus brazos
y el salitre de sus carnes.
Tempestuoso el amor,
atrapa, seduce y arde,
como una hoguera infinita,
en la eternidad que yace.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

EL PLACER DE SOÑARTE.

Tropecé al caminar
me distrajo
tu grato mirar,
tu galanteo
me hizo sonrojar,
una sonrisa tuya
y fue imposible escapar,
entre suspiros y anhelos
se desvanecieron
mis horas de desvelo,
entre fantasías y recuerdos
se humedecieron
las sábanas y mis sueños,
me deleitaron tus besos
sacié tu alma al exceso,
ansié que el éxtasis
detuviera el tiempo,
y disfrutar
del placentero momento,
pero llegó el alba
y tú, te desvaneciste en silencio ...



Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

QUERER COMO YO QUIERO.

Querer como yo te quiero
no se ha querido jamás
por ese amor yo me muero
y sé que tú me querrás.

Será un amor duradero
una entrega hasta el final
viviendo cada momento
sin dejarnos nada atrás.

Vendrán momentos felices
que nos harán olvidar
esas viejas cicatrices
que tendremos que curar.

Caminaremos descalzos
por la orilla de la mar
para contarle a las olas
cuanto nos vamos a amar.



Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

DE TI ENAMORADO.

De ti soy preso sin medida
eres esperanza y salvación,
tú me has alegrado la vida,
eres la más linda canción.

Aunque existen miles de universos,
en ti veo un astro luminoso,
que inspira en mí, los más lindos versos,
porque has sido lo más hermoso.

Me has cautivado con dulzura,
sin dudas robaste mi corazón,
eres la flor más linda y pura,
sin ti viviría loco y sin razón.

Un poema es poco para este amor
que veo tan infinito a tu lado,
contigo no conozco miedo ni temor,
todo es muy simple, ESTOY DE TI ENAMORADO.



Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

SÉ MI ETERNA PRIMAVERA.

Vámonos en un mundo desconocido, veamos el atardecer juntos en donde el crepúsculo sea cómplice de nuestro amorío, se mí princesa aunque yo sea la bestia, porque muy en el fondo también siento amor, siento cariño, siento las ganas de sentir tu presencia.

Viste espléndida, con vestido azul y zapatillas plateadas que hagan juego con tus aretes y pulseras, el verte así tan radiante me lleva a un cuento sin finales ni problemas, tan solo veámonos, ven rápido mi bella, sé tú mi eterno día, mi eterna primavera.

Que sea la luz de la luna nuestra claridad perfecta, que sea la cima de una montaña nuestro compartir con la naturaleza, dando amor de sobra, y adornando de amor bosques y cataratas espléndidas.

El delirio me consume; el romance de mí se apodera, no aguanto más un segundo sin ti, ¡Poor favor! sé, mi eterna primavera; te esperare vestido de negro, como la noche espera el día, te esperare tan ansioso  mi alma, veámonos pronto; necesito de tu compañía.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

TU TEMPERAMENTO.

El mar y su variable oleaje,
expresión de tu temperamento,
acariciante cuál grato masaje
o voluble, indolente … Violento.

Más entre esa inconstancia,
a veces manso o sublevado,
tan apetecida su presencia,
como tu amor vital y deseado.

Me son gozo y desespero,
tus mareas altas y bajas,
cuando estas o te alejas,
más lejos o cerca: Te quiero.

Cual mar: Eres permanente,
y puedo estar en tus aguas
o como encalladas piraguas,
esperando tu marea creciente.

Y aparentemente te alejas,
pero no lo haces del todo,
porque de algún modo,
tus bajas aguas me dejas.

Ya no me es preocupante,
tu cercanía o alejamiento,
porque cerca o distante:

Estás cautiva en mi alma
y yo … En tu sentimiento.

Porque siempre estas,
como siempre estoy:
Yo estaré donde estas
y tú vas a donde voy.

Tú eres mar … Yo litoral;
Somos eternizada presencia,
como pensar y conciencia,
evidencian la vida  total.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

viernes, 17 de abril de 2020

TRANSITANDO ENTRE EMOCIONES.

Versos que como burbujas,
translúcidos se elaboran.
Fragmentos de corazón,
unidos en cada sílaba.
Verdad en cada latido
y en cada suspiro vida.
Hondas voces que cautivas,
van buscando la razón.

Partículas atrapadas,
de generosa pasión.
Letras llenas de emoción,
que del saber se desatan.
Cálido aliento que atrapa,
en cada verso el amor.
Calma en los labios silentes,
agitado el corazón.

Lenta fluye la palabra,
en la verdad sumergida.
Como ondas en el agua,
que se desplazan tranquilas.
Sabio el pensamiento anida,
en la elevada atalaya,
donde el saber vive y habla,
con la faz clara y sencilla.

Entre los versos los huecos,
para que entren las brisas,
de innumerables deseos.
Forjándose melodías,
que aúnen los sentimientos.
Latentes notas de magia,
para colmar los anhelos,
que den sabor a los sueños.

Sabor a néctar la voz
para endulzar las conciencias.
En los ojos la experiencia,
vueltos hacia el interior.
Larga mirada viajera,
buscando la solución.
Cada párrafo un dolor,
que en el amor se atempera.

Volar la imaginación,
entre el aire y la materia.
Voces en el corazón,
para paliar la tormenta.
La impetuosa pasión,
en la sangre y en las venas.
Los sentimientos en flor,
en las luces y en la niebla.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.