jueves, 28 de noviembre de 2024

SUEÑOS.

Bello recuerdo,
que al dormir me acuna.
Y entre sus brazos de paloma,
me consuela.
Como una tierna voz,
hecha de notas.
Que melodiosamente,
me atrajera.

Canto del sueño.
Llevado entre gaviotas.
Alado me siento.
Y dormitando aprendo.
De su cantar las notas.

Voces de libertad,
que me transportan.
Subyugado,
vuelo a su encuentro.
Para saber de su concepto.

Convertido en estrella,
busco mi corazón.
Y el Universo.
Con su manto me arropa.
Dándome su calor,
y su alimento.

Soñando vivo.
Y en cada parpadeo,
me desvelo.
Y al sentir tu sabor,
de celos muero.
Temblor de los acordes,
de tus besos.

Prisionero del sueño,
soy esclavo.
Bendita esclavitud,
que me alimenta.
De la esencia de tus efluvios,
soy adicto.
Y amarrado a tus labios.
En tus palabras vivo.

Barrotes de pasión,
son tus hechizos.
Encerrado en tu carne,
vivo atado.
Y es tan dulce el recuerdo.
Que siendo preso,
me siento enamorado.

La belleza alimenta.
Cuando del interior emana.
Y su aliento es tan fuerte.
Que todo lo ilumina,
cuando su amor derrama. 




Autor 
Antonio Carlos Izaguerri 

BUENOS DÍAS POESÍA.

¡Buenos días, poesía,!

te saludo en la mañana,

cuando abro bien los ojos

y despejo mis legañas.


Veo al cielo y a la vida

a través de las ventanas

y me digo que "adelante"

que ya empieza otra mañana.


Otro día que es regalo

de los cielos, que nos manda,

el buscar la poesía

en la vida y en las almas.


Y comienza el nuevo día

dando pie a otra jornada,

y en los parques y en las calles

ya se empieza a ver la magia.


Es la vida que renace,

son los versos que declaman,

los gorriones y jilgueros

por jardines y en las plazas.


Y también se ven los hombres

y a los niños con sus caras,

de inocencia en las pupilas

y escribiendo, sin palabras.


Y son versos, del silencio,

los que nacen y desgranan,

los mil versos y poemas

que la vida nos regala.


"¡Buenos días, poesía!,

te saludan los que aman,

los que sueñan y sonríen

tras suspiros y cigarras. 





Autor 

Antonio Carlos Izaguerri 

YO SOY UNA PARTE DE TI - DE LA VIDA.

“A veces, la vida, dice, habrá momentos del día,
Que será imposible, olvidar, lo querido por amado.”

No sé, como sufro más, si amándote en silencio,
O deseándote olvidar, sin poderlo, nunca, lograr,
Porque esto de amar, sin ser amado, no es bueno,

Bueno, no es el recuerdo, hace la vida un infierno,
Atado a un pasado que quieres borrar en presente,
Sin poderlo lograr, los pensamientos, no te dejan,

Dejan, poder pasar la página, están como castigo,
No te permiten huir, porque los llevas ahí, dentro,
Como un testigo fiel, sin permitirte, así, olvidar,

Olvidar, no es cualquier, cosa, camino sin rumbo,
Fijo, perdido entre dos lágrimas, sintiendo que ya,
No te importo, cuando te llamo, sin contestación,

Contestación, que se va desvaneciendo como eco,
Sin saber, qué debo esperar por ti, que sorprenda,
O asuste, porque recuerda, Yo soy una parte de ti,

Parte de ti, estando como una sombra a tu espalda,
Que te sigue sin pasar adelante, desojando silencios,
Contando primaveras de horas ausentes, esperando,

Esperando, con horas de soledad, viendo la lluvia,
De mayo caer, al cristal de la ventana, por fuera,
Mientras por dentro, mis lágrimas hacen lo suyo,

Suyo, es el sufrir de esta tristeza, por amarte, así,
Es que las lágrimas son al agua de la lluvia, una,
Como el fuego llama interna que refleja el alma,

Alma, cautiva que se acerca con ganas de besar,
Sin rozarte, pese, meterse el Sol y salga la Luna,
La noche, cobije en cama tu cuerpo semidesnudo,

Semidesnudo, y mis ansias noche, tras noche,
Crezcan, más y más, sin, poderte, hacer nada,
A pesar de que la carencia no supere la querencia,

Querencia, que únicamente me permite pedirte,
Sincera y sentidamente que vuelvas, conmigo,
La pretensión es locura, pero, que más puedo,

Puedo, decirte que hoy olvidarte, no es posible,
Sin ningún engaño, porque en realidad te amo,
Si lo supieras entendiendo, comprendiéndome. 



Autor 
Antonio Carlos Izaguerri 

ROSA CONSENTIDA.

En un bello jardín de amor naciste,

con pétalos suaves y exótica fragancia.

Eres la consentida de mi cariño,

el tesoro más deseado desdé niño.

 

Aunque tus espinas hieran la piel,

el amor que entregas sabe a miel.

Cada herida se torna en agradecimiento,

por ser tú la flor de mi sentimiento.

 

Rosa, reina de este corazón rendido,

consentida del viento y el rocío,

tu amor es eterno, nunca se marchita,

mi alma contigo siempre palpitara. 




Autor 

Antonio Carlos Izaguerri 

AMOR Y ROSAS.

La rosa chiquita mi consentida,
yo por ti loco loquito loco.
Tú mi rosa de abril recién regada,
rocío fresco de solaz mañana.


Eres el amor de mi jardín botánico,
tú por mí loca loquita loca.
Este amor que nació del sentimiento,
toda tu vida, sin equidistancia.


Mujer derramas pétalos al viento,
y la mar salada ,gaviota blanca.
Sí fue en esa playa, te dije te amo,

 

yo lo coloco de amor, tú loca loquita.
Con los versos y las rosas té quiero,

Bellos los besos de tu chiquita boquita. 




Autor 

Antonio Carlos Izaguerri 

martes, 26 de noviembre de 2024

MI BARCO DE PAPEL.

Cuando yo sea marinero

A la mar me marcharé

Con una cruz en el pecho

En un barco de papel

 

Recorrer los océanos

El cielo color de miel

Ver la tierra desde lejos

En mi barco de papel

 

Cubierto por las estrellas

A la luna lo amarré

Con el ancla imaginaria

De mi barco de papel

 

Tiene las velas de seda

La popa color laurel

La proa tiene los ojos

De mi barco de papel

 

En la cubierta sentado

En el puente el timonel

Gobernando el marinero

En mi barco de papel

 

Cruza una fuerte tormenta

La lluvia arrasa mi piel

En la cubierta mojada

De mi barco de papel

 

Las olas guardan secretos

En sus aguas bañaré

En la ribera del alma

De mi barco de papel

 

En lo más alto del mástil

Una luz encenderé

Para iluminar la noche

De mi barco de papel

 

El viento lo ha destrozado

Como si fuera un clavel

El barco ha naufragado

Adiós, adiós barco de papel. 





Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

PASILLOS.

 Ya había perdido la cuenta del tiempo que llevaba recorriendo ese laberinto de largos y vacíos pasillos de hospital. Estaban muy iluminados, y sus paredes laterales se hallaban tapizadas de puertas que parecían iguales, pero no lo eran. Tenían pequeñas, sutiles diferencias. Marcas, raspones, olores, algún sticker, hacían que cada una de ellas fuera singular e irrepetible.


     Algunas disparidades eran muy notorias. Como la puerta que acababa de ver, con la madera hundida en un hueco, como si alguien le hubiera pegado una trompada. No intentó abrirla: ya sabía lo que había detrás.

 

     La puerta siguiente estaba garabateada con crayón. Y la otra tenía una columna de marcas a lápiz que decían “5 años”, “6 años”, “7 años”, “8 años”, “9 años”.

 

     En la puerta de al lado se escuchaba una radio con rock nacional de los 80. De la otra, salía olor a pasto recién cortado. La siguiente estaba salpicada con agua que olía a cloro.

 

     Pero ya todas estaban con llave. Cada tanto probaba un picaporte, pero era en vano. Ya no podría volver a abrirlas nunca más.

 

     No las había visitado a todas. Ignoraba por completo lo que escondían la mayoría de ellas. Incluso a algunas las tenía vistas, pero no las había atravesado jamás.

 

     Justamente, ahora estaba pasando por el sector del pasillo en donde estaban las puertas a las que se había asomado alguna vez sin decidirse a  entrar. De una puerta colgaba un llavero con las máscaras de la comedia y la tragedia. En la siguiente, sonaba una guitarra eléctrica. La de al lado tenía un cartel que decía “DEPARTAMENTO DE ALUMNOS”. En la otra puerta había una calcomanía con el escudo de River.

 

     La puerta siguiente despedía un perfume que evocaba a una mujer que conoció. Trató en vano de abrirla. Ya era tarde.

 

     Probó una puerta más. Estaba abierta. Pero detrás, estaba el pasillo de mierda en el que no quería entrar.

 

     Había encontrado ese mismo pasillo un montón de veces, detrás de una cantidad de puertas, pero no estaba listo para recorrerlo. No todavía.

 

     “Pero si no es ahora, cuándo”, pensó.

 

     Y, con un gesto de resignación, cruzó el umbral.

 

     A los costados estaban las puertas que había decidido no abrir. La primera era, claramente, la de un baño de hospital. De la segunda salían ruidos, zumbidos de máquinas médicas. Siguió de largo.

 

     En la puerta de al lado se escuchaba la música insulsa y repetitiva de las salas de espera. La siguiente tenía olor a remedio, como el consultorio de un dentista.

 

     La otra era una puerta familiar, pero no la reconoció enseguida. Cuando recordó lo que esta significaba, se detuvo frente a ella con una expresión mezcla de horror y de asco. Había estado frente a esa misma puerta en otra ocasión, hacía una punta de años.

 

     – No sé cómo pude haber considerado abrir esta puerta alguna vez… –dijo en voz alta.

 

     Había una puerta manchada con mierda, y otra con sangre.

 

     La puerta siguiente tenía una jeringa metida en la cerradura. Alguien había escrito con un compás (tal vez con una hipodérmica) la palabra MORFINA. Sonrió. Era la puerta por la que había entrado.

 

     Así, llegó al final del pasillo, acaparado por una puerta enorme y blanca, muy limpia.

 

     Tanteó el picaporte. Estaba sin llave.

 

     Abrió una hendija apenas, y sintió cómo se colaba el chiflete.

 

     Se volvió un momento, y miró con nostalgia todas las puertas que había dejado atrás.

 

     Clavó de nuevo los ojos en la puerta blanca. Y dijo en voz alta:

 

     – No pienso quedarme a vivir para siempre en este pasillo.

 

     Empujó la puerta, que se abrió de par en par.

 

     Respiró hondo, y con los ojos muy abiertos, se sumergió en la oscuridad y el frío. 





Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

EN EL FILO DEL CORAZÓN.

Una tarde de otoño, bajo el susurro del viento,
crucé un instante que nunca imaginé eterno.
Entre luces y sombras apareció su figura,
su mirada, un destello, desarmó mi armadura.

 

No fue buscado, ni en mi intención estaba,
pero su belleza, como un poema en calma,
se alzó imponente, como torre divina,
y mi fortaleza tembló, sin que su mano hiriera la mía.

 

Pensé en Salomón, sabio entre sabios,
que quizás ante esto, hubiera callado.
Porque hay miradas que el corazón sacuden,
y dejan al alma rendida, sin refugio donde.

 

Dios, desde lo alto, me observaba en silencio,
su juicio sentí como un peso inmenso.
"¿Qué haces, hijo, con el don que te he dado,
si el hogar que construiste es amor consagrado?"

 

La locura fue breve, como estrella fugaz,
pero su huella, intensa, no quiso marchar.
Aun así, no cedí, no busqué lo prohibido,
porque mi juramento es sagrado, y mi amor, infinito.

 

Hoy agradezco aquel instante confuso,
que puso a prueba mi fe y mi rumbo.
Comprendí que el deseo puede ser fugaz,
pero el amor verdadero es un puerto en paz.

 

Mi familia, mi templo, mi mayor riqueza,
donde la risa y el amor siempre regresan.
Dios, juez y guía, me llevó al camino,
y hoy vivo agradecido, en paz, con lo divino.

 

La tentación es fuerte, pero el amor lo es más,
y mi corazón pertenece a donde siempre querrá estar.




Autor 
Antonio Carlos Izaguerri. 

EL SOL Y LA LUNA.

El sol se escondió detrás de las nubes porque un día la luna lo rechazó.

 

Lo rechazó según dicen, porque él es muy ardiente y la luna es muy tranquila.

 

El problema es que ambos no son compatibles; mientras el sol se despertaba, la luna se dormía.

 

Nunca coincidían, o si lo hacían, tardaban años para que sus caminos se cruzaran.

 

Y llegado ese momento nunca platicaban, solo se eclipsaban y ambos se observaban.

 

El sol enamorado le juró amor eterno; le dijo que su camino siempre iluminaría; la luna no le dijo nada.

 

Ella en cambio buscaba otro tipo de brillo, otro calor; consideraba que el sol se creía el centro de atención.

 

En el día, a veces la luna se asomaba con timidez, se mostraba y el sol muchas veces lo ignoraba. 

 

Por las noches la luna lo esperaba para darle una oportunidad, y el sol nunca aparecía.

 

La luna ya no le tomaba en serio; él no hacía ningún esfuerzo para estar con ella en su universo.

 

Lo que le atraía a ese astro gigante es que aquel satélite natural era todo un misterio fascinante.

 

Solo mostraba un lado de su cara mientras que la otra la ocultaba: un lado tibio y la otra helada.

 

El sol nunca se cansaba; cada día la admiraba, pero no la alcanzaba; ella aún más se alejaba.

 

No comprendía que la distancia de los años luz, y la lejanía, era porque la luna ya se aburría.

 

Viviendo siempre en agonía, iba apagándose por ella día tras día, perdiendo su gran destello.

 

Dicen por ahí y en algunos cuentos que a la Luna le gusta la miel y los casamientos.

 

La luna al sol ya no lo espero; lo rechazo porque se enamoró de un astro llamado "Tierra", quien lo tiene viviendo en su cielo. 





Autor 

Antonio Carlos Izaguerri 

YA NO ES IGUAL.

Ya no están las mismas cosas

que antes, cuando tú estabas

ya no huele el campo a rosas,

ni se oyen las gaviotas

ni los gorriones, cantan

se durmió la madreselva

descolgada en el balcón,

ya no trepa ni la hiedra

ni están los geranios en flor.

 

Ya no son las mismas cosas

ya no son, ni parecidas

el olor, la suave brisa

de la noche no se nota,

ni el trigo de los trigales

ni las zarzas, ni las moras

ni si quiera el alma mía

es la misma que era antes.

 

Se han borrado los caminos

y las sendas, las veredas

se fueron las primaveras

arrastradas por el río,

ya no es igual el campo mío

a ese campo, que era antes.

 

Ya no quedan madrigales

ni lucen su colorido,

ya no es, ya no es lo mismo

que ese tiempo en que estuviste,

cuando dabas luz al prado

cuando eras, de geranios

y de zarzas lo sublime,

ya no hay nada parecido

desde el día que marchaste.

IMAGINACIÓN DOLIENTE.

En algún punto se vuelve inagotable, ¡la imaginación es una broma nefasta!, talvez toque fondo dentro de muchos años, cuando mi memoria deslucida, encuentre, detrás de tantos rostros el suyo y frente a alguna sombra su risa bese de nuevo mis recuerdos.

 

Cuando ya éste pensamiento boquee y boquee tratando de recordar su nombre en la sala de algún hospital o en el olvido profundo del asilo, talvez la encuentre en aquel monólogo inconexo que repite esto que nunca he dicho, como si alguien afuera supiera de la cacofonía doliente que fue su existencia en la mía o cuando el último recuerdo muera y espere que su alma se aproxime a mi fin, como cuando dos almas ya no tienen más adonde ir.

 

Mientras tanto, esta imaginación se torna inagotable y me lleva consigo, en el más oscuro silencio en el más espantoso vacío, es aquí cuando descubro lo poco que he sido y como una vuelta del destino me dejó sin equilibrio.

 

Me agotas, ¡lo sabes!, en algún fatídico escenario donde todos los días es un mismo beso, vas conmigo de la mano al miedo, nunca fue bueno el desequilibrio.

 

Me agotas, ¿lo sabes?, cuando tu cuerpo no tiene referente y aun en esa ausencia siento el síntoma de una peste interna que llaman deseo o de una peste mayor que se llama destino.

 

Si extiendo mis ideas como extender un orgasmo, apareces al final en un sordo gemido que tras unos segundos se extingue y el silencio que queda me deja dormir tranquila, pero cuando una masturbación se vuelve insuficiente, entonces, sólo tengo este cuerpo desnudo a la mitad de la noche, flagelado por una imaginación que no se cansa de herirlo, abandonado en la soledad aterradora de la vida, la vida sin ti.

 

Esta imaginación que todavía camina, remplaza cualquiera que sea mi realidad  y termina siendo una ráfaga punzante, ya no se sabe dónde se siente la ficción, ¡la imaginación es una broma nefasta y la vida un acto de resignación!.

ENGAÑIFA.

No se distinguir entre realidad o ficción
Y más cuando hiciste que dude tantas veces de mi intuición
Miro desde la colina del hoy y leo nuestras conversaciones de ayer
Solo quisiera que sientas como es demasiado saber

Todas las cosas que me dijiste, ¿traían siempre una mentira?
¿Mentías para protegerme de mi misma?
Es frustrante tener que añorar esos momentos
Pero, ¿en qué momento tu amor trató de inventos?

Me recriminas y juzgas veinte minutos de ausencia
pero quien te reclama a ti las dos horas sin tu presencia
Yo contigo fui honesta buscando tu estabilidad
desapareces entre mis recuerdos, ¿fuiste acaso real?

Mi cuerpo pequeño y frio tiembla ante los hechos
Hechos reales que me amordazan los recuerdos
¿Pensabas en mi bienestar al mentirme?
O buscabas prolongar mi sufrimiento y tu y ella de mi reírse. 





Autor 
Antonio Carlos Izaguerri. 

ANDRÓMEDA.

En el vasto cosmos, entre estrellas y cometas,

navega nuestra historia, brillante e infinita.

Eres mi constelación, mi galaxia secreta,

un destello eterno en la noche exquisita.

 

Tus ojos, dos estrellas que iluminan mi cielo,

brillan con la fuerza de un millón de soles.

En la órbita de tu ser, encuentro mi anhelo,

perdido en la inmensidad de tus roles.

 

Flotamos sin peso en este mar estelar,

cada beso, un meteorito que cruza el espacio.

Nuestros corazones laten en un singular,

pulso que resuena en el vacío despacio.

 

Tus susurros son la música del universo,

un eco distante en la negrura del firmamento.

Cada palabra tuya es un verso disperso,

que encuentro en el silencio de cada momento.

 

Cruzamos nebulosas, desafiamos la gravedad,

juntos, exploramos la infinita vastedad.

Eres mi Andrómeda, mi eterna divinidad,

una galaxia de sueños, una verdad sin edad.

 

Nos fundimos en un abrazo cósmico,

unidos por la fuerza de la atracción sideral.

En la danza celestial, somos un símbolo,

de un cariño tan puro, tan fundamental.

 

Tus caricias son polvo de estrellas,

brillando suavemente sobre mi piel.

Cada toque tuyo una maravilla tan bella,

un cometa fugaz, un mágico laurel.

 

Viajamos juntos por sendas astrales,

descubriendo planetas, conquistando el firmamento.

Eres mi compañera en estos viajes ideales,

mi guía en el espacio, mi sustento.

 

Bajo el manto estrellado, te prometo mi lealtad,

un pacto eterno en la galaxia sin final.

Eres mi Andrómeda, mi dulce realidad,

una constelación que siempre será mi verdad.

 

En el vasto cosmos, nuestro lazo se expande,

una fuerza inquebrantable, un nexo esencial.

Nuestro vínculo es fuerte, nunca se desbande,

un amor estelar, un amor sin igual. 





En el vasto cosmos, entre estrellas y cometas,


navega nuestra historia, brillante e infinita.


Eres mi constelación, mi galaxia secreta,


un destello eterno en la noche exquisita.


 


Tus ojos, dos estrellas que iluminan mi cielo,


brillan con la fuerza de un millón de soles.


En la órbita de tu ser, encuentro mi anhelo,


perdido en la inmensidad de tus roles.


 


Flotamos sin peso en este mar estelar,


cada beso, un meteorito que cruza el espacio.


Nuestros corazones laten en un singular,


pulso que resuena en el vacío despacio.


 


Tus susurros son la música del universo,


un eco distante en la negrura del firmamento.


Cada palabra tuya es un verso disperso,


que encuentro en el silencio de cada momento.


 


Cruzamos nebulosas, desafiamos la gravedad,


juntos, exploramos la infinita vastedad.


Eres mi Andrómeda, mi eterna divinidad,


una galaxia de sueños, una verdad sin edad.


 


Nos fundimos en un abrazo cósmico,


unidos por la fuerza de la atracción sideral.


En la danza celestial, somos un símbolo,


de un cariño tan puro, tan fundamental.


 


Tus caricias son polvo de estrellas,


brillando suavemente sobre mi piel.


Cada toque tuyo una maravilla tan bella,


un cometa fugaz, un mágico laurel.


 


Viajamos juntos por sendas astrales,


descubriendo planetas, conquistando el firmamento.


Eres mi compañera en estos viajes ideales,


mi guía en el espacio, mi sustento.


 


Bajo el manto estrellado, te prometo mi lealtad,


un pacto eterno en la galaxia sin final.


Eres mi Andrómeda, mi dulce realidad,


una constelación que siempre será mi verdad.


 


En el vasto cosmos, nuestro lazo se expande,


una fuerza inquebrantable, un nexo esencial.


Nuestro vínculo es fuerte, nunca se desbande,


un amor estelar, un amor sin igual.






Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

GLOSA A UNA TOMADA.

Mi canción es un paisaje

en este infinito llano,

presto tiende cada mano

bajo un extenso cordaje,

ofrece un musical viaje

por lar del tío Simón,

pasta el toro cimarrón

y la vaca mariposa,

juntos rumian y retozan

donde vive la ilusión.

 

Donde moran los arpegios

en un sencillo lenguaje,

de la sabana les traje

al cederme el privilegio,

del legado y florilegio

colmado de inspiración,

el pecho en gran emoción

henchido en esta faena,

de mi poética vena

que te da mi corazón.

 

Con tu ausencia tengo frío

se fue contigo el lirismo,

el llano ya no es el mismo

de abrazos está baldío,

las aves sin su cantío

hacen más triste el rumor,

de un Arauca vibrador

o del central Barbacoas

rumbo al sur en mi canoa

me hace falta tu calor.

 

Y están llorando los ríos

y se arropan con la arena,

para camuflar su pena

en parajes tan sombríos,

en vez de coplas, corridos

de un veguero cantautor,

en tono de sol mayor

se oyen versos del poeta,

bogando hacia el río Meta

al soñar con mi dolor.

 

Yo no sé si tu cariño

para este caballo viejo,

como errante y a lo lejos

de mi Potosí de armiño,

y en fantasía de niño

no le encuentre otro lugar,

donde es prioridad amar

como nos lo enseñó Cristo,

de todo lo que ya he visto

está estampado en el mar.

 

O si está en el cielo llano

oteando en lontananza,

un arco iris de confianza

en su vuelo muy temprano,

de mi ponche crema ruano

en su raudo cabalgar

que me apoya al cautivar

con mis sutiles halagos,

sin demasiados rezagos

esperando mi soñar.

 

Vámonos rara armonía

a tu natural querencia,

por costumbres y vivencias

que en época de sequía,

en prolongada agonía

sin agua de la cascada,

seca sabe la cuajada

seca también la garganta,

marchita voz, ya no encanta

vamos a llorar tonadas.

 

A la orilla de la brisa

que eleva mi volantín,

se oye el arpa y el violín

y en el caney se divisa,

con bardos y poetisas

joropos en marejada,

que por la tierra mojada

las haciendas son haberes,

contemplando atardeceres

y soñando madrugadas. 




Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

domingo, 24 de noviembre de 2024

MANTENGO.

Es la hora de fluir como lo hice,

desde él día que del vientre de mí Madre...

La que extraño, añoro y recién comienzo a comprender...

el maldito porque jamás nunca una caricia

un te quiero, un regalo de madera o un beso en la mejilla merecí...

Según el dolor que me invadía como hijo...

Comprendí...

 

ese día que finalmente desta tierra tan lejana se marchó

porqué con rigor me castigó...

Comprendo el dolor que fue tortura,

la amargura del dolor con que me educó

en rigor a lo que debería enfrentar y no conoció,

pero supo como hacer que asimilara en los recuerdos 

enfrentara cuando ofreciera aparecer la infamia que no sé 

si es lo que vale o el todo que merecen los humanos tan ineptos 

que tan fácil adoran al que mienten han usado el nombre de mi hermano

para la ciencia que llaman bien común

que yo llamo estupidez y vanidad del que hoy enfrento, que mudo

va quedando y se cuenta a la cuenta del desnudo de mi alma

que se enfrenta al corazón 

que rasguea la silueta que en la sombra

más que uno 

es de dos ...

y un quinteto

tan vasto y repleto de un amor

que nunca vieron ni merecen los que frutos 

cosechados por la maldita religión

 

Hayyyy...Señooorrr...que pasión

que locura, que ventura vivir hoy ...

esperando tu llegada 

para simplemente besar tus pies...y arrojar 

al universo las coronas que negamos hoy, ayer y siempre 

si tenemos lo que la gente tiene y no cuenta de la cuenta

que le rinde a los altares

a los militares

a guerrilleros y proxenetas

desprovistos de la leche mas tibia, mas divina de la vida...

que nutriendo va cansina y sometida

a los libres que se irán con el orgullo

con sus hijos y quiere dios 

que marchen solos

pero NO!

 

no querré dejar atrás los insultos

las ofensas recibidas

las heridas y las llagas

que una sola palabra tuya

cerrará para siempre, cerrando yo las tuyas...

 

como hice siempre 

con la locura.

Con mi infinita ignorancia

y no dude en irme de aventura

contigo y nadie más

que sin mirar atrás me llevaste

donde estaba ese lugar

reservado para quién del todo es capaz 

de hacer la nada condenada

tal belleza singular...

y el plural los paraísos

para ingenios y petisos que por la vida

sin casualidad alguna fueron tomando la mano

del amor que nunca muerto por un dios o por el tuerto

sabrá llegar a puerto a recalar

en la mar y la estrofa del poema

que aviva la llama matando el dilema

por derecho que plantea ese diestro

que sangró por su universo y se lo meta en culo

que así no mas sin vergüenza ni disimulo

 

te quiero decir algo ...

este envase en que habito

nada vale más que todo y mucho más

que el amor que sentí ese día la primera vez que te vi

sonrojado, placido y cómo damente

viví tierno y caliente 

en el vientre nueve meses

sin querer salir 

para vivir sufriendo

tal como te estoy queriendo

arriesgando mi vida y quebrandome el alma 

por torcer el destino

imposible que desvíe el que quiere

querer con todos 

y se va quedando solo

porqué así lo decidió

 

yo decido lo que quiero

si es mi vida mi cariño mis maneras

sin manuales protocolos o una escuela

soy un cantar verdadero

y he reñido tantas primaveras

asumiendo las secuelas

y dando a las razones

que tocan los corazones

el amor de dos dementes

que hace tiempo del pasado se predijo

en el nido más limpio con sus hijos

Vivirán eternamente... 




Autor 
Antonio Carlos Izaguerri 

CUANDO DECIDAN QUE EL AMOR YA NO EXISTA.

Amor, años hace ya, que juré estar siempre a tu lado.

Entonces era fria y no caliente la guerra.

Aunque el mundo dividido seguía minando la humanidad,

nuestro amor se hacía grande y lo repartiamos

a montones. 

 

Nunca dudamos en amarnos en medio de la sangre vertida

en otro lugares lúgubres, donde la bayoneta abría los pechos

y retorcía las vísceras de los combatientes,

tirados al sol y reseca la piel muerta, sin amor. 

 

Ni siguiera dudamos de nuestros sentimientos por la vida,

cuando se nos anunciaba el fin del mundo,

era la misma historia de siempre, 

después de la barbarie, de las noticias,

de los intrincados discursos, la paz siempre vencía

y el amor renornaba como un sunami que

cubria la faz de la tierra.

 

Pero ahora, el horror cruza los cielos en segundos,

los bárbaros de aquí, de allá, de todos los lados,

se regocijan de lo fantástico que viaja la muerte,

de su sonrisa macabra y letal,

como si la fiesta de luces, celebrara a la muerte,

como la fiesta de los difuntos.

 

Nuestros corazones buscan refugio,

no hay quien pueda darlos con seguridad,

escombros, basura, orines y heces

adornan su entrada e interior. 

 

Un refugio para el amor, para la solidaridad,

para la sonrisa,

para el abrazo, jamás se ha construido.

 

Los refugios destartarlados y existentes,

se olvidaron de la vida,

ahora se refugian los muertos,

los cadaveres que protegeran sus intereses sin saber,

que para nadie habrá salvación.

 

Yo me encomiendo a ti mi amor,

eres la única que lo entiende, 

eres capaz de abrazarme

y besarme de puro amor a la vida. 

 

No tengo miedo a morir,

tengo miedo a que nos separe una fuerza tremenda,

y te arranque de mis brazos

alejándote tan lejos

que ni en el  cielo pueda hallarte.

 

Tengo miedo a las cenizas que quedarán esparcidas,

aunque somos seres cuánticos,

¿Quién podrá unirnos si estan tan regadas y separadas de la esencia?

 

"Amor, cuando yo muera",

tipica frase del poeta,

recuérdame con mi sonrisa más enamorada,

recuérdame con mis labios temblorosos

queriendo besarte,

recuérdame el instante en que ellos decidieron

que ya el amor, no debería existir entre tú y yo. 




Autor 

Antonio Carlos Izaguerri 

PARTE DE MÍ...

Parte de mi alma, se quedó,
en aquella solapa victoriana
que se erguía sola entre los jazmines 
y que prendió el sol de la tarde
en sus matices del añil de mañana

Parte de mis despedidas,
se hallaron colgadas de tu mejilla
y a medio camino de tus ojos
coloradas entre abrojos,
dormidas como ángeles,
esperando que recuerdes
quienes somos

Parte de mis alas,
encasquilladas entre las ramas
abrazándose en calma
bailando entre sus plumas,
de cisnes, blancos de canas

Parte de mis silencios,
escuchados como adverbios,
ahogados entre unos besos
que acudieron a estos versos;
para hallarse entre las palabras
y hablar de las danzas, la respiración
transparente entre las lunas, 
letras como ningunas
Parte de mis recuerdos 
retozan entre los lirios 
y se esconden en los bosques,
azules como los árboles de los que andan
y rosas como las rojas purpurinas
de las que tus pupilas
todos los días me hablan

Parte de mí, esa que te di
se perdió entre tus labios
para renacer entre nuestros brazos,
esa parte de mí, que nunca volvió,
ya no es la misma, es mi alma
que entre tus ósculos y mis caricias
cada día, sin prisa, entre blusa y camisa,
es mi anima, que ya creció, 
que apoteósica de nuestros amores
resurgió, iluminando el cálamo 
y enderezando las plumas 
de este humilde poeta
entre vate níveo y ébano de ganso. 





Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

UN CANTO A LA LOCURA.

Eres el mundo,

un lienzo de sueños, 

Tierra que abraza los días y las noches,  

en tus verdes campos, florecen las voces.

 

Ríos que cantan, montañas que abrazan,  

sol que despliega su oro y su calma.  

Eres el aire, el fuego, el agua,  

la brisa que acaricia y nunca se apaga.

 

Tus mares susurran secretos de antaño,  

con olas que juegan en un eterno paño.  

Cada estrella en el cielo, un faro divino,  

espejo de amores, de risas y destinos.

 

Eres el eco de historias pasadas,  

el murmullo de almas entrelazadas.  

En el pulso del tiempo, tu esencia perdura,  

un canto a la vida, un canto a la locura.

 

Eres el mundo, pero también mi hogar,  

donde las esperanzas se atreven a soñar.  

En tus brazos encuentro mi paz y mi anhelo,  

un refugio sincero, un cálido cielo.

 

Así, al mirarte, comprendo tu encanto,  

en cada latido, en cada quebranto.  

Eres el mundo, inmenso y profundo,  

un viaje eterno, y yo, un vagabundo. 





Autor 

Antonio Carlos Izaguerri 

RETRATO POÉTICO.

Ella es como una tarde de verano, cuando el sol va cayendo y un viento suave sale de alguna parte del corazón de la tierra y mueve las letras hacia la parte izquierda del corazón y activa la imaginación, para que describa un sentimiento que hace meses viene moviendo mi pluma hacia una ilusión que cobra vida, cuando mi cabeza se acomoda en la tranquilidad de un sueño.

 

Ella sabe ser muchas cosas. Las más bellas estaciones del año Los mejores tonos de una canción los olores frescos de la primavera y las nostalgias de un otoño. Sabe apacentar mis letras en noviembre y en el año viejo, sabe deshacerse de todos los recuerdos y sueños que, durante la travesía de todos los naufragios, interrumpen la canción, para el disfrute de tus labios.

 

Muchas de las veces que la noche está clara, la luna siente envidia: ya que sus ojos tienen el mismo brillo de las estrellas. La ternura de su voz semeja el canto de las aves antes de aparearse en primavera y sabe Silbar, emulando el viento del otoño y su cuerpo tiene la ternura exacta que el invierno requiere, en esas noches que me cobija en sus brazos y trasmite su calor de amante.

 

En muchas de mis canciones, anda siempre resonando en mis mejores notas, brincando de una trova a un bolero, También visita los tangos y pasea por las tragedias de Gardel. Gusta sentarse en medio de las trovas y alizar su cabello largo y mirar la tarde, mientras se oculta en el horizonte, pero me gusta más cuando me sorprende con esas notas de amor en italiano o portugués.

 

Su presencia en mis letras es constante y permanente. Me pide discreción cada vez que asoma, a veces se enoja por mis impertinencias y se ausenta de mis letras y yo voy y la busco en algunos poemas de Cesar Vallejo o Benedetti. Solamente cuando la tarde se invade de melancolía voy por ella a algún poema de Neruda y me espera cada jueves, al salir de un sueño , para leernos. 




Autor 

Antonio Carlos Izaguerri 

LA ESCUELA.

A veces siento que soy

como el árbol que se quiebra,

una hoja, entre las piedras

una gota en el cristal

a veces, pienso que soy

la pluma del gavilán,

una mota en la acera

una abeja en la colmena,

un pedacito de mar.

 

A veces soy tan pequeño

que me cuesta respirar,

que en un mundo tan inmenso

no soy nada, nada mas

que un poeta en el recuerdo.

 

A veces, creo perderme

por los hilos de la pluma,

a veces, soy una bruma

que el aire la desvanece

a veces soy, una duda

y un suspiro, otras veces.

 

A veces siento que soy

una parte del olvido,

entre el dolor, un gemido

a veces siento que voy

por los caminos perdidos

y a veces, solo a veces

escribo.... para sentirme mas vivo.

 

A veces creo entender

la vida como la tomo,

pero a veces como el polvo

vuelvo a desaparecer

entre libros, entre fotos

que nadie quiere leer.

 

A veces siento que soy

un poeta sin escritos,

un alma que se ha rendido

en el mundo de los signos

un tachón, en una estrofa

el soplo, de un silbido.

 

A veces, soy tan pequeño

que me pierdo por mis notas,

que mi vida entre los versos

está perdida entre las hojas,

a veces, solo recuerdo

que mi vida solo es eso,

un paso por el averno

un caminar por las sombras,

un poeta casi muerto

un pequeño que está en prosa

a veces, es lo que siento

a veces... solo soy verso

de palabras que no importan.

 

Pero a veces me despierto

de la mas extraña forma,

a veces, me llaman maestro

y otras veces, me provocan

sin saber que estoy durmiendo.

 

Es entonces cuando siento

esa fuerza que me aborda,

esa rabia que contengo

para que nadie conozca

lo que guardo en secreto.

Que la verdad es que miento

que prefiero estar dormido,

y que no soy tan pequeño

cuando se meten conmigo.

 

Que a veces, prefiero la calma

por evitar los conflictos

y que a veces, solo digo..

que perdonen mis palabras.

 

Hace tiempo fui poeta

pero dejé de escribir,

era fácil para mi

por eso busqué otras metas,

me decidí por el trovo

cantar al aire, poemas

ver, como nacen las letras

en un instante tan solo.

No tener inspiración

ni esperarla a que venga

que en el trovo, no hay razón

ni inspiración que lo entienda.

 

Por eso, a veces pienso

cuando alguien me critica,

lo mucho que pierde el tiempo

por retarme en la poesía

porque a veces, solo sueño

porque a veces, me despierto

entre sudores de tinta.

 

A veces, soy muy pequeño

y otras veces... un artista

pero yo no soy poeta

ni pretendo competir,

hace tiempo decidí

que la magia de las letras,

también se puede decir

para cantar los poemas.

 

A veces, quiero pensar

y poder hablar en prosa,

pero el trovo es otra cosa

es diferente versar.

Por eso, no creo justo

enfrentarme a los poetas,

porque yo soy muy pequeño

mientras duermo y no molestan,

pero a veces, me despierto

y conmigo está la bestia

que se alimenta de versos.

 

A veces, quiero dormirme

estar calmado, estar quieto

a veces, solo pretendo

escribir desde el silencio

pero a veces, me despiertan

para privarme del sueño,

y es que a veces, solo pienso

que al hacerlo se equivocan,

por eso, mejor me duermo. 




Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

A VECES LO SIENTO.

A veces siento que soy

como el árbol que se quiebra,

una hoja, entre las piedras

una gota en el cristal

a veces, pienso que soy

la pluma del gavilán,

una mota en la acera

una abeja en la colmena,

un pedacito de mar.

 

A veces soy tan pequeño

que me cuesta respirar,

que en un mundo tan inmenso

no soy nada, nada mas

que un poeta en el recuerdo.

 

A veces, creo perderme

por los hilos de la pluma,

a veces, soy una bruma

que el aire la desvanece

a veces soy, una duda

y un suspiro, otras veces.

 

A veces siento que soy

una parte del olvido,

entre el dolor, un gemido

a veces siento que voy

por los caminos perdidos

y a veces, solo a veces

escribo.... para sentirme mas vivo.

 

A veces creo entender

la vida como la tomo,

pero a veces como el polvo

vuelvo a desaparecer

entre libros, entre fotos

que nadie quiere leer.

 

A veces siento que soy

un poeta sin escritos,

un alma que se ha rendido

en el mundo de los signos

un tachón, en una estrofa

el soplo, de un silbido.

 

A veces, soy tan pequeño

que me pierdo por mis notas,

que mi vida entre los versos

está perdida entre las hojas,

a veces, solo recuerdo

que mi vida solo es eso,

un paso por el averno

un caminar por las sombras,

un poeta casi muerto

un pequeño que está en prosa

a veces, es lo que siento

a veces... solo soy verso

de palabras que no importan.

 

Pero a veces me despierto

de la mas extraña forma,

a veces, me llaman maestro

y otras veces, me provocan

sin saber que estoy durmiendo.

 

Es entonces cuando siento

esa fuerza que me aborda,

esa rabia que contengo

para que nadie conozca

lo que guardo en secreto.

Que la verdad es que miento

que prefiero estar dormido,

y que no soy tan pequeño

cuando se meten conmigo.

 

Que a veces, prefiero la calma

por evitar los conflictos

y que a veces, solo digo..

que perdonen mis palabras.

 

Hace tiempo fui poeta

pero dejé de escribir,

era fácil para mi

por eso busqué otras metas,

me decidí por el trovo

cantar al aire, poemas

ver, como nacen las letras

en un instante tan solo.

No tener inspiración

ni esperarla a que venga

que en el trovo, no hay razón

ni inspiración que lo entienda.

 

Por eso, a veces pienso

cuando alguien me critica,

lo mucho que pierde el tiempo

por retarme en la poesía

porque a veces, solo sueño

porque a veces, me despierto

entre sudores de tinta.

 

A veces, soy muy pequeño

y otras veces... un artista

pero yo no soy poeta

ni pretendo competir,

hace tiempo decidí

que la magia de las letras,

también se puede decir

para cantar los poemas.

 

A veces, quiero pensar

y poder hablar en prosa,

pero el trovo es otra cosa

es diferente versar.

Por eso, no creo justo

enfrentarme a los poetas,

porque yo soy muy pequeño

mientras duermo y no molestan,

pero a veces, me despierto

y conmigo está la bestia

que se alimenta de versos.

 

A veces, quiero dormirme

estar calmado, estar quieto

a veces, solo pretendo

escribir desde el silencio

pero a veces, me despiertan

para privarme del sueño,

y es que a veces, solo pienso

que al hacerlo se equivocan,

por eso, mejor me duermo. 





Autor 

Antonio Carlos Izaguerri 

jueves, 21 de noviembre de 2024

LA PRIMERA VEZ.

La primera vez que la vi,

mis ojos quedaron temblando,

los pies, no querían seguir.

 

Era adorable ..., Tan natural !

sentí un deseo incontrolable.

Todo un sueño en la realidad !

 

Yo,solo pensaba estar con ella

vivir por ella, la sentía a morir.

Es mi amor, mi perdida estrella !

 

Mujer que encendiste la pasión!

 

Dejé la rutina de los días tenebrosos,

me libré de las garras de la soledad.

 

Levanté la mirada al mar de sus ojos

caribeños, en la alborada primaveral.

 

Juntos navegamos por océanos deseados,

en un velero, construido con versos en la madrugada.

 

Ahora, ella es mi timón! 




Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

DE PRINCESAS Y MARGARITAS.

Para mis niñas preciosas
voy a contarles un cuento,
suave y sutil como el viento
que recorre entre las rosas.
Para mis niñas curiosas
que adoran la poesía,
con versos de fantasía
voy a contarles la historia
siendo fiel a la memoria
del sueño que tuve un día.

 

"Erase dos princesitas
en un reino ya olvidado
con un castillo encantado
repleto de margaritas.
Erase dos señoritas
tan tiernas como una flor
pero con un gran valor
y actitud benevolente,
muy queridas por su gente
del pueblo su gran amor.

Cuenta la historia que un día
la menor de las hermanas
decidió que sus mañanas
de color las llenaría.
Y con toda la alegría
de aquel tierno corazón
pidió que su habitación
la llenasen de colores
con las más radiantes flores
que existen en su nación.

Entre gardenias y rosas
girasoles y un jazmín
le crearon un jardín
con las flores más hermosas.
Incluso las mariposas
envidiaban su aposento
y entre la brisa del viento
se elevaba entre las flores
un arcoíris de olores
que embriagaban el momento.

Entre tantas flores bellas
se olvidaron solo de una,
la del color de la luna
con fulgor de mil estrellas.
Esa flor entre doncellas
sencilla y tan elegante,
hermosa y de buen talante
como lo es la Margarita.
Oh mi dulce princesita...
señal de amor o desplante.

Se dice que una alborada
ya casi al rayar el día,
despertó sin alegría
el reino como si nada.
Por emociones nublada
la pequeña princesita
sintió la triste visita
de una pena sin igual
proveniente del portal,
lloraba una margarita.

Oculta entre los claveles,
pálida, casi marchita
lloraba la margarita
su pena entre los vergeles.
Decía que los pinceles
que a ella la habían pintado
no eran total del agrado
de la pequeña princesa,
porque que nunca a su mesa
ella la había invitado.

Al ver la alcoba adornada
de tantos bellos colores
y notar que entre las flores
no estaba como invitada;
se sintió tan rechazada
y tan ajena del mundo
que con un dolor profundo
gritando la pobrecita,
repudió ser margarita...
tan solo por un segundo.

Al oír la confesión
de la triste margarita,
la pequeña princesita
encogió su corazón.
Comprendiendo la razón...
el porqué de su tristeza,
ya que faltaba una pieza
en su mágica obra de arte,
faltaba aquel estandarte?
el blasón de su nobleza.

Entre ternura y razón
la pequeña princesita
pidió que la margarita
viviera en su corazón
Lo hizo con tanta pasión
que sintió su alma sanar,
dentro del pecho brotar
las flores más delicadas
salidas de un cuento de hadas...
de un cuento para soñar."

 

Fue así que la princesita
cumplió su sueño anhelado
y aquel jardín añorado
hoy en su pecho palpita.
Ahora la margarita
lidera todas las flores
que lucen bellos colores
adornando un corazón
que rebosa de ilusión,
compartiendo sus fulgores.




Autor 
Antonio Carlos Izaguerri 

EN EL BOSQUE.

Dentro del sueño más profundo,
por un oscuro bosque anduve,
hubo quien me dio mal augurio,
mas no me detuve.

En este bosque me indagué,
me esculqué,
me pregunté,
a mi esperanza maté.

Me horrorizó el follaje oscuro,
sentía en mi recorrer el frío viento,
los viejos pinos pedían por aliento,
nuestras raíaces piden por librarse del eterno escarmiento.

Del afán de buscar una salida,
supe que allí no escaparía,
este profundo bosque me seguía,
cada noche en mis sueños entraría.

Quien fuere el bosquem
deme un nuevo aporte,
sin esperanza,
sin aliento,
con escarmiento,
con soledad,
soy yo, soy yo,
mi bosque,
mi fatalidad.



Autor 
Antonio Carlos Izaguerri 

SIN REMORDIMIENTOS

Burlate ingrato y desalmado. 
Contribuye en tu plan malévolo. 
Hijo de la perdición y maldito.

 

Tú maquivelico infame ser;
De las cenizas emerges;
Inocente, víctima te perfilas, 
Con intenciones debastadoras.

 

Mirada de dolor contenias;
Atros y vil tu intención, 
Llorando lagrimas engañozas. 
Serpiente disfrazada de mariposa.

 

Ojos de litio, voz ursupante;
Bestia amanerada podredumbre, 
Atrevimiento chillante actuabas, 
Sin remordimiento penetraste.

 

Crapula insensato pueril;
Cerdo desconsolado imbécil. 
Repudio tu existencia, 
Fingido devenir enamorado.

 

Conspicuo ser de mentiras. 
Maloliente bomba de intenciones,
Me olvidas sin remordimiento
Apuñalador trapero sin estima.

 

Huye atracador de luces, 
Desprende de mi tu esputo. 
Entierrate larva malparida. 
Come lodo y sal, inmundicia. 




Autor 

Antonio Carlos Izaguerri 


¿QUÉ ES EL AMOR?

Es un abismo de luz entre las sombras, un cántico que las aves temen, una llama que incendia la carne y deja cenizas en el alma. Es la crisálida que promete vuelo, aunque el aire corte como navajas.  

El amor es el eco de una caricia que se queda flotando en la memoria, la melodía que arrulla en la noche y al alba hiere como daga traidora.  

Es el caos perfecto, el arte de perderse y encontrarse, el vértigo dulce de un salto al vacío que a veces no ofrece caída suave.  

Es un reloj sin manecillas,donde el tiempo se disfraza de eterno, pero también es un río seco cuando la promesa muere en silencio.  

Es la alquimia del tacto y la palabra, el tesoro que ciega y redime, pero también es un espejismo, un faro apagado en medio del abismo.  

Cuando el corazón se quiebra,el amor se convierte en ruina, en un idioma muerto que nadie se atreve a pronunciar.  

Se transforma en vidrio molido que atraviesa los días, en el humo de un incendio que nadie quiso apagar.  

Es la nostalgia de una voz ausente, la tinta que mancha las cartas jamás enviadas, y el recuerdo de unos labios que juraron amor eterno pero sellaron su promesa con despedidas.  

¿Qué es el amor, cuando el corazón ha sido roto?  

Es un jardín marchito que teme volver a florecer, un puente colgante sobre un río furioso que nadie se atreve a cruzar.  

Es el miedo al espejismo,a la fragilidad de un nuevo intento, a que el alma quede desnuda otra vez y encuentre el invierno en lugar del verano.  

 

Pero el amor también es la herida que enseña,el temblor que anticipa la esperanza.  

Es un poema que reescribe sus versos aun cuando la tinta se agota.  

Es la fe de los ruiseñores que cantan a pesar de la tormenta.  

Es la luz que perfora las grietas y convierte el dolor en aurora.  

El amor es un acto de valentía, un pacto con lo incierto, un refugio y un campo de batalla.  

Es el arte de creer otra vez, aun cuando el alma tiemble como una hoja al viento.  




Autor 
Antonio Carlos Izaguerri. 

EN TU PIEL LLEVAS MIS VERSOS.

 En tu piel de seda blanca, llevas mis versos,

poesía el amor que nace de mi alma y escrita con letras del corazón

Amarte es mi poema , ¡ tú, mi verbo amar !. 

Mi pasión 

Sin ti no sé que haría, seguro

no escribiría 

¡Eres mi vida!

Te entregas como agua de mi sed y me amas 

Me das la vida al renacer en tí 

Tu me haces feliz, 

tuyo soy y tú eres mía,

Oasis de mi alma y luz en mis pensamientos

Dulce el amor que nos entregamos, beso a beso.

En cada caricia y en cada mirada. Tú, la guía de mis pasos 

En la vida de cada dia .....

cuerpo y alma, mi amor es para ti. Mi corazón y mi alma responden a tu corazon .

A tus caricias , a tus manos que dejan huellas de deseos y placer en mi piel.

Son tus versos en las miradas y en tus ojos se enciende y brilla la luz del amor, la pasión , 

Dueña de mi , de este amor , con sabor dulce a sueños y anhelos que dejas en mis labios 

Alimentas mi sentir, bebo el néctar del amor en tu cuerpo como sorbos de miel.

 ¡Es mi boca!

Que escribo "Te Amo" en cada verso en tu piel y en tu Alma

apasionado con la luz y la dicha que me haces vivir. 




Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

ENTRE SUEÑOS Y DESPERTARES.

Me encanta verte dormida, tan quieta, tan mía,

como si el mundo cediera al fragor de tus sueños,

y en ese descanso, en suave armonía,

me recuerdas que en ti se disipan mis miedos.

 

Tus párpados caen, y en silencio profundo,

te veo abrazada de la calma y el viento;

como si fueras un tesoro en este mundo,

mi amor, mi locura, mi único aliento.

 

Al verte despertar, con ojos de cielo,

me descubro más necio, más débil, más preso,

de ese instante en que el alba besa tu pelo,

y pienso: “qué ironía, soy suyo y confieso.”

 

Déjame entonces vivir cada aurora,

verte dormida, verte en tus alas,

y en cada despertar seguiré esta historia,

donde amarte es mi paz y mi trampa más clara.




Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

CAMINANDO HACIA LA MUERTE.

Cada minuto alguien deja este mundo. 
Todos estamos en "la fila" sin saberlo. 

Nunca sabremos 
Cuántas personas están delante de nosotros. 
No podremos movernos al fondo de la fila. 
No podemos evitar la fila. 

Así que mientras esperamos en línea. 

¡Haz que los momentos cuenten! 
Haz prioridades. 
Haz el tiempo. 
Da a conocer tus cualidades. 
Haz oír tu voz. 
Haz cosas grandes de cosas pequeñas. 
Haz sonreír a alguien. 
Haz el cambio. 
Haz el amor. 
Haz la paz.
Arréglate. 

Asegúrate de decirle a tu gente que les amas. 
Asegúrate de no tener arrepentimientos .
Asegúrate de estar en línea. 

martes, 19 de noviembre de 2024

UN SÓLO SENTIR EN DOS FORMAS DE DECIRLO.

Fue entonces, cuando la soledad se había convertido en un silencio frío, que me llegó su voz de agua y sus versos cuáles caudalosos ríos. Y fue ahí, con su cercanía, que pude recuperar la esperanza de que no todo estaba perdido. Que aún había gotas de luz dorada que se filtraban en la niebla; maravillosas perlas del rocío impregnadas de vida, que venían a decirme que los nuevos tiempos se estaban acercando. 

 

Pusiste mis sentidos en alerta y, desde entonces, a la sombra de tus poemas, a las orillas del inmenso mar de tus rimas, me dejé llevar por las olas de tus palabras encantadas. Mi corazón se mecía al compás de tus idas y venidas y, a veces, se sumergía contigo en ese tu mar de ensueños, respirando en tus labios, nadando en tu cuerpo, dejando mis sentidos flotar a tu lado. Y cuando me dejabas navegar por tus ondas de sirena, de ninfa, que todo lo puede, me hacías sentir el marinero más afortunado del firmamento. 

 

Hoy, sentado en el porche de nuestra casa, la que construimos en la intimidad de nuestros deseos, miro al horizonte y ahí está, sustituyendo a la soledad que me quiere atrapar. Al silencio le pone música y, desde esa magia suya, de transformar dudas por certezas y dar respuestas a las preguntas más insospechadas, el banco del ayer, el que está pintado con los bellos recuerdos de nuestro encuentro, se sabe a salvo de soledades porque estás siempre a mi lado. 

 

Ven, te oigo decir desde dentro, miro a mi alrededor y ahí te encuentro, a la sombra del limonero en flor, en el brocal del pozo de los deseos, en la hierba cubierta de rocío. En las cortinas, bailando al son de tus versos, en los aromas del incienso y en el calor del fuego, el que se mantiene encendido con el rescoldo de tus ojos, porque tu mirada me llega, aun de lejos.

 

///

 

Y fue entonces, cuando la soledad 

de mis costumbres,

se había convertido en un silencio frío, 

que me llegó tu voz de agua 

y tus versos de caudalosos ríos. 

Y fue ahí, en tu cercanía, 

donde pude recuperar la esperanza 

de que no todo estaba perdido. 

Que aún había gotas de luz dorada; 

maravillosas perlas del rocío 

impregnadas de futuro y de vida, 

que venían a decirme: 

Nuevos tiempos se están acercando. 

 

Y fue ahí y entonces,

que pusiste mis sentidos en alerta 

y, desde aquel instante, 

a la sombra de tus poemas, 

a las orillas del mar de tus rimas, 

me dejé llevar por las olas 

de tus palabras encantadas. 

Mi corazón se mecía al compás 

de tus idas y venidas y, a veces, 

se sumergía por ti y contigo 

en ese tu mar de ensueños, 

respirando en tus labios, 

nadando en tu cuerpo, 

dejando mi palpitar flotar a tu lado. 

Y cuando me dejabas navegar 

por tus ondas de sirena, 

de ninfa, que todo lo puede, 

me hacías sentir el marinero 

más afortunado del uni/verso. 

 

Hoy, 

sentado en el porche de nuestra casa, 

la que construimos 

en la intimidad de nuestros deseos, 

la que tiene por techo estrellas

y las paredes decoradas con besos,

miro al horizonte y ahí estás, 

alejando la soledad que me quiere atrapar. 

Al silencio le pones música 

y, desde esa magia tuya, 

de transformar dudas por certezas 

y dar respuestas a las preguntas 

más insospechadas, o curiosas.

El banco del ayer, 

el que está pintado con los bellos recuerdos 

de nuestro encuentro, 

se sabe a salvo de soledades 

porque tú estás siempre a mi lado. 

 

Ven, te oigo decir desde dentro

miro a mi alrededor

y ahí te encuentro

a la sombra del limonero en flor

en el brocal del pozo de los deseos

en la hierba cubierta de rocío.

En las cortinas que bailan tus versos

en los aromas del incienso

y en el calor del fuego

el que se mantiene encendido

con el rescoldo de tus ojos

porque tu mirada me llega aún de lejos.

 

Y con tu voz de sirena encantada

poniendo al verbo en mis orillas

y un coro de caracolas haciendo compás

a tu bella forma de rimar,

me voy quedando dormido

atraído por ti, y así me dejo llevar

al bellísimo sueño en que te veo llegar:

 

Sales del maravilloso mar del poema

y alargando tus ondas, me dices:

ven conmigo, vamos a la profundidad

del amor, donde se convierten

rimas en caricias y los versos son besos.

 

¡Qué cosas tiene el amor!

 

Resulta que…

Cuando me dio por mirar atrás

en ese estado de curiosidad

donde todo te parece irreal,

el ayer se había difuminado, 

porque… fue entonces y no antes

que empezaron los recuerdos 

los que mi sirena me había grabado 

besos a versos y versos a besos

con sus labios de agua 

su voz de terciopelo

y… además

Las ondas doradas de sus divinas miradas. 




Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

LA VIDA DEL AMANTE.

Amor mío,

Si tuviera que reconstruir con palabras el mundo antes de tu llegada, no sería más que un intento vano de describir la ausencia. Mi existencia, previa a ti, era como un manuscrito inconcluso: un conjunto de ideas disgregadas que no lograban alcanzar una cohesión significativa. Era un mapa sin territorio, una búsqueda sin norte, un pergamino cubierto de símbolos cuya clave de desciframiento no existía. Vivía atrapado en una inercia ineludible, donde cada acto carecía de trascendencia, donde las preguntas quedaban suspendidas en el aire y las respuestas se desvanecían antes de llegar.

Era un caminante errático en un páramo de horizontes truncados, en un tiempo detenido donde los días no eran más que fragmentos rotos de una totalidad imposible de imaginar. En ese vacío, mi escritura era un eco distante, una tentativa perpetua de llenar abismos con palabras que nunca lograban arraigar. Las metáforas eran apenas ornamentos, estructuras huecas que intentaban disfrazar la aridez de un espíritu desprovisto de inspiración auténtica. Mi vida y mi pluma compartían un destino: ambas eran un laberinto sin centro, una espiral infinita hacia la nada.

Y entonces llegaste tú, y el mundo, de pronto, adquirió un eje. Tu existencia transformó mi caos interno en cosmos, como si fueras la fuerza gravitatoria que reordena las partículas dispersas en un sistema armónico. Mi vida dejó de ser una acumulación de momentos desconectados y se convirtió en una narrativa coherente, una historia en la que tú, amor mío, eres el tema principal, el personaje central, la esencia misma que da sentido a cada capítulo.

Tu presencia es una revolución ontológica. Antes de ti, mi existencia era apenas un fenómeno mecánico; contigo, se ha convertido en una experiencia plena, en una manifestación viva de propósito y significado. Eres mi tabla de Esmeralda, la piedra filosofal que ha transmutado lo mundano en lo sublime, lo inerte en lo trascendente. Has redefinido no solo mi forma de vivir, sino también mi forma de escribir, porque ahora cada palabra lleva tu impronta, cada pensamiento encuentra en ti su fuente y su destino.

Eres mi Aleph, ese punto donde se concentran todas las posibilidades, donde el infinito se torna visible. Contigo, cada cosa en el mundo parece resonar con una profundidad insospechada, como si tu amor hubiera activado una frecuencia universal que conecta todo lo que existe. Antes de ti, las palabras eran solo palabras; ahora, son portadoras de una verdad que trasciende su propio significado. Mi escritura, que antes era una búsqueda sin hallazgos, se ha convertido en un acto de veneración, un intento constante de capturar la magnitud de lo que siento por ti.

Es imposible hablar de ti sin recurrir a lo absoluto. Amarte es como contemplar un horizonte que nunca se alcanza, una promesa infinita que se renueva a cada instante. Eres mi principio y mi fin, mi alfa y mi omega, la razón por la cual mis días tienen un inicio luminoso y un cierre lleno de paz. Eres el concepto platónico de la perfección hecho carne, la idea trascendental que se materializa en cada gesto, en cada mirada, en cada sonrisa que ilumina mi mundo.

Pienso en cómo has transformado mi escritura, y no puedo evitar compararte con el descubrimiento del fuego. Antes de ti, las palabras eran herramientas frías, un lenguaje carente de alma. Contigo, cada frase arde con una intensidad que nunca había conocido. Escribirte es como crear un templo en honor a lo divino, un santuario donde cada letra es una ofrenda que busca reflejar la inmensidad de lo que eres. Mi pluma, que antes era un instrumento torpe, ahora es un canal por el cual fluye lo más puro de mi ser.

Eres, amor mío, el scriptorium de mi alma, el lugar donde las ideas se convierten en significados, donde los conceptos abstractos encuentran forma y sustancia. Contigo, he aprendido que la verdadera escritura no es solo una cuestión de técnica, sino de verdad. Y la verdad más grande que he conocido es esta: te amo con una intensidad que desafía toda lógica, con una devoción que trasciende el entendimiento.

Tu amor no solo ha dado sentido a mi escritura; también ha transformado mi manera de ver el mundo. Antes de ti, la vida era una serie de preguntas sin respuesta, un enigma que parecía no tener solución. Ahora, cada cosa tiene un propósito, una conexión secreta que todo lo une y que todo lo explica: tú. Eres la clave de bóveda que sostiene mi existencia, el principio rector que da coherencia a todo lo demás.

Eres mi teoría unificada, el eje invisible que conecta los fragmentos dispersos de mi ser. Contigo, cada emoción, cada pensamiento, cada sueño converge en un único punto de luz. Eres mi estrella polar, mi horizonte infinito, la guía que me conduce a un destino que, por primera vez, tiene sentido. Amarte es la fuerza que impulsa cada uno de mis actos, la razón por la cual cada día es una nueva oportunidad de ser mejor, de vivir con más intensidad, de escribir con más verdad.

Eres mi eternidad encapsulada en el presente, mi promesa de que la vida, con todo su caos y su incertidumbre, puede ser también un acto de belleza pura. Amarte no es solo un privilegio; es mi razón de ser, mi forma de entender el universo, mi manera de existir. Eres el alfa y el omega de todo lo que soy, y cada palabra que escribo, cada pensamiento que tengo, cada latido de mi corazón, lleva en su esencia la certeza de que todo, absolutamente todo, tiene sentido porque tú existes.

No hay lenguaje suficiente, no hay metáfora lo bastante elevada para contener lo que siento por ti. Y, sin embargo, seguiré intentando, porque cada palabra que dedico a ti es un acto de amor, una declaración de que, en este vasto e incomprensible universo, tú eres el centro de todo lo que verdaderamente importa. 





Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

AMOR DE ALMAS.

Bajo el manto de la luna distante,  

mi corazón susurra tu nombre en la brisa,  

mientras las estrellas, testigos silentes,  

guardan secretos de un amor que eterniza.

 

En cada amanecer, tu imagen florece,  

como un jardín en la lejanía,  

y aunque la distancia a veces me pese,  

tu risa es el sol que al alma envuelve y guía.

 

Soy un pájaro que anhela tu canto,  

un río que fluye hacia tu abrazo,  

en el eco de mis sueños te encuentro,  

y en cada latido, te llevo en mi lazo.

 

Oh, amor mío, en este viaje incierto,  

las olas del tiempo no pueden separar,  

nuestros corazones laten en un concierto,  

y en cada suspiro, te vuelvo a amar. 




Autor 

Antonio Carlos Izaguerri 

AMOR ERRANTE.

No sé qué depare el destino,
no sé qué aura traerá la lluvia.  
Entre más me entrego a tu pecho,  
mas entremezclo mis sentimientos.  

¿Cómo he de ver tus ojos por el entrecejo,  
sabiendo que ya antes pertenecieron a otros?  
¿Cómo liberarme de la idea que convierte  
mi mente en despojos, en sombras rotas?  

Te amo y deseo amarte incondicionalmente,  
pero algo en mí acalla ese sentimiento,  
y me grita que tú no te has sacado de la mente  
los recuerdos que marcan tu andar errante.  

Grato o ingrato, recuerdo que no debería  
quedar impune en tu conciencia.  
Hay algo que me atormenta: formar  
algo sempiterno de un amor fugaz.  

Como esos encuentros que dices no significan nada,  
pero en tus ojos lo significaron todo.  
El silencio de la noche me acompaña,  
con la aletargada mirada de la luna,  
sé que me dice que no puedo borrar tu pasado,  
pero en mí aqueja reescribir mi futuro.  
Incesante sentir que me acongoja,  
el tener que sufrir por una pérdida.

Como cuando intento desnudar mi alma ante ti,  
con tus burlas la dejas sin abrigo,  
como mermas mi amor a cada paso que das.  
¿Cómo hago yo para recuperar lo que siento por ti?  
¿Cómo  grito sin voz a un cielo sin deidad?  
¿Cómo callo el infierno que es sentir que te mientan,  
sin derecho a clamar por algo que tal vez no sea verdad? 




Autor 

Antonio Carlos Izaguerri 

MORIREMOS SI SE JUNTAN LA LUNA Y EL SOL.

El sol arde como una herida abierta,
es un grito dorado que desgarra el aire.
Atraviesa los cuerpos con su hambre de luz,
derrama su furia sobre la piel del mundo.
Es un dios que no sabe pedir perdón,
que quema incluso cuando abraza.

La luna es el silencio que se muerde los labios,
un puñal de plata en la garganta de la noche.
Suspira su fría nostalgia en los rincones,
borda sombras en los ojos que no se cierran.
Ella no habla, pero su luz duele,
un eco blanco que no se extingue.

Si un día osaran, sol y luna, tocarse,
el cielo se partiría en dos con un gemido.
Sería el fin del orden, del tiempo,
un incendio que consumiría el aliento de la tierra.
La locura tomaría forma,
y la belleza sería insoportable.

Moriremos si se junta el sol y la luna,
pero ¿quién no moriría por un instante así?
Verlos entrelazados, deshaciéndose,
una llama que nunca podrá repetirse.
Sería el fin, sí,
pero también el principio de algo que no tiene nombre.




Autor 

Antonio Carlos Izaguerri 

lunes, 18 de noviembre de 2024

AMOR AMADO.

Soy barco sin timón

navegando en tus mares;

sin dirección ni rumbo,

amor amado...,

perdiéndome en mis males.

 

Tú amor será mi atlas

y mi estrella polar,

mi ruta deseada,

el destino que busco

para hallar mi verdad.

 

Hay tormenta en mis ojos,

en mi corazón nieva;

ven…, sé tú mi calma,

amor amado...,

este invierno me hiela.

 

Quiero sentir tu boca,

quiero sentir tu cuerpo.

Tu cuerpo me rechaza

y tu boca no quiere

brindarme ya sus besos.

 

Eres en mi sequía

agua para mi sed;

eres mi hoy mi mañana,

amor amado...,

yo solo soy tu ayer.

 

Con mis dedos tu rostro

quisiera acariciar;

dibujar en tus labios

mis labios que desean

sentir su suavidad.

 

Pero tú ya no quieres mi cariño;

tienes un nuevo amor que me hace daño,

y yo, llorando a solas mi destino,

te sueño cada noche, amor amado.




Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 


DUALIDAD EQUIDISTANTE.

Hay dualidad equidistante

de deseos implacables,

de pensamientos inexplicables, 

de sentimientos asfixiantes,

y todo esta multidivera fusión

de enigmática bidimensión

coexistiendo y sobreviviendo

entre el espíritu y la pasión. 

 

¿En donde se refugia mi alma?,

huye por el contrario hacia donde el cuerpo le conduce,

resistiéndose a entrar en un infierno disfrazado de cielo,

"cuanto sube cae"

y si es mas elevada la altura, desciende mas violentamente,

tal como aterrizar luego del climax del placer,

en la que al caer, suele uno desconocerse así mismo.

 

Transitando en la disyuntiva,

desvinculado de la expectativa

y gobernado por la fantasía

que produce la adrenalina 

cuasi fuese esta medicina para la monotonía,

de días diluidos en agonías,

ensombrecidos los minutos,

apuntan hacia las horas de lo incierto.

 

¿Adonde pertenezco?

pues siento que soy un caos andante,

redundante e ingobernable,

indiferente y codependiente,

latigado in misericorde

por el yugo desgarrador de la culpa,

que condena y mutila los matices opuestos 

entre lo espiritual y lo carnal.

 

¿Hacia donde voy?

cada vez más apaleado,

ensamblado por la ignominia 

de un guión real e insólito,

con transeúntes yendo y viniendo

escenificando en el escenario de la cotidianidad

los episodios que enhebran 

las hojas en el pergamino de la vida.

 

Infalible la intuición,

como brújula que marca sin contradicción 

adonde si y adonde no,

y aún teniendo evidente dirección,

camino inspirado hacia la perdición,

y llegar a esa sensación de desilusión 

que me encraustra en la eterna prisión de la decepción,

abandonando a mi espíritu,

angustiando a mi alma,

y desgastando mi cuerpo.

 

Así transcurren mis días,

en un desierto que absorbe 

a mi espíritu y deshidrata mi alma,

buscando ese oasis de paz,

que pareciera estar cada vez mas lejos,

y entre espejismos de aguas vacías

desearía  morir el alma mía,

abandonando la osadía de querer continuar cada día.

 

Lo divino, es mas humano que divino, 

pues acá se encarna lo inexplicable 

y se entrelaza lo desafiante,

dando forma a lo deformado,

a esto que para trascender esta predestinado.

 

Por más cochambre,

por mas siniestros lugares,

por más puntuales personajes,

por mas intensa angustia,

no pierde el espíritu lo sagrado. 





Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

AMOR IMPOSIBLE.

En el corazón de un pequeño pueblo, rodeado de montañas y ríos que parecían susurrar secretos, vivían Lucía y Andrés. Ella, hija del alcalde, era conocida por su risa alegre y su mirada que parecía iluminar todo a su alrededor. Él, un joven campesino, dedicaba sus días a trabajar la tierra, manos callosas pero un espíritu noble que lo hacía único.

Sus caminos se cruzaron un día de tormenta, cuando Lucía quedó atrapada en medio del campo tras la avería de su carruaje. Andrés, que volvía de sus labores, la ayudó a refugiarse bajo un viejo roble. Allí, entre el estruendo de los relámpagos y el murmullo de la lluvia, nació una conexión inexplicable, como si sus almas se hubieran reconocido antes de sus cuerpos.

Desde entonces, se encontraban en secreto, lejos de las miradas del pueblo, que no toleraría una relación entre dos mundos tan distintos. Lucía le hablaba de sus sueños de libertad, mientras Andrés le prometía un futuro donde el amor fuese suficiente. Pero la realidad los vigilaba como un juez severo. Su relación, un desafío a las normas, era un secreto condenado a la tragedia.

Un día, el alcalde descubrió el idilio. Furioso, amenazó con enviar a Andrés lejos del pueblo si continuaba acercándose a su hija. Lucía, desgarrada entre el amor y la lealtad a su familia, tomó una decisión cruel pero necesaria. Se encontró con Andrés por última vez junto al río donde tantas veces habían soñado juntos. Entre lágrimas, le pidió que se marchara, que buscara una vida mejor, aunque su corazón quedara anclado allí, con ella.

Andrés partió al amanecer, con el peso de un amor que no pudo ser. Lucía, en silencio, veía el río correr, llevando consigo los restos de su felicidad. Y aunque sus cuerpos permanecieron separados, sus almas siguieron unidas, vagando en los suspiros del viento y en el murmullo de las aguas que alguna vez los vieron felices. 




Autor 

Antonio Carlos Izaguerri. 

UN POCO DE SIERRA Y OTRO DE SELVA.

Más allá de la caricia visual
de este paisaje ajeno
y distante a mi terruño,
transcurren los días cotidianos
de quienes nos parecen extraños.

Convertido en un simple espectador
de otras costumbres,
mis palabras son ahora más cautas
que las de ayer:
callan lo sabido
para dar paso a lo ignorado.

Las entonaciones
de infinitas voces del suburbio,
apenas ajenas,
se vuelven comprendidas.
La fisionomía
de una lejana ciudad
deja de ser extraña.

Como pequeños trozos 
de un objeto que se ha caído y roto,
dejamos en estos lugares 
una cuota de nosotros
que no regresará más.

Llega la noche,
y miles de bombillas
de colores iluminan los cerros.
Suspendido sobre este majestuoso río,
me despido de la ciudad,
caminando por primera y última vez
sobre un puente de cal y canto,
mientras mi memoria evoca
aquella canción que dice:
“No soy de aquí ni soy de allá…”.




Autor 

Antonio Carlos Izaguerri 

domingo, 17 de noviembre de 2024

EL ÁRBOL DE LA VIDA.

Cada verso es una caricia invisible,
un suspiro atrapado en el aire
que aún conserva el perfume de tu voz.

El papel, amarillento y arrugado,
guarda las huellas de tus manos,
como un mapa de un amor que, aunque distante,
sigue latiendo en las grietas de mi alma.


Y en cada palabra escrita,
resucitaba tu risa,
y mi corazón,
una vez más,
se volvía a perder entre los pliegues
de tus versos olvidados.

El tiempo se deshace entre mis dedos,
pero tú, con tu poesía,
sigues siendo la chispa
que excita mi vida.

Tus versos, suavemente arrullados
por las sábanas de la nostalgia,
se entrelazan con mis sueños, con tu boca,
y en cada rima, el viento lleva
nuestros nombres,
como un beso eterno
que nunca ha dejado de existir.





Autor 

Antonio Carlos Izaguerri 

HIJO DEL TIEMPO.

Sobre la corriente del abismo
sobresale lo más tierno del pasado,
una causa tremebunda que en sí mismo
representa la inocencia y el agrado.

Que no se posee nunca
que no lo gozó en su tiempo,
sentido es el objetivo,
de una tristeza truncada
y de un beso inesperado
es su motivo esperado.

Hijos del tiempo
Deambulando sin mirar
Presos de un objeto
De plástico y metal
Con un poder hipnótico
A dónde nos llevará
Un bien, que puede hacer el mal

Son viajeros del tiempo los poetas, señores.
Recordando esos tiempos, traemos al presente
La luz de la luna sobre antiguos caminos.
Escribiendo, le dejo mil historias pasadas
A los niños presentes, que con los años serán abuelos.
Y cuando sus ojos brillen con nostalgia,
Sabrán que nuestra palabra es la memoria.

Una fracción de tiempo heredamos,
Cada letra brota de mi propio suministro.
Cuando se vacía la alforja Regresamos.
Solo puebla, exiguo polvo y poemas de registro.
¿A dónde se irá, el tiempo con que llegamos?

Porque, poco o mucho desaparece.
Si dibujo recio cerrojo con mi pluma.
Y lo ato fieramente con mi tinta.
Como acto de magia, se espuma.

Somos polvo en el viento,
huellas fugaces que se borran solas,
raíz en movimiento;
la vida nos enrola,
paso breve entre estrellas y amapolas.

Llevamos mil caminos,
sendas sin nombre que el tiempo destierra,
rastros ya sin destino;
y el sol que nos encierra
es testigo de un mundo que se aferra.

En sombras y en auroras,
somos canto perdido en lejanía,
como un eco que llora
la esencia de su día,
presagio de una historia que se enfría.

Pero brota en nuestra calma
la llama tenue que el tiempo rescata;
luz, suspiro y un alma
que en su amor se desata,
semilla de un recuerdo que nos ata.

Soy hijo de un tiempo que se pierde,
huella de arena que el viento destierra,
sombra fugaz que en la memoria yerra,
sueño en la llama que el olvido muerde.

Nací en la luz que en la penumbra arde,
breve destello que en la noche rueda,
pájaro preso en sus anhelos queda,
voz que al silencio vuelve, mas no parte.

Busco ser raíz y vencer la bruma,
dejar al cosmos mi pequeño eco,
brotar del polvo con un sueño eterno.

Mas soy apenas fugaz espuma,
polvo y memoria, susurro hueco,
que en el tiempo halla su cielo y su invierno.

Somos frágiles hijos del tiempo
y no queremos darnos cuenta,
estamos solo de paso,
aprovechemos el tiempo.
Hijo del tiempo no te detengas
sigue adelante aunque el sendero sea espeso,
no te amilanes, no seas cobarde,
sigue avanzando con la verdad como estandarte.

¿Qué ven mis ojos en el mundo a diario?
Es pregunta que, me hago, por instantes.
La respuesta es como, el rezo del rosario.
Ello, en verdad, me preocupaba bastante.

Es imposible, tantos frentes, somos Uno.
Vivimos masificados rompiendo el orden.
Aunque desees, no serás Igual a ninguno.
No aceptar tu unicidad genera desorden.

El ser no es inocente, está desinformado.
Hay chance aún, si al saber, has ignorado.

Hijos del tiempo
viajando en la poesía
unos de noche otros de día
en la ciudad o en el campo
Pueden surgir del canto
o parecer salido de un cuento
Así esparcen sus letras
para la eternidad
unas triste otras con felicidad
dentro de una misma esfera

Hijos del tiempo
Y se te dijera que el
tiempo no existe...
Que los hijos somos
solo cuando nuestros
padres nos engendran...
No sé mi amigo,
expresar algo
que no siento
se me hace
muy difícil...

Crear es un don que brota en la tierra cuando en el tiempo llega un hijo a iluminar la vida.
siendo una semilla que el viento ayuda a sembrar, buscándole el mejor lugar para germinar.

Sois hijos del tiempo como el botón del rosal que está en el jardín que el tiempo lo marchita así se marchita el corazón sois hijo del tiempo como el tiempo pasó dejó cerca la flor y un día brotó así brotó de mi alma y en mi cuerpo nueve meses terminó dio a luz una poda un botón con su primer llanto alegró mi corazón que solo el tiempo marchitó no ruedes más no camines quédate quieto inerte que quiero tenerte así para siempre en mis brazos cobijarte abrazarte besarte pues eres parte de mi ser retoño de mis entrañas que has germinado he visto nacer tiempo para que no lo quiero ver crecer quiero que se quede pequeño abrazarlo con todo mi ser

Hijos del tiempo, saturados de miedo, pero caminantes al viento... Pequeños que vagan van,vienen, se quedan ... Caminan, esperan la luz que aclare sus mañanas.

Tiempo, tirano de dos agujas.. quien pudiera dominarte... Quien pudiera menguar tu daño, quien pudiera parar tu agonía, quien pudiera pasarte de Cronos a Kairós... Quien pudiera.. dejar de ser tu súbdito para ser tu aliado. Tal, vez algún día Dios nos conceda la tan ansiada vuelta atrás... Tiempo... lo único que te ha vencido es el amor. 

Hijos del tiempo que viven para hacer versos y poemas, que no descansan hasta que la rima les salga bien, como un canto a la vida que tanto anhelan cuando se despiertan, en este mundo cada vez mas informatizado y lleno de indiferencias, donde el amor a pesar de todo quiere ser primero en la vida de todos, por que de que sirve la vida si el amor y sus caricias nos faltan, si asi fuera, sentiriamos que vagaramos por una planicie perdiendo el tiempo, y acompañados solo por la esperanza.

Le saqué los segundos y minutos a mi padre tiempo,
Pero en los años… solo me Invitó a dar un paseo.
Él siempre me dijo; a la envidia cómprale un gran espejo.
Y a la duda, regálale la seguridad del segundo.
Por eso, soy diferente, de este reventado mundo.

Porque no lo abrigo
porque no lo noto cuando llega
pero si cuando se va
aunque me susurre al oído
y me diga cosas bonitas para
llamar mi atención
no consigue enamorarme
Es tan relativo!
Sueña con atraparme
con detenerme y dejarme atrás
pero yo soy veloz
y también sueño con ganarle
Ser hijo del tiempo
puede ser una dicha
y también una condena
destruye mucho a su paso
pero también construye
seguramente es bipolar
tan loco como la vida
tan imparable como un huracán

Un hijo del tiempo ha yacido como un péndulo;
oscila entre la vida y la muerte.
Una mueca al destino lo divierte,
es excecrado yerto al confin sepulcral y trémulo.

Un hijo del tiempo es, un ser maravilloso que danza con la diáfana sinfonía del alma que estremece la eterna calma de la vida,que gira en pos del por siempre.

Soltando una leve sonrisa preguntaria la razón
Hijo del tiempo si tu alma es inmortal
¿A dónde va a parar cuando se frena el corazón?
La Justicia responde: Sus obras lo juzgaron al Seól.

Hijos del tiempo, errantes fieles,
buscamos el rastro en la quietud,
la eternidad fluye en la multitud,
somos sombras que al fin se desvelen




Autor 
Antonio Carlos Izaguerri